miércoles, 31 de diciembre de 2008

Suerte

He tenido muchos golpes de suerte, no voy empezar a enumerarlos todos, pero en momentos críticos siempre ha terminando saliendo el sol, tanto en asuntos de envergadura (siempre me llamó la atención esta palabra :P) como en chorradillas diarias.

No sé si he tenido y tengo más suerte que otra gente, o es que lo que para mi es suerte a otros les pasa por encima sin llegar a apreciar lo fortuito que hay en ello. Puede tratarse simplemente de conseguir el último objeto de algo que buscas en una tienda, aprovechar un papeleo en otra ciudad para matar dos pájaros de un tiro, tener tiempo de sobra para algo que pensaba que me ocuparía más, conseguir cita en el médico en la mejor hora, tener enfrente de casa un mecánico cuando descubro a primera hora de la mañana que el coche no arranca, encontrar aparcamiento a la primera, intentar conseguir un buen trabajo una vez perdido otro (eso de la puerta que se abre cuando otra se cierra) ... y lograrlo.

No sé, siempre veo en esos golpes de destino señales, buenas vibraciones, y cada vez que me veo en una de esas me sonrío aunque esté sola y nadie pueda ver mi sonrisa, como dando las gracias por lo que me acaba de suceder.

Esta mañana he tenido muchísima suerte: ayer escapé a la playa con el niño para respirar yodo y eché en un contenedor de papel de esa zona lotería no premiada de Navidad. Esta madrugada desperté sobresaltada porque me acordé de que una de esas papeletas jugaba también para el Niño y la había tirado junto con las demás. He tenido suerte de llamar a mi padre y que me cogiera el teléfono, de disponer de día libre y sin compromisos, de tener coche para acudir allí al cabo de un rato, y ver que mi padre, cual McGyver, se las estaba apañando para pescar los boletos. Y no sólo los hemos pescado, sino que al ver los demás, he descubierto anonadada que todas las participaciones que me quedé del AMPA del cole jugaban para el Niño, y también estaban allí tiradas.

Y nos hemos ido luego los tres a cortar naranjas, y el niño ha probado por primera vez en su vida los agrets, y le han encantado.

¿No es todo eso un gran golpe de suerte?

Feliz Año Nuevo a todos.

martes, 30 de diciembre de 2008

Engancharse... o no hacerlo

Me dice anoche mi amigo (el mismo que me hizo pensar tanto la otra vez), que quizás nos estemos enganchando demasiado el uno al otro. Otra vez reflexionamos en voz alta, aunque ese mismo pensamiento me había llegado a mi sin llegar a materializarlo en conversación. Y al sacar a flote la posibilidad de encontrar pareja uno de los dos, advertimos que ahi terminaría todo, que no habría persona, por muy tolerante que fuera, que "aguantara"que su pareja mantuviera casi dos horas de conversación a diario con otra persona de distinto sexo (por muy amigos que se consideren).

Y me acuerdo de gente con la que me cruzo en un foro en el que participo, y el mal rollito que me da ver que sus firmas, sus felicidades e incluso sus ubicaciones siempre dependen de otras personas, como si por ellas mismas no pudieran sentirse bien.

Y no quiero ser así. Quiero sentirme bien sin depender de esas dosis diarias de confianza. Que esos ratos me ayuden a estar mejor, pero no deje de estarlo el día que me falten, por una u otra causa.

Y... ¿cómo se puede uno desenganchar de las personas sin llegar a ser un misántropo o un aislado?

¿Cómo se puede tener la mente fría y "frenar" para evitar que las buenas costumbres se conviertan en dependencias emocionales, sean del tipo que sean?

lunes, 29 de diciembre de 2008

Por los viejos tiempos, Auld Lang Syne

Una de las cosas que más me llamaron la atención en todas las ocasiones en que viajé a Reino Unido fue el cuidado y delicadeza con que tratan a sus héroes nacionales, a sus edificios históricos, a su pasado, sin graffitis antiestéticos (que existen los estéticos, por qué no), sin rayaduras en los bancos con nombres de parejas que seguramente sean efímeras (ya se sabe, esos amores a los trece años...).

