Hace unos siete u ocho años, leyendo una revista de las denominadas despectivamente "para mujeres", me topé con un artículo que marcó una especie de antes y después en mi vida. Puede parecer radical esta afirmación, pero no me considero tal, y es simplemente la descripción que hago de cómo hay algunos descubrimientos en nuestras vidas que nos influyen o afectan más (y puede que tampoco sean estas las palabras exactas).
Se hablaba de Feng Shui, y como suele tratarse cuando el espacio apremia, de forma muy generalizada y por encima, sin tocar (como dicen los alemanes en una sola palabra, über). A mí, en principio, todo lo que pueda mejorar la estancia en el mundo de las personas me produce curiosidad positiva. Pienso que por probar no perdemos nada, y mientras no nos metamos en sectas destructivas (aunque la mayor secta y la más destructiva cuenta con el beneplácito de la mayoría de la sociedad, ejem), todo en principio es digno de ser estudiado más a fondo y puesto en práctica ¿por qué no?
Los defensores a ultranza de la Ciencia descreen de este tipo de manifestaciones sin base, sin datos y -sobre todo- tan subjetivas. Leyendo que el Feng Shui está catalogado -cómo no- como pseudociencia, veo con sorpresa que también lo está el Psicoanálisis, y me pregunto qué pensará la gente que se dedica profesionalmente a éste, y que se supone que previamente ha concluido sus estudios universitarios en el campo de la Psiquiatría o la Psicología (profesiones más ligadas qué duda cabe a su ejercicio posterior). En fin, quizás haya pseudociencias más serias que otras, o más bien se trata del famoso dicho "más vale caer en gracia que ser gracioso", y los que ejercen algunas profesiones están mejor considerados que los que ejercen otras, teniendo la misma base, o mejor dicho, la misma poca base. En fin, dejaré este tema aquí.
Sigo contando mis primeras incursiones en esta filosofía, como más bien la denominaría yo. Realmente, creo que todos, sin contar con el Bagua y la brújula delante, y ni muchísimo menos con el plano de nuestras viviendas, llevamos años y años ejerciendo uno de sus preceptos más asimilables -al menos para mí-. Es decir: quitar lo superfluo.
Me refiero con ésto a que todos hemos experimentado una sensación de ¿paz?, o al menos descanso cuando hemos vaciado los armarios o roperos y nos hemos deshecho de ropa, zapatos, incluso papeles ya inútiles. Ese quitar no implica sólamente una limpieza física del espacio en cuestión, sino que pienso que se asimila a una limpieza más a nivel interno.
Cuando hablamos de limpieza, acción tan necesaria cíclicamente y en la que muchos incidimos más profundamente en cada cambio de estación, o incluso -atinando más- cuando llega la primavera, no pienso que simplemente limpiemos la casa de objetos, sino que muchos vamos más allá de, y lo extrapolamos a limpiar agendas telefónicas, lista de contactos de Hotmail, Msn...
No pienso que diga mal de los que lo hacemos borrar gente así de nuestras vidas. Es más, diría que es coherencia más bien. Todos nos hemos intercambiado números y direcciones electrónicas en un momento dado, llevados por un momento de unión puntual (¡Qué súbitas amistades surgen del vino! dijo John Gay). Luego, podemos comprobar cuántos de estos datos requerimos y usamos a un año vista. ¿Pueden algún día sernos necesarios? No creo, sinceramente.
A ver, me explico: dudo que algún día, pudiendo necesitar la ayuda de alguien que conocí sólo un rato (una semana, un mes...), recurriera precisamente a esa persona. ¿Por qué? ¿por vivir en la era de la comunicación y estar todos localizados de una u otra manera? Pienso que he conocido gente al mismo nivel hace quince años -cuando apenas existían los móviles o Internet-, y no me he visto en el dilema de contactar con ellos, precisamente porque fue tan corta en el tiempo la coincidencia con estas personas que no llegamos a darnos el teléfono fijo o la dirección postal, por ejemplo. La confianza requerida no tuvo lugar porque todo lleva un proceso, y todo proceso conlleva un tiempo...
¿Cuántas de las personas que conocimos en esa época de más incomunicación nos proporcionaron esos datos tan "personales"? ¿acaso conocíamos a alguien en una comida -boda, comunión, etc- y pedíamos su dirección y teléfono de buenas a primeras? Yo al menos no lo hacía.
Por ello, y viendo que el dicho tan manido de "menos es más" siempre ha sido muy sabio (las famosas conclusiones "más vale poco y bueno", "lo bueno si breve..."etc), yo prefiero hacer borrones y cuentas nuevas todas las veces que me sean necesarias.
Se hablaba de Feng Shui, y como suele tratarse cuando el espacio apremia, de forma muy generalizada y por encima, sin tocar (como dicen los alemanes en una sola palabra, über). A mí, en principio, todo lo que pueda mejorar la estancia en el mundo de las personas me produce curiosidad positiva. Pienso que por probar no perdemos nada, y mientras no nos metamos en sectas destructivas (aunque la mayor secta y la más destructiva cuenta con el beneplácito de la mayoría de la sociedad, ejem), todo en principio es digno de ser estudiado más a fondo y puesto en práctica ¿por qué no?
