viernes, 30 de diciembre de 2011

Un texto enrollado en un tallo


Marché uno de estos días a la playa con frío... a mi playa con frío. Iba sola, y miraba abajo, hacia donde suelen mirar las personas que buscan cosas, o buscan algo, o se tratan de buscar a ellas mismas. Entre los miniplataneros había un diente de león, y a riesgo de considerarme planticida, o floricida, o como sea que se diga esa cida, lo arranqué. Resultó tener una raíz inmensamente larga, y con un mínimo movimiento de mi pulgar y mi índice cedió, desplegando un lienzo con dibujos y textos. Abrí la puerta de la casita, la puerta llena de arena pegada y suciedad de todos los meses transcurridos desde el último verano. La chimenea, que nunca funcionó bien -la maldición de mis chimeneas :)- me regaló un fuego constante y limpio de repente. Empecé a leer sobre el fondo verde del tronquito de mi nuevo y muertecito diente de león:

"Es cierto que el paisaje empezó a ser distinto, y de repente empezaron a  vivir a mi alrededor los colores y sensaciones que el cine me había proporcionado los años anteriores. Olvidé quién había sido hasta la treintena, y ya solo eran flashes de memorias difusas, anécdotas magnificadas por la percepción errónea quizás de mis recuerdos y poco más. Me levanté, llené el coche de lo necesario para no morir al menos de hambre y sed y marché en el que había estado acompañada hacía bien poco. Esa vez fue el color, la luz y el verano mismo. Nunca hasta entonces había visto una estación condensada en una visión como aquella tarde,  y ese sol del atardecer, y el calor, y por primera vez en tiempo puede compartir esa sensación. Ahora estaba sola, con mi alma, mi pensar y mi sentir como en conserva, cerrados al vacío. Si bien nadie es perfecto, no es de recibo que se te recuerde continuamente lo imperfecta que eres. La hierba estaba húmeda en aquel punto, seguro que algo de lluvia había caído. Encuentro preciosas las montañas, disfruto admirándolas. Necesitaba llorar. Más, porque esta vez solamente lo había hecho durante un día entero; no era posible que no me quedara más dolor dentro. O sí, si había ido saliendo a goteo los meses anteriores. Paré el coche, estaba sola, completamente sola, y al bajar y no poder comentar con nadie lo que sentía me vine abajo, llorando amargamente, enrollada en el suelo, sintiéndome morir..."

Lamento profundamente el daño que me he hecho a mí misma, y el daño que he hecho a la gente que me quiere mostrándoles tristeza casi a días alternos. Pero me alegro de haberles mostrado alegría también un día de cada dos. Me alegro de contar con Arcade Fire, Yo la tengo, Wilco, Band of Horses, Van Morrison y Neil Young... porque me han hecho sentir muy bien. Y de mi recientísimo encuentro con Melville y Bartleby, por supuesto un personaje mil veces más sombrío de lo que lo he sido yo estos meses. De lo que lo he sido...

Feliz Año Nuevo

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La amabilidad del cosmos


Más allá de todo lo que no se ve, de bruces con una afirmación certera y preciosa. Ayer hizo quince años que Carl Sagan viajó a las estrellas -sus estrellas-. Fuera incertidumbres, deseos...; estamos hechos del mismo material del que están hechas ellas. Hay algo luminoso en mí... y en ti.

No es fácil escribir sobre algo que solamente los demás podéis ver... o no ver.
¿Qué imaginas tú? la mirada... tan importante. No sé si sabré hablar a través de ella, voy a intentarlo al menos. Pero no será fácil sin derribar antes algunos muros. Mis -minúsculos ya- traumas, la contradicción ante el espejo, la actitud, la pose... Borra de mis ojos esa tristeza bella, como la describiste en el momento en que nos miramos más segundos de los que son habituales entre desconocidos.

Si algo me han enseñado los desencantos es a saberme bien o mal mirada. No sé cómo será nuestro próximo cortocircuito, porque sucede siempre: se explosiona en positivo o en negativo, pero algo estalla, se rompe.. o empieza. No tengo ya ningún rechazo ni reparo ante mi cuerpo, espero que tú tampoco lo tengas, ni que te incomodes ni me hagas sentir incómoda a mí. Nunca más. Serás una vía para que yo me deslice, con suavidad, y puede realmente resultar algo placentero, bello y deseado.

Me di cuenta hace ya tres años de que se plasmaba solamente aquello que veía el que enfoca y dispara. De ahí las sorpresas -agradables sorpresas-, y las subidas de autoestima -sin pasarse-, y el sentirse bien, y el proyectar ese sentir, y y...

Podría sobrar el color, o jugar a magnificar los míos naturales. Pueden resultarte agradables, al menos son cálidos y armoniosos, sin contrastes.

Empezar las cosas al revés tiene su punto.Y hubo algo mágico en que nuestros duendecillos comunes nos acompañaran ese rato raro pero bonito.

Fue un bálsamo para mí el modo en que me miraste, pese a ser un despojo triste en esa madrugada de viernes a sábado improvisada, fría, húmeda y loca. Unas horas antes había implorado cariño y un abrazo de forma totalmente humillante... Me fue negado, y en cambio tú te ofreciste a mí sin conocerme...

¿Te animas a cavar conmigo? puede que nos encontremos...

sábado, 17 de diciembre de 2011

La teoría del caos y las nubes de viento

(foto: Santi Vallés)

Parece ser que ayer la gente pasó la tarde mirando el cielo porque estaba realmente impactante. Internet se fue llenando, mágicamente, de fotos llenas de nubes de viento. Y a mí, que me embobo mirándolas cuando son solo nubes normalitas, se me pasó, ni me enteré :(. Debería haberlo hecho, haber tomado muchas fotos. Si hubiese mirado hacia arriba ese rato, si hubiese estado en la calle, en el aire, en lugar de sentada frente al pc, hoy no estaría triste.