Cuando se viaja a Escocia, concretamente, no hay visitante que vuelva a su lugar de origen sin conocer la figura del poeta nacional Robert Burns, nombrado en todos los folletos turísticos, recordado de viva voz por todos los guías locales, sean conductores de bus o sean "de a pie". No se llega a conocer su obra, pero sí se recuerda su semblante, bien parecido, romántico, de facciones dulces (a veces la cara y los ojos sí son el espejo del alma).

Y dejó, aparte de su poemario y su recuerdo unánime en toda Escocia, un himno escuchado hasta la saciedad en multitud de películas, en infinidad de versiones.

Y deberíamos olvidarnos de su música para centrarnos en su letra, que diría algo así como:

¿Deberían ser olvidados los viejos amigos y nunca recordados?
¿Deberían ser olvidados los viejos amigos y los viejos tiempos?
Por los viejos tiempos, amigo mío, por los viejos tiempos.
¡Tomaremos una copa de afecto por los viejos tiempos!
(...)

Y hay una mano, mi leal amigo y danos tu mano
¡Y beberemos una copa de afecto por los viejos tiempos!


viernes, 26 de diciembre de 2008

Tarrofagia

Me dice anoche mi amigo que le hago pensar, cuando soy yo la que piensa que es él quien me hace pensar a mi. Consigue que dé un giro completo a mis planteamientos, y una vez que me lleva a su terreno convenciéndome, resulta que era yo la que lo había convencido a él.

Y llega un momento en que no sé si tengo ideas propias o mi mente es como una bola de pasta de modelar que cambia de forma y de pensar en el momento en que me enseñan otro modo de ver las cosas.

Y retrocedo a la infancia, como si empezara de nuevo, como si todo lo que he aprendido estos años no fuera más que un ensayo, y me pregunto cuándo terminará de evolucionar mi pensamiento.

¿Será que soy una chica fácil? :P

jueves, 25 de diciembre de 2008

Atando y desatando cabos

"Cada vez que eliges enfadarte debido al comportamiento de otra persona, la estás privando de su derecho de ser lo que ella escoja. Dentro de tu cabeza está la frase neurótica: "¿Por qué no eres más parecido a mi? Entonces te querría y me gustarías en vez de enfadarme. "Pero los demás no serán nunca como tú quieres que sean, todo el tiempo por lo menos.

Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán distintas a lo que tú quisieras que fueran. Así es el mundo. Y la posibilidad de cambiarlo es nula. De modo que cada vez que optas por la rabia cuando te enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas a la vez por dejarte herir o inmovilizarte de alguna manera por culpa de la realidad.

Ahora bien, eso es una tontería. Molestarse por cosas que no van a cambiar nunca. En vez de escoger la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen derecho a ser diferentes a lo que tú quisieras que fueran. Puede que no te guste que así sea, pero no tienes por qué enfadarte por ello."

Wayne W. Dyer (Tus zonas erróneas, Adiós a la Ira)

Bien, hay algunos pequeños matices que hacer sobre esta acertada observación del Sr. Dyer. Si llegas al extremo de sucumbir a la ira o la pataleta, no creo que sea sólamente por alguna actitud que no te guste de la otra persona, sino más bien porque la otra persona te importa lo suficiente como para desear o esperar algo de ella que no te es dado por cualquier otra razón (por no haber correspondencia afectiva, por introversión, por falta de motivación suficiente de ella hacia ti...). Entonces, la frustración se traduce en reproches injustos e infantiles (glups).

Y así seguiríamos hasta desembocar en lo que comenté hace poco en la entrada "Amistat": todos ramificamos nuestros afectos hacia personas que los ramifican a su vez hacia otras personas, y así se constituye una red de contactos que es lo que enriquece las relaciones, propiciando que otros amigos o conocidos nos presenten a sus amigos o conocidos, que a su vez (quién sabe), pueden llegar a ser amigos nuestros algún día, o quedarse sólamente en conocidos.

Sea como fuere, captado el mensaje principal, intentemos aceptar a las personas si es que las queremos, no sea que a otras personas les suceda lo mismo con nuestros defectillos y seamos víctimas de ese trato en nuestras propias carnes (o huesos).

Digo yo que la química y el cariño deberían estar por encima de las diferencias.

Mai Meneses y Benedetti

Había visto la primera edición de "Operación Triunfo" guiada por mis amigas, y aunque al principio no comprendía cómo podían estar tan implicadas con aquellos jóvenes a quienes no conocían de nada, sólamente tuve que ver un par de ediciones paa contagiarme de su entusiasmo.

