Toda esta reflexión ha empezado por Feisbuc. Me registré por probar -y por la cabezonería de un maño, todo sea dicho- hará un mes, puede que menos. En este breve lapso temporal he recibido dos "peticiones de amistad" que me han hecho poner cara de póker. He ignorado ambas.
A ver, yo abrí un blog porque lo que más me gusta del mundo es escribir, y por ende, compartirlo. Luego, a raíz de registrarme en un foro creado a partir de un programa de culto de TVE que seguía casi desde el primer día, empecé a dar y recibir a lo bestia, y se convirtió en muy adictivo el hecho de que el feedback funcionara tan fluidamente.
Empecé/zamos a abrir hilos de discusión de muy diversas índoles, tocando temáticas tan variadas como literatura, cine, televisión, gastronomía, aromas, aquello que nos aburría soberanamente, aquello que nos hacía un poquito más felices cada día, lo que nos hacía rabiar -a unos más que a otros, ejem-, e incluso un hilo llamado genéricamente Lo confieso (hilo-estrella, diría yo...)
Al principio, todo era en forma de posts públicos y a mí me estimulaba bastante escribir cualquier cosa y ver, en forma de respuesta, que otras personas tenían los mismos gustos que yo, o al contrario, gustos completamente dispares. Conocer a más de una persona que adorara a los Pixies tanto como yo era algo que no me había sucedido hasta esa época, por ejemplo. Todo esto como que me daba vidilla e intelectualmente fue un gran aliciente en mi limitada vida (más que nada por vivir en un pueblo y tratar siempre con las mismas personas).
Más tarde, mediante la opción de los mensajes privados dentro del mismo, fue para mí sorprendente que aquellos nicks y avatares tuvieran algún interés en contactarme por la vía privada, dándome sus verdaderos nombres y contándome algo más de sus vidas -ocultas hasta ese momento por el anonimato de un pseudónimo.
Un poco más tarde aún, se creó una sala de chat dentro del foro, y aquello fue todavía más excitante para mí, que nunca había estado en uno -quitando uno de prueba en los últimos noventa en clase de ofimática-. Ver a tiempo real que aquellos nombres hablaban, reían, soltaban chascarrillos... me fascinó, simple y llanamente.
Este chat dio sus frutos en forma de otros privados dentro del mismo, intercambiándonos el Msn, lo que ya propició interrelaciones más "normales", con la única y simple particularidad de que el origen había sido Internet.
O sea, lo expliqué de manera cronológica: nos leíamos, intercambiábamos, nos seguíamos, y, al igual que sucede por la calle, nuestras propias afinidades o simpatías nos fueron uniendo - a unos más que a otros-, como ha sucedido, sucede y sucederá siempre.
Fuera del ámbito del plástico, el metal y las formas cuadradas, algunos hemos hecho por vernos ya en persona en bares, restaurantes o pubs, frente a una cerveza, un plato de entrecot o una taza de chocolate. Los que hemos traspasado "la barrera psicológica" del teléfono (que hemos superado el corte de llamarnos, vamos), todavía hemos conseguido mayor ligazón, y en temporadas sin conexiones ni cableados, seguimos en contacto. Incluso con más contacto que con los amigos del pueblo.
Resumiendo, hasta hace tres años, tenía amigos y conocidos del pueblo, de los estudios, de los trabajos, del mundo nocturno y del diurno, y hace tres años, empecé a tener amigos y conocidos entablados en el entorno de Internet.
Pero siguiendo un orden, una lógica...
Leí hace pocas semanas a un columnista de El País hablar de las redes sociales como de meras colecciones de amigos, como quien colecciona cromos. Y esa impresión, justamente esa, ha sido la que me ha hecho poner cara de póker esta mañana al abrir el correo electrónico.
He pinchado en los Muros de otros contactos, y cuál ha sido mi asombro al ver que hay quien, en un intervalo de pocas horas, agrega veinte amigos a sus listas.... ¿cómo lo harán?
Yo tenía entendido que una amistad se iba forjando poco a poco, alimentándola cada cierto tiempo, mediante una conversación, una carta (ahora email)... incluso sirve un triste y breve sms.
Pero... amigos de la noche a la mañana, ¿en base a qué criterio? ¿porque te han visto como amiga de alguien común y les ha gustado tu info de perfil (poca para hacerse una idea, por cierto), ¿porque les ha gustado el saludo que has hecho a esa persona (hola, guapa, me he apuntado...), ¿porque les ha molado la foto que te has colocado? ¿por qué? a día de hoy soy incapaz de encontrar una explicación.
Quizás es lo que se comentó en aquella columna (rabia me da no acordarme de quién la escribió :(): el error era etiquetar a toda la gente con la etiqueta de amigos. El Msn al menos te da la opción de agrupar a la gente por familia, contactos, amigos, trabajo... (aunque no la usemos).
El Facebook directamente te hace tener doscientos amigos, y sin embargo pasar un triste domingo por la tarde, más sola que la una (no fue mi caso ayer, jeje, era un ejemplo).
C'est la vie.