Podría decirse que trabajo todos los sábados del año. Hoy no, y ni me acordaba. Me lo dijo casualmente mi compi. Elegí hacía semanas este día por tener que librar uno, a voleo. Si hubiese trabajado... hoy no estaría triste.

He pasado la tarde en un sofá que no es el mío, tapada con una enorme colcha negra y gris y con un encanto de pareja mimándome. Triste. Hemos visto Match Point cuando estábamos casi a puntito de empezar Die Welle. Puro azar en el último segundo. Y yo, con mi típica tarrofagia pensando por qué tuvieron que darse esas dos circunstancias juntas, principalmente la de no trabajar este sábado. Cómo, aún sin cambiar un ápice la realidad, no hubiese tenido lugar una conversación tan fea, en absoluto necesaria porque estaba ya todo dicho, de manera muchísimo más suave y bonita. El no querer y la no crueldad pueden convivir en armonía.

Empieza la peli, que recordaba de manera difusa, y nos dicen:
Aquel que dijo "más vale tener suerte que talento", conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control
El motivo de mi última gran tristeza, aunque latente, ya había dejado de mortificarme hacía semanas. Sin necesidad de "muletas" externas -liberada-, pensaba editar un libro (¡por fin!), dibujar, pasar otras tardes de sofá con mi gente y en nuevos proyectos de trabajo que me ilusionaban, me llenaban y me llegaban. No fue pues esa circunstancia la causante de mi tristeza ahora a las 21:21, sino el hecho desencadenado después y de nuevo la desilusión gigante de saber lo importante que es el tacto a la hora de decir las cosas a la gente que queremos y el poco uso que hacemos, como si tuviésemos un corazón de piedra vieja. 

He pasado muchas horas tratando de entender por qué matamos tantas veces por la boca, y no sé si ha sido por pensar tanto, por el tema del azar o por el viento traedordenubesraras, pero por el camino he tenido una especie de sueño en el que conducía a las seis de la mañana por una carretera desierta y mojada rumbo a un mundo nuevo :)

lunes, 12 de diciembre de 2011

If you see what I've seen with your eyes...


Ella sentada sobre una piedra. La mañana ha nacido brumosa, el paisaje está impresionante. Él la observa con ese fondo de impotencia de aquello que se desea de vez en cuando y está prohibido tocar. Se le tuerce el gesto al recordar ese pacto, y siente el pequeñísimo nudo que forma parte de su persona desde aquella conversación.

- "No me dejes", había suplicado ella.
-"No, no lo haré, solo dime qué debo hacer para que no me dejes tú a mí", recuerda haber dicho él... contra todo pronóstico.

La mira, y en ese momento moriría por dibujarla entera solamente aproximando un centímetro las yemas de sus dedos; sin tocarla, sin dañarla. En ese momento... no en otro, ni en todos los momentos.

El corazón de ella ya no se cree nada. Está hibernando de nuevo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

El mundo está parado


Esta mañana escuché por la radio a la ministra italiana tropezando bruscamente con un nudo de emociones (aquí). Luego, al primer ministro renunciando a más dinero público a su favor, que total, no le hubiese servido absolutamente para nada. Son absurdas algunas cifras llamadas sueldos. Vergonzantes.
La radio me hace compañía en mis domingos, y algunos ratos incluso me da alegrías. Noticias sobre récords en donaciones de órganos hace unos diez días (vaya, esa noticia no está en primeros resultados de google :O).

Cristina vino a visitarme hace poco. Es sencilla, vive austeramente, como todos; no trabaja, como la mayoría. Hablamos de unos días recientes sin tele en la casa de sus padres, y cómo se rieron todos; los imaginé a gusto, hablando y mirándose a los ojos, como antes. Muchos de nosotros, de niños agradecíamos a quien fuese que se fuera la luz. Era ese el momento en que sin distractores disfrutábamos de nuestros papis y hermanos. No nos veíamos -la luz solía irse en meses húmedos, cuando el día dura tan poquito-, pero pocas veces me sentí más unida a ellos. Y luego hay quien no cree en esos lazos invisibles que nos unen casualmente.
El mundo está quietecito ahora, echando mano de despensas -reales o figuradas-, hablando más en las plazas, tratando de alegrarnos más unos a otros. Somos más altruistas, más generosos, como si lo anterior hubiese simplemente desaparecido. Más buena gente.
Siento cosas buenas que me vienen en forma de pensamientos. De vez en cuando recibo emails o mensajes internos de feisbuc sorpresivos. A veces parece que no vengan de personas concretas, porque no los veo, no huelen, ni saben, no sé si son de textura suave, ni siquiera sé si tienen voz ni cómo se mueven. Sin entrar en temas religiosos, con los que no comulgo -nunca mejor dicho-, puede que sean ángeles.
Me quejo porque me parece poco, porque necesito más el contacto físico que otra gente y que otras veces. Hace mucho tiempo que dejé de tenerlo, y cuando tuve esa posibilidad... tampoco podía tocar, ni ser tocada.

El mundo está como parado. Visto desde arriba es un todo difuso. Visto desde abajo es como una capa gris, pero llena de muchísimos dientes de león volando. Son pensamientos, que van uniendo personas, aunque apenes lleguen a conocerse más allá de algunos ratos. No me encuentro bien, todo me da vueltas  y creo que soy yo la única que gira.

Pd: Totalmente improvisada. A ver si tú puedes ayudarme :)