En la segunda edición el nivel había subido muchísimo, visto el éxito de su predecesora.

Y allí estaba ella. La recuerdo mezclada entre gente de diversos aspectos físicos y procedencias; no destacaba especialmente entre los demás a simple vista y su mediocridad entre chavales con imágenes más impactantes quizás precipitó su prontísima salida.

Pero no sé por qué, me fijé en que, pese a su voz aniñada, había algo en ella de lo que carecían sus demás compañeros; tal vez una extrema sensibilidad y un deseo más ferviente de lograr su sueño, que se hacía patente cuando hablaba y -entre lágrimas y voz temblorosa-, repetía una y otra vez que después de licenciarse en Derecho, aquella era la última oportunidad que le daba su familia para seguir el inseguro e inestable camino de la música. No cantaba mejor que las demás ni era la más espectacular visualmente, pero recuerdo haberla escuchado en las galas preliminares y notar un pequeño nudo en el estómago. Me dio enorme pena cuando la eliminaron la primera, y volvió a cantar, esta vez con lágrimas en los ojos, mientras los más Superstars quedaban allí superando más etapas en el concurso que ella.

Igual que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, pienso que lo que le sucedió a esa chica fue estar rodeada de demasiada belleza de celofán. El brillo de los demás pueden impedir en ocasiones brillar, y más siendo tu envoltura de papel de diario, más vulgar quizás que el conjunto.

Pero ella siguió su sueño, y finalmente consiguió un éxito que no logró prácticamente ninguno de los de su edición, que fueron diluyéndose como humo con el tiempo.

Entonces, es que aquella salida no era el final...

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Silencio

Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo
(proverbio chino)

Por todas las veces en las que he hablado más de lo necesario; por todas las meteduras de pata; por todas las situaciones de vergüenza de mi misma; por todas las palabras puestas en boca de otras personas con tal de romper hielos y propiciar acercamientos; por contar demasiado de mi vida a gente anónima a la que no puedes ver los ojos ni interpretar la expresión de sus caras; por mi nerviosa locuacidad; por no dejar hablar y en ocasiones no ser demasiado consciente de ello; por intentar hacer virtud de una franqueza que tal vez sea sólamente resentimiento y rabia; porque esa franqueza en algunas ocasiones puede ser positiva, pero en muchas más puede hacer daño sin pretenderlo; por no hablar lo suficientemente claro para que me entiendan; por ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio; por los malentendidos... y los bienentendidos no deseados...

... me propongo a mi misma en mi mismidad hablar la mitad, sea a viva voz, sea en una pantalla de Internet; leer varias veces un texto antes de darle a Intro, leer varias veces un texto antes de citarlo y sacar conclusiones precipitadas. Pensar (todavía) más, pero contar muchísimo menos. Leer detenidamente, palabra por palabra, antes de reflexionar.

Y dejo constancia el día de Nochebuena de 2008. Acepto tirones de orejas y collejas virtuales si me desvío de la senda propuesta.

A buen entendedor, pocas palabras bastan...

jueves, 18 de diciembre de 2008

Redes y desencuentros

Los primeros desencuentros fueron ajenos a los dos: pequeños cortes virtuales, dando a entender que tal vez la tecnología fuera sabia; más tarde, maneras distintas de entender el mundo y las cosas hicieron que, cuando la línea fluía, no fluyeran las frases, que ahora salían costosamente como en cuentagotas.

Y virtualmente se fueron alejando... hasta no recordar ya qué era lo que los había unido.

Gaviota blanca sobre cielo gris...

Rodeada de muebles de estilo clásico -no exentos de "clase", pese a distar bastante de su gusto-, se desperezó semidesnuda, lentamente, mirando hacia el único rayo de luz que entraba por la ventana a su izquierda. El color de ese rayo no era el mismo al que ella estaba acostumbrada. Claro, diferentes colores de cielo, diferentes matices de luz...

A lo lejos oyó una gaviota; definitivamente, no soñaba.

Cuando él se acercó a saludarla y la miró con sus ojos verdeazulados, ella fue consciente de que el viaje había merecido la pena.

Antropofagia romántica

Cómo le gustaba esa chica... Esa piel blanca y suave, ese aroma que emanaba a jabón de bebé; esas falanges cortitas, de uñas rosadas. Le gustaba tanto que realmente no sabía por dónde empezar. Después de pensarlo durante dos minutos, se decidió por los dedos de los pies, había menos carne en ellos y le resultarían menos indigestos...

