sábado, 17 de diciembre de 2011

La teoría del caos y las nubes de viento

(foto: Santi Vallés)

Parece ser que ayer la gente pasó la tarde mirando el cielo porque estaba realmente impactante. Internet se fue llenando, mágicamente, de fotos llenas de nubes de viento. Y a mí, que me embobo mirándolas cuando son solo nubes normalitas, se me pasó, ni me enteré :(. Debería haberlo hecho, haber tomado muchas fotos. Si hubiese mirado hacia arriba ese rato, si hubiese estado en la calle, en el aire, en lugar de sentada frente al pc, hoy no estaría triste.

Podría decirse que trabajo todos los sábados del año. Hoy no, y ni me acordaba. Me lo dijo casualmente mi compi. Elegí hacía semanas este día por tener que librar uno, a voleo. Si hubiese trabajado... hoy no estaría triste.

He pasado la tarde en un sofá que no es el mío, tapada con una enorme colcha negra y gris y con un encanto de pareja mimándome. Triste. Hemos visto Match Point cuando estábamos casi a puntito de empezar Die Welle. Puro azar en el último segundo. Y yo, con mi típica tarrofagia pensando por qué tuvieron que darse esas dos circunstancias juntas, principalmente la de no trabajar este sábado. Cómo, aún sin cambiar un ápice la realidad, no hubiese tenido lugar una conversación tan fea, en absoluto necesaria porque estaba ya todo dicho, de manera muchísimo más suave y bonita. El no querer y la no crueldad pueden convivir en armonía.

Empieza la peli, que recordaba de manera difusa, y nos dicen:
Aquel que dijo "más vale tener suerte que talento", conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte. Asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control
El motivo de mi última gran tristeza, aunque latente, ya había dejado de mortificarme hacía semanas. Sin necesidad de "muletas" externas -liberada-, pensaba editar un libro (¡por fin!), dibujar, pasar otras tardes de sofá con mi gente y en nuevos proyectos de trabajo que me ilusionaban, me llenaban y me llegaban. No fue pues esa circunstancia la causante de mi tristeza ahora a las 21:21, sino el hecho desencadenado después y de nuevo la desilusión gigante de saber lo importante que es el tacto a la hora de decir las cosas a la gente que queremos y el poco uso que hacemos, como si tuviésemos un corazón de piedra vieja. 

He pasado muchas horas tratando de entender por qué matamos tantas veces por la boca, y no sé si ha sido por pensar tanto, por el tema del azar o por el viento traedordenubesraras, pero por el camino he tenido una especie de sueño en el que conducía a las seis de la mañana por una carretera desierta y mojada rumbo a un mundo nuevo :)

3 comentarios:

  1. Amarga película Match Point, pero con tanta sabiduría realista...

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  2. Al parecer, mientras me dejabas el comentario yo le daba vueltas al hecho de llamarte... después de meses :O. ¿Qué teoría explica las conexiones?
    Un abrazo :)

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  3. La teoría del tufillo: me pillaste camino de la ducha. Cómo debía oler para que te llegara y pensaras en mí ;)

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