Los defensores a ultranza de la Ciencia descreen de este tipo de manifestaciones sin base, sin datos y -sobre todo- tan subjetivas. Leyendo que el Feng Shui está catalogado -cómo no- como pseudociencia, veo con sorpresa que también lo está el Psicoanálisis, y me pregunto qué pensará la gente que se dedica profesionalmente a éste, y que se supone que previamente ha concluido sus estudios universitarios en el campo de la Psiquiatría o la Psicología (profesiones más ligadas qué duda cabe a su ejercicio posterior). En fin, quizás haya pseudociencias más serias que otras, o más bien se trata del famoso dicho "más vale caer en gracia que ser gracioso", y los que ejercen algunas profesiones están mejor considerados que los que ejercen otras, teniendo la misma base, o mejor dicho, la misma poca base. En fin, dejaré este tema aquí.
Sigo contando mis primeras incursiones en esta filosofía, como más bien la denominaría yo. Realmente, creo que todos, sin contar con el Bagua y la brújula delante, y ni muchísimo menos con el plano de nuestras viviendas, llevamos años y años ejerciendo uno de sus preceptos más asimilables -al menos para mí-. Es decir: quitar lo superfluo.
Me refiero con ésto a que todos hemos experimentado una sensación de ¿paz?, o al menos descanso cuando hemos vaciado los armarios o roperos y nos hemos deshecho de ropa, zapatos, incluso papeles ya inútiles. Ese quitar no implica sólamente una limpieza física del espacio en cuestión, sino que pienso que se asimila a una limpieza más a nivel interno.
Cuando hablamos de limpieza, acción tan necesaria cíclicamente y en la que muchos incidimos más profundamente en cada cambio de estación, o incluso -atinando más- cuando llega la primavera, no pienso que simplemente limpiemos la casa de objetos, sino que muchos vamos más allá de, y lo extrapolamos a limpiar agendas telefónicas, lista de contactos de Hotmail, Msn...
No pienso que diga mal de los que lo hacemos borrar gente así de nuestras vidas. Es más, diría que es coherencia más bien. Todos nos hemos intercambiado números y direcciones electrónicas en un momento dado, llevados por un momento de unión puntual (¡Qué súbitas amistades surgen del vino! dijo John Gay). Luego, podemos comprobar cuántos de estos datos requerimos y usamos a un año vista. ¿Pueden algún día sernos necesarios? No creo, sinceramente.
A ver, me explico: dudo que algún día, pudiendo necesitar la ayuda de alguien que conocí sólo un rato (una semana, un mes...), recurriera precisamente a esa persona. ¿Por qué? ¿por vivir en la era de la comunicación y estar todos localizados de una u otra manera? Pienso que he conocido gente al mismo nivel hace quince años -cuando apenas existían los móviles o Internet-, y no me he visto en el dilema de contactar con ellos, precisamente porque fue tan corta en el tiempo la coincidencia con estas personas que no llegamos a darnos el teléfono fijo o la dirección postal, por ejemplo. La confianza requerida no tuvo lugar porque todo lleva un proceso, y todo proceso conlleva un tiempo...
¿Cuántas de las personas que conocimos en esa época de más incomunicación nos proporcionaron esos datos tan "personales"? ¿acaso conocíamos a alguien en una comida -boda, comunión, etc- y pedíamos su dirección y teléfono de buenas a primeras? Yo al menos no lo hacía.
Por ello, y viendo que el dicho tan manido de "menos es más" siempre ha sido muy sabio (las famosas conclusiones "más vale poco y bueno", "lo bueno si breve..."etc), yo prefiero hacer borrones y cuentas nuevas todas las veces que me sean necesarias.
Hola!
ResponderEliminarYo me considero un defensor a ultranza de la Ciencia, con mayúsculas, pero he alucinado con esta frase:
Los defensores a ultranza de la Ciencia descreen de este tipo de manifestaciones sin base, sin datos y -sobre todo- tan subjetivas.
De pronto me han venido a la cabeza extrañas sensaciones. A ver si puedo convertirlas en frases coherentes.
Yo creo en la ciencia como un método de pensamiento, el mejor motor para el progreso humano, como ejemplo de ese mismo progreso, sustituyendo la magia y la fe por la razón.
Pero eso no quita (igual que existen "ciencias" y "letras") que estoy convencido de que no existe para el ser humano un único método de pensamiento. Ni siquiera uno "mejor" que otro. No es una cuestión de Bien o Mal, es una cuestión de utilidad, de fines que se alcanzan mediante la ciencia: Objetos, casi siempre.
Pero que el Feng Shui o el Psicoanálisis sean llamados "pseudociencias"... al menos, lo que es para mí, no tiene ningún valor peyorativo. Más bien es un acierto.
Lo que creo que expresas en tu entrada, corrígeme si me equivoco, es lo que nos está pasando a muchos hoy en día, seguramente debido a tantísimos avances científicos: Que si algo no es científico parece como si no valiese, como si fuese superstición o mentira.
