sábado, 18 de diciembre de 2010

Como una isla


Me acerqué a Gloria Fuertes por Ant, claro. La recordaba -como imagino la mayoría de gente de mi generación-, por la gata chundarata y rimas parecidas (confieso que he tenido que buscar porque recordaba más la parodia de Martes y Trece que a ella misma :$). Luego, lo que tiene el tratar de quitar las capas de una persona o un autor: despojarse de la primera impresión, de los prejuicios, del desinterés, de la no-prioridad, de los nomeapetece, nomellamanadalaatención y demás razones o excusas, como quieran ser llamadas. Pero mira, qué bien escribía esa mujer. Y cómo fue capaz bastante joven de acotar al menos su estado de ánimo y reflejarlo tan bien con palabras.

Estos días nos repitieron por segunda vez en un mes que uno no es que no sea comprendido, sino que simplemente no se explica bien. Que no debemos decir: "¿me has entendido?", sino "¿me he explicado?" (al parecer es la primera lección que estudian los coach...), porque uno rumia y vomita palabras sabiendo qué siente al escribirlas, al decirlas, pero el resto... pues no tiene por qué saberlo. E incluso a veces releemos algo escrito años antes y ni nosotros mismos sintonizamos con ese texto, y es como si leyéramos a un desconocido del que no sabemos siquiera el nombre ni  el sexo ni la edad, incapaces de ubicarnos o sentir empatía, solamente porque no se le entiende nada :).

Dejo pues esta poesía, porque Gloria sí sabía cómo explicar cómo se sentía, y tomo prestado pues su sentir:
Soy como esa isla que ignorada,
late acunada por árboles jugosos,
en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
—sola solo—.

Hay aves en mi isla relucientes,
y pintadas por ángeles pintores,
hay fieras que me miran dulcemente,
y venenosas flores.

Hay arroyos poetas
y voces interiores
de volcanes dormidos.

Quizá haya algún tesoro
muy dentro de mi entraña.
¡Quién sabe si yo tengo
diamante en mi montaña,
o tan sólo un pequeño
pedazo de carbón!

Los árboles del bosque de mi isla,
sois vosotros mis versos.
¡Qué bien sonáis a veces
si el gran músico viento
os toca cuando viene el mar que me rodea!

A esta isla que soy, si alguien llega,
que se encuentre con algo es mi deseo;
—manantiales de versos encendidos
y cascadas de paz es lo que tengo—.

Un nombre que me sube por el alma
y no quiere que llore mis secretos;
y soy tierra feliz —que tengo el arte
de ser dichosa y pobre al mismo tiempo—.

Para mí es un placer ser ignorada,
isla ignorada del océano eterno.

En el centro del mundo sin un libro
sé todo, porque vino un mensajero
y me dejó una cruz para la vida
—para la muerte me dejó un misterio.
(Isla Ignorada, 1950)

2 comentarios:

  1. Confieso que yo también recuerdo mejor la parodia que a la persona, y por lo que dices, es una autora por descubrir. Tal vez el fallo fue que nos metieron con embudo poesías muy simples "para niños" y no pudimos ver el bosque de su literatura. Tomo nota de la recomendación.

    Sobre lo de m'explico, bien, vale, sí... pero no descartes que haya veces que hables con un sordo que no quiere oir, que sólo se escucha a si mismo o que no es en absoluto permeable a tus palabras, por claras que sean.

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  2. Ummm, sí. A veces he tenido la sensación -horrible sensación- de hablar "raro", otro idioma, o ser muy retorcida directamente. Y tienes razón, si el interlocutor o interlector no pone de su parte... mal vamos.

    Saludos escuchando un ratín a los Cure :) (sí, esos tan sencillotes :P)

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