Cuento amargo

Subió las escaleras con toda la parsimonia, dejando que la cola de su vestido rozara los escalones uno a uno, ennegreciéndola a cada milímetro. Su perfil era majestuoso, distinguido, de nariz importante y cutis perfecto. A medida que iba avanzando hacia el dormitorio conyugal mil ideas bullían en su mente, como una maraña de sentimientos, deseos, miedos. Su flamante marido la esperaba tumbado en la cama, excitado, nervioso, expectante.

Encima de la mesilla de noche, una bandeja con dos copas de cava y una botella recién descorchada la aguardaban, al igual que un futuro -planificado mucho antes- lleno de tópicos. Y entonces ella, con una media sonrisa, se atusó el pelo, se dirigió hacia el balcón y se tiró al vacío. Bah, había pensado, total tomo el camino más corto.

Palabras amarillas

A menudo le venían al pensamiento aquellos tiempos en que el mundo era en blanco y negro, y, mientras escribía como una autómata en el ordenador del trabajo, recordaba aquella caja de metal, aquel aroma a talco, las flores secas, y como, en una especie de escondite bien planificado, se adivinaban trozos de papel amarillento. Su abuela murió sin saber que aquellas cartas serían leídas por alguien algún día, y tuvieron que pasar dos generaciones para que se descubriera su secreto.

Entonces un día, aquel señor sin nombre y con apellido, que se hacía llamar jefe, le mandó la distraída tarea de eliminar archivos innecesarios de su equipo. Pasaron varios días y fueron cayendo a la Papelera de reciclaje montones de documentos obsoletos, uno tras otro; y fue en uno de esos momentos, cuando, de repente, encontró aquella carpeta sin nombre... La hubiera eliminado sin más, como había hecho con tantas otras sin apenas pestañear, pero un raro impulso la empujó a abrirla, y ver como, a su vez, ésta se abría en otra, y la otra en otra más, y, como en aquella caja oxidada que guardaba en el armario de su casa, se fueron desplegando hasta veinticinco carpetas más, amarillas como aquel papel, y detrás de todas ellas, y en formato word, encontró una historia de amor.

Whisky escocés

Qué maravilla la mente humana, la de cosas que es capaz de almacenar, imaginar, prever, recordar...

Siempre habían coincidido rodeados de otra gente y otros elementos: compañeros de trabajo, otros amigos, interferencias de plástico, plasma, cobre...
Llegaron al restaurante con algo de timidez, los dos solos. ¿Qué sentido tenía que ella se hubiera pintado los labios, si nunca lo hacía? ¿podría darse un malentendido y pensar él que quería seducirlo? no, no, inmediatamente apartó ese pensamiento con un leve movimiento de cabeza. Ay la mente, qué retorcidilla es a veces... siempre.

La cena transcurrió de forma amena, con risas, aunque algún momento incómodo hubo, sobre todo cuando se cruzaban las miradas... "no, no, somos amigos, no debo pensar nada más", se decía ella. ¿Y él? ¿qué pensaría él?, a saber... él también pensaba, hecho que parecía que ella olvidaba en ocasiones. ¿A qué santo tanta incomodidad? cuando terminaron marcharon a un Pub donde se sentaron en un rincón, con asientos de skai y láminas en blanco y negro sobre sus cabezas. La música estaba a un volumen que no implicaba que tuvieran que levantar demasiado la voz, ni siquiera acercarse. Tenían unos vasos de whisky delante, todo iba surgiendo más cómodamente, con la complicidad del alcohol, y ya se acercaban las piernas al hablar. El lenguaje gestual era evidente, pero ninguno de los dos hacía nada. Ella le dijo algunas cosas en voz más baja para que él se acercara, y él se acercaba gustosamente. Ella se levantó para ir al servicio y se miró al espejo, y comprobó que todo estuviera bien, algo nerviosa. ¿Qué estaría pensando él? a saber... Y pusieron aquella canción, y ahí el destino les tenía preparada esa fracción de segundo en la que se deciden las historias de amor. Y se miraron fijamente, "qué ojos tiene", pensó ella, "qué guapa es", pensó él. Pero pasó aquel instante, y ninguno de los dos hizo nada. La velada transcurrió normal y corriente, la magia se había esfumado. "No le gusto", pensó ella, "no le gusto", pensó él.