Yo no estoy para nada de acuerdo con esa opinión. A mí me parece que todo lo relativo al ser humano es subjetivo. Si ya lo dice la palabra. Ser a la vez sujeto y objeto del análisis lo condiciona.
Por eso pienso como tú. En cuanto al Feng Shui.. y en cuanto al psicoanálisis, por supuesto!
"Erase and rewind cause I´ve changed my mind"... Los cardigans, que por otro lado son prenda de abrigo y a mí eso de borrar me de frío..., y sin embargo, es necesario, síps; pero no sé, verlo expuesto como lo has hecho, que se quitan personas como se quita la suciedad de una casa... yiiii... te me has vuelto siniestra :D :D, lo cual me gusta.
ResponderEliminarNo sé, hay un diálogo de Tennesee Williams, nunca sé cuantas enes y es tiene, en la que un personaje le dice a otro: "igual eso es el amor; utilizar a las personas..."... siendo verdad, da escalofríos :D
Hummm, el feng shui... un amiwito de Jorge es adicto... sí... adicto a eso.... y de vez en cuando dice: "deberíais poner algo de rojo aquí"... eeens fins, yo... esto... :), no sé
Besos de buen finde
A mi lo que me apasionó es el Kaizen (http://www.monografias.com/trabajos15/sistema-kaizen/sistema-kaizen.shtml).
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la entrada. Yo tengo una pendiente (no porque la haya empezado, es más bien una idea que no termino de llevar al editor html) sobre la forma en que nos organizamos, más concretamente sobre cómo organizamos nuestras agendas, nuestros ordenadores, aunque también otras cosas, los libros, por ejemplo, o las facturas del gas. El problema, a veces, no es tanto que vamos apuntando gente en nuestras agendas sin ton ni son, sino que además no lo hacemos sistemáticamente y, además de tener gente a la que no vamos a pedir ayuda jamás, tendremos gente a la que no encontraremos justo cuando más las necesitemos.
ResponderEliminarA través del espejo ha expresado a la perfección también mi opinión, así que no repito. Pero sí te voy a decir que con lo de "curiosidad positiva" me has tenido meditando un rato. Es curioso cómo un término tan peyorado sirve también para denominar una de las facetas que más nos ayuda a aprender cosas nuevas en la vida.
Besos
Espejo:
ResponderEliminaraunque tú no seas de los que se cierran en banda a todo lo que lleve el prefijo "pseudo", sabes que hay mucha gente que sí lo hace. Y la mente pienso que hay que tenerla siempre abierta, por si las moscas (que se lo digan a Galileo, pobre). Podemos ser muy injustos por no conceder el beneficio de la duda.
Ant:
no es tan fácil, no creas. No estoy en un Circo romano y elimino o no gente según me apunte el dedo pulgar hacia arriba o hacia abajo...
El acto de quitar "físicamente" números y mailes, en muchas ocasiones es causado por un hecho previo, que es que los propietarios de los mismos me hayan quitado a mí "psíquicamente" antes. La prueba está en que yo no sé si ellos me siguen teniendo a mí, por el simple hecho de que si no hacen uso de mi número o mi mail (que ellos quizás sí tengan), es porque ahí no hay nada.
No sé si me expliqué bien. Es decir, sólo quita la vía una de las partes... y si entonces la otra parte sigue podiendo contactar y no lo hace ¿por qué es? ;)
Aunque también hay gente con la que sucede lo que conté: que no has conocido lo suficiente para poder tenerla presente en un momento dado (y dudo que ellos me tuvieran a mí en cuenta en ese mismo momento dado).
Lady:
en favoritos tengo el enlace para leerlo pausadamente.
Marqus:
me ha gustado el final de tu primer párrafo: "tendremos gente a la que no encontraremos justo cuando más la necesitemos". Eso es, exacto. Todos tenemos un tamiz mental y sabemos quiénes estarán o estarían y quiénes no.
¿O no?
Agradezco vuestras opiniones. B7s
Huummm, si yo no digo que eso sea malo, ¡¡¡ni digo que tú lo hayas dicho con lo que olvida este principio!!
ResponderEliminarNo sé; yo encuentro que las relaciones son un desquisiante partido de tenis... no es que sea malo, pero a veces, a ves... como si la otra persona se bastase con una pared.... o ni eso... no sé qué es; la sensación de... bahhhh, no te llamo, no te escribo, no subo, porque... y ni sabes por qué... pero está en la raíz que pones por ahí de... este silencio... ¿por qué tengo que romperlo yo?, si... no sé... perdemos espontaneidad, supongo, hummm
Besos de me gusta pensar bajo el abuelete :D
Sencillamente me ha encantado esta entrada y estoy totalmente de acuerdo contigo y con el feng shui del que sin saberlo yo también recibía sus influencias al percibir ese estado de bienestar y armonía cuando hago limpieza, me deshago de cosas viejas y regenero el ambiente (y esto es estrapolable a la casa, a mi agenda y a muchas otras facetas de mi vida). Si el feng shui sostiene esas teorías, doy fe de que funciona.
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