viernes, 9 de julio de 2010

Una maravilla

 
Ya ni recordaba el tiempo que hacía que no me había enganchado a algo. Bueno, lo del solitario spider es algo provisional... :P-.

Fue de las primeras descargas que hice cuando me puse el ADSL en casa. Sus contemporáneas fueron las "Historias para no dormir", del gran Chicho, pero eso ya irá en otra entrada cuando le llegue el turno. No hay prisa.

La tele de esa época, pues bueno, ya se sabe. Una había y buena que era. En este caso, mejor quizás que en otros, la calidad vale toda la cantidad que se nos pueda poner a nuestro alcance.

Yo ese año -1982- estaba con la primera comunión, el Mundial del Naranjito y las ganas locas de que pasara el mes de mayo y mi madre me diera tijeretazo a la melena criada para un solo día, cómo somos las personas. Sacamos la tele al patio –antiguo corral que empisamos cuando desaparecieron las últimas gallinas-, y allí estaba yo, con una toalla sobre los hombros, viendo caer a ramalazos mechones largos y abundantes de pelo castaño rojizo. Ya entonces le cogí manía al pelo largo y es una de esas manías que aún me duran, fíjate.

De esa serie, que me entero ahora que fue la más demandada por los espectadores para que la revisaran, digitalizaran y no sé qué más “aran”, recordaba cosas difusas: el tono grisáceo, que la daban tarde y lo atrayente que me parecía Cayetano ese tiempo (glup). Lo que hace, hay que ver, el ver –valga la redundancia- las cosas desde una perspectiva distinta, de los ocho a los treinta y seis años, y sobre todo, entendiendo esa historia. Y eso que a veces, sea a los ocho, sea a los dieciséis, uno se ve con total capacidad crítica, y no exagero (aunque hablo por mí, que soy una exagerada).

Estos días me vi, como otros años, con tiempo libre, con muchas horas de luz, y  con alguna que otra preocupación en la cabeza que tenía que disipar del modo que fuera.  Este viaje los libros no me han servido para dejar de pensar en lo que no quería ni quiero pensar, y la gran adquisición que hice accidentalmente de un netbook me ha servido más tal vez de lo que pude imaginar.

La serie es, si no se ha adivinado ya, “Los gozos y las sombras”. Y qué serie, madre mía, qué cosa más bien hecha. Galicia lloviendo, Galicia siendo, con sus sonidos, con su ambiente, sus olores –se nota mi debilidad, creo-. Galicia detrás o encima de una gran historia en la que pasa de todo. Momento histórico, gran momento histórico de un gobierno que agonizaba o, mejor dicho, que estaba condenado a muerte, y no una muerte fortuita, sino cruenta y, según quien lo diga, según quien lo lea, injusta totalmente.

Piensa uno que el gris de los años previos al '36 era triste, como se ve en la serie (¿ya la he recomendado?), pero los siguientes años, los siguientes grises, esos sí fueron oscuros, siniestros, funestos. Como en todo, habrá quien piense que quitar Ilustración para meter lo que se metió estuvo bien. Allá ellos. Pero no vine aquí a hablar de política.

El elenco de actores, ¿acaso son buenos ahora que ya sabemos su trayectoria de los últimos treinta años? Yo diría que no, que ya eran inmejorables entonces, así como los decoradores, los guionistas, o quienes adaptaron ese guión, los encargados del vestuario. Todos.

A quien guste del costumbrismo del que tanto gusto yo, solo ver la preparación de los alimentos desde que se compran en el mercado hasta que se llevan al plato, con los instrumentos que se usaban entonces para cocinar… solo eso ya les llegará para decir: “qué bien mostrado”. A los que conozcan la novela –no ha sido mi caso-, poner cara a personajes tan bien armados como Carlos, Cayetano, Mariana, Juanito, Clara, Rosario…les llegará igual. Y a los románticos, deciros que esta historia supera con creces para mi gusto cualquier historia que haya conocido hasta ahora –haré la excepción de Fermina y Florentino, claro-.

Como diría aquella, con esa gracia que tenía: no perdérsela.

PD: el único pero, si es que tiene alguno, es esa sensación de vacío que siento ahora cuando pienso: “ y qué veo yo ahora después de esto?”

5 comentarios:

  1. Cuando llegó la serie, hacía ocho años que había leído la trilogía. Y me había enamorado de Clara Aldán. Entonces Clara Aldán se encarnó en Charo López. La voz de Charo López. Las formas de Charo López. Las tentaciones de Charo López... La estoy viendo. Otra vez. Dejémoslo aquí.
    Y gracias por traérmela a la memoria. A Charo. Y la serie, claro.

    ResponderEliminar
  2. ¡Y Rosalía Dans!
    Una gran, gran serie, sin duda

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, Daniel, no me extraña nada ese apasionamiento tuyo con Charo López, porque viéndola estos días me quedaba embobada literalmente ante sus rasgos, qué belleza, qué voz. Toda la razón, y eso que la opinión de una mujer hacia otra mujer puede ser quizás más "parcial", jeje.

    En cambio, Xibeliuss, a Rosalía la vi deslavazada, y eso que recordaba que esos años fue mito erótico -seguramente vería algún Interviu por casa...-. No sé, la encontré ojerosa, de boca pequeña... Gustos.

    A mí quien me ha enamorado en cierto modo ha sido Eusebio Poncela en la piel de Carlos Deza, y no por su atractivo físico -que también-, sino por contrastar tan exageradamente con el resto de personajes masculinos que se nos muestra, por no encajar en esas típicas conversaciones entre hombres cuando hablan de las mujeres -detesto eso :(-, por ser la antítesis del hombre machista y bravucón, por su delicadeza... ains, también pararé aquí, jeje.

    Besos a los dos :)

    ResponderEliminar
  4. Pues no la conocía pero si la recomiendas con tanto énfasis habrá que hacer algo... :)
    Me resulta curioso que te haya gustado tanto como la primera vez. Normalmente, cuando vemos series de peques nos encantaban nos decepcionan bastante...
    Besos!

    ResponderEliminar
  5. Cris, puede que la veas y digas "begggg!", pero a mí me pareció de una calidad que ya quisieran muchas películas de cine. Es una buena historia, claro, pero aparte es su puesta en escena y los actores.
    Ya me cuentas ;)

    ResponderEliminar

¿Te apetece aportar algo?