(Robert Louis Stevenson)
De siempre existieron los espíritus libres.
Me gusta indagar en las biografías de los "grandes" escritores -oficio que admiro sobre todas las cosas-, y, entre frases escritas en sus textos que luego forman parte de sidebars de blogs o notas en las contraportadas de carpetas adolescentes, leo entre líneas auténticos actos de reafirmación, de afán de conseguir sus objetivos vitales. Solían ser éstos de tipo humanístico y romántico (pocos aspiraron/aspiran a crear grandes Holdings empresariales), y desafiaron en esas épocas más conservadoras que la actual -ahí radica mucho de su mérito- prejuicios tan tontainas como la diferencia de edad o el estado civil de la gente que los enamoró. Escaparon de corsés y etiquetas sociales que les agobiaban y ahogaban.
Cruzaron océanos (no de tiempo, como el Drácula de Bram Stoker, sino físicos, en viajes que duraban semanas) para ir en búsqueda de su felicidad (aunque ésta no haya que buscarla, porque entonces se hace escurridiza, como la cola de un gatito). Y les importó un pito lo que pensara la otra gente.
Se negaron a dejarse llevar por sus destinos prefijados, y se lanzaron en busca de aventuras que no hubieran ido a buscarlos de no haber salido ellos a su encuentro. Ellos perfeccionaron a su manera su paso por el mundo, moldeándolo a su antojo, como quien moldea plastilina.
Y así, sus vidas no se limitaron a esas oscuras e inspiradoras ciudades europeas o del Este norteamericano, sino que buscaron islas, sus islas, y allí, entre brisas cálidas y rostros sonrientes encontraron más y más inspiración. Los samoanos llamaron Tusitala ("el que cuenta historias") a Robert Louis Stevenson, que ha hecho y sigue haciendo soñar a niños y hombres de todo el mundo con sus aventuras en islas con tesoros y mares del sur... ¿imagináis que alguien os llamara así? ¿puede haber un apodo más maravilloso?
Soñar es gratis, pero creer en que las cosas puedan mejorar y llevarlo a cabo no es un sueño, es real, está ahí. Lo tenemos a nuestro alcance. Sólamente hay que dejar atrás el miedo y la incertidumbre, palabras negativas, paralizantes y malosas.
Y mirad cómo son las cosas. Stevenson fue una gran influencia para Borges... que dijo lo siguiente:
Me gusta indagar en las biografías de los "grandes" escritores -oficio que admiro sobre todas las cosas-, y, entre frases escritas en sus textos que luego forman parte de sidebars de blogs o notas en las contraportadas de carpetas adolescentes, leo entre líneas auténticos actos de reafirmación, de afán de conseguir sus objetivos vitales. Solían ser éstos de tipo humanístico y romántico (pocos aspiraron/aspiran a crear grandes Holdings empresariales), y desafiaron en esas épocas más conservadoras que la actual -ahí radica mucho de su mérito- prejuicios tan tontainas como la diferencia de edad o el estado civil de la gente que los enamoró. Escaparon de corsés y etiquetas sociales que les agobiaban y ahogaban.
Cruzaron océanos (no de tiempo, como el Drácula de Bram Stoker, sino físicos, en viajes que duraban semanas) para ir en búsqueda de su felicidad (aunque ésta no haya que buscarla, porque entonces se hace escurridiza, como la cola de un gatito). Y les importó un pito lo que pensara la otra gente.
Se negaron a dejarse llevar por sus destinos prefijados, y se lanzaron en busca de aventuras que no hubieran ido a buscarlos de no haber salido ellos a su encuentro. Ellos perfeccionaron a su manera su paso por el mundo, moldeándolo a su antojo, como quien moldea plastilina.
Y así, sus vidas no se limitaron a esas oscuras e inspiradoras ciudades europeas o del Este norteamericano, sino que buscaron islas, sus islas, y allí, entre brisas cálidas y rostros sonrientes encontraron más y más inspiración. Los samoanos llamaron Tusitala ("el que cuenta historias") a Robert Louis Stevenson, que ha hecho y sigue haciendo soñar a niños y hombres de todo el mundo con sus aventuras en islas con tesoros y mares del sur... ¿imagináis que alguien os llamara así? ¿puede haber un apodo más maravilloso?
Soñar es gratis, pero creer en que las cosas puedan mejorar y llevarlo a cabo no es un sueño, es real, está ahí. Lo tenemos a nuestro alcance. Sólamente hay que dejar atrás el miedo y la incertidumbre, palabras negativas, paralizantes y malosas.
Y mirad cómo son las cosas. Stevenson fue una gran influencia para Borges... que dijo lo siguiente:
"He cometido el peor pecado que un hombre puede cometer: no he sido feliz"
Procuremos que no venga nunca este pensamiento a nuestra cabeza...