Cuando se despidieron, en la puerta del Pub, quizás para no verse más, ninguno de los dos hizo ningún esfuerzo para continuar la noche.

Ay la mente humana, qué complicada es a veces... siempre.

Cuento de Navidad

Viendo el estado de desesperanza de su amigo, precisamente ese día en que la había pillado en chándal, sin peinar y con los síntomas premenstruales somatizados en granitos alrededor de la boca de esos que joden tanto, le cogió de los hombros y agitándolo suavemente le dijo:

- Lo que tienes que hacer es ir hacia la persona a la que amas y decirle a la cara lo que sientes por ella. Harry le dijo a Sally que cuanto antes se declararan dos personas, antes empezaba el resto de sus vidas, ese resto en el que querían estar siempre juntos, ¿no recuerdas la peli?

Y él se volvió hacia su amiga y le dijo: te amo.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Deseo, frenazo, aguante

¿Creéis que es posible parar el deseo i el interés hacia otra persona con la suficiente frialdad como para no dejar que la cosa "vaya a más"?

¿Creéis fácil abortar ese proceso natural y al mismo tiempo en ocasiones rozando la peligrosidad?

Pensad si una fantasía con otra persona, aún teniendo pareja estable y feliz -los sexólogos opinan muy bien de las fantasías sexuales en el seno de una pareja estable, aduciendo que dan vidilla al asunto-, la dejáis que quede sólamente ahí quieta parada y sóis capaces de evitar que vaya a mayores o, en cambio, pensáis que si evoluciona dentro de vuestra cabeza implica otro tipo de "interés" que podría poner vuestra estable relación en la cuerda floja, haciendo que os planteéis la misma.

Pensad...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Amistat


Sin que sirva de precedente (o sí, jeje), voy a escribir esta entrada en castellano, ya que, aunque parezca contradictorio, paradójico o raroso, me expreso mucho mejor.

Leí hace poco una frase dicha por Peter Ustinov que decía así:

No creo que los amigos sean necesariamente la gente que más te gusta, son meramente la gente que estuvo allí primero.

Pues bien, esa frase me estuvo rondando por la cabeza durante unos cuantos días, ya que precisamente pensaba hace poco por qué tendemos a buscar la compañía de personas que, a su vez, buscan la de otros, formando como un dibujo de una molécula, con diversas ramificaciones tendiendo al infinito y más allá...

Yo misma me sorprendí viendo cómo tengo en mi entorno amistil personas que, si dejaran de buscarme o llamarme por teléfono pasarían al olvido por mi parte, aunque suene duro visto así. Sin embargo, yo a su vez soy persona totalmente prescindible para muchas otras que a mi sí me atraen de esta o de otra manera. Y el conjunto es un todo totalmente descompensado, con muchas frustraciones en quienes creemos que damos más de lo que recibimos y causantes de las mismas en otros, quizás sin ser demasiado conscientes de ello. Somos importantes e imprescindibles para algunos e indiferentes para otros, sin que haya una correspondencia mutua en ese sentimiento.

Por otra parte, analizando la frase "la confianza da asco", que siempre usé y siempre odié, ayer me dieron otro punto de vista completamente distinto al que yo venía interpretando.

Siempre había pensado que era una verdadera pena perder ese halo de misterio que infunde respeto a los demás hacia uno mismo. Puede que todo tenga que ver con baja autoestima, sería lo más probable, pero para mi dejar de ser alguien "atrayente" para los demás (ese atrayente dicho con pinzas, plis), y pasar a ser alguien aborrecible, todo por adquirir más confianza, me dio siempre mucha rabia.

El otro punto de vista que me dieron fue el de quedarme sólo con la parte de la confianza y obviar el asco. No está mal ese planteamiento, ya que pensando como yo se puede correr el peligro de no querer nunca profundizar en las relaciones (pienso que no es mi caso, pero...). Esa nueva interpretación de la frase incide en la necesidad de poner siempre balanzas. Ya lo hacemos cuando tenemos que elegir cualquier cosa en la vida, no es menos ocasión la de hacerlo cuando se trata de gente.

Tendríamos pues que pensar que más vale la confianza que hemos conseguido que el asco que adquiera la relación en determinados momentos.

Ya.