Cinco de la tarde en el invierno mediterráneo. El grupo riendo distendidamente, y todos mirando hacia arriba; unos con gafas de sol, otros desde el resol, sin nada en los ojos.
Y mi amiga me dice: ¿ves esta calma? pues aquí siempre es así...
-Qué gozada, digo yo.
Paseo a lo largo del río, otra vez la misma calma, el mismo cielo, completamente despejado. Los juncos agitándose. Las tarimas de madera de los pescadores, con sus accesos imposibles...
- No te tomes dos cervezas antes de pasar, un día de estos te vas a caer al río...
Patos surcando el agua y picoteando en los trozos de pan duro que mi amigo va tirando aposta, mientras imita su graznido y yo voy grabando con mi cámara.
Siete de la tarde en una primavera ya muy avanzada. Leyendo mis apuntes mientras el grupo de niños juega al fútbol y notando cómo quema el banco de piedra de la plaza. Y esa sensación, esa sensación tan chula de que con toda la confianza del mundo puedes hacer sonar el teléfono de alguien y preguntar cualquier chorradilla informática, dejar líneas perdidas de Msn sin temor a que piensen que hablas sola :P, o enviar un sms vacilando a alguien a quien has visto en persona una sola vez, pese a no verse, pese a no escribirse, pese a no estar ya en el mismo sitio donde solíamos estar, pese a saber quizás -aunque amarga un poquito reconocerlo-, que seguramente no habrá otro encuentro real. Esa maravilla que es pensar -y lo habré repetido mil veces-, que cuando llegue el verano pueda escaparme un fin de semana largo y haya alguien a quien me ilusione ver y que, al tiempo, se ilusione también por verme. Y ver que puede que haya perdido un año entero de clase por malas entendederas puntuales (para matarme), pero pensar que tampoco acabó el mundo, que ahí queda también toda esa gente, todos esos móviles, esos correos. Y que vendrá otro curso en octubre, y si no puede ser con los mismos, será con otros que también serán gente, móviles y correos.
Y lo más: ese pararse en mitad de una conversación y decir -u oír que te dicen-, "qué bien estamos, ¿verdad?" .
Y mejor que estaremos... Tenemos todo un país por descubrir, a pequeños sorbos, y de verano en verano :)
Siete de la tarde en una primavera ya muy avanzada. Leyendo mis apuntes mientras el grupo de niños juega al fútbol y notando cómo quema el banco de piedra de la plaza. Y esa sensación, esa sensación tan chula de que con toda la confianza del mundo puedes hacer sonar el teléfono de alguien y preguntar cualquier chorradilla informática, dejar líneas perdidas de Msn sin temor a que piensen que hablas sola :P, o enviar un sms vacilando a alguien a quien has visto en persona una sola vez, pese a no verse, pese a no escribirse, pese a no estar ya en el mismo sitio donde solíamos estar, pese a saber quizás -aunque amarga un poquito reconocerlo-, que seguramente no habrá otro encuentro real. Esa maravilla que es pensar -y lo habré repetido mil veces-, que cuando llegue el verano pueda escaparme un fin de semana largo y haya alguien a quien me ilusione ver y que, al tiempo, se ilusione también por verme. Y ver que puede que haya perdido un año entero de clase por malas entendederas puntuales (para matarme), pero pensar que tampoco acabó el mundo, que ahí queda también toda esa gente, todos esos móviles, esos correos. Y que vendrá otro curso en octubre, y si no puede ser con los mismos, será con otros que también serán gente, móviles y correos.
Y lo más: ese pararse en mitad de una conversación y decir -u oír que te dicen-, "qué bien estamos, ¿verdad?" .
Y mejor que estaremos... Tenemos todo un país por descubrir, a pequeños sorbos, y de verano en verano :)
Esta cabecera me gusta más :) y lo de hablar sola me ha recordado lo sanísimo que es hablar con una pared según Rojas Marcos en Superar la adversidad. Además sabes que no caen en vacío ;)
ResponderEliminarah, y esta plantilla también me gusta mucho pero no está para wordpress :( que penita.
ResponderEliminarUyy las plantillas y yo... :P. He cambiado los colores y las cabeceras como diez veces en menos de una semana.
ResponderEliminarEso que has dicho de que "no caen en vacío" es muy interesante, porque hay matices. Te digo cómo lo veo yo: si existe esa confianza de la que hablé tienes la completa certeza de que eso es así, te respondan o no. Cuando no hay una respuesta y tampoco hay la suficiente confianza, es otro cantar, y entonces no hablaríamos de la paz o calma que te proporciona tenerla, que es de lo que vine a hablar.
Saludetes de jueves (y los días pasan...) :)
Leerte es siempre un momento de relax y evasión, qué buen rollo. :)
ResponderEliminarPor cierto, bonita portada, me gustan las que tienen pestañas arriba, las veo muy ordenadas.
Besitos!
Jo, yo quiero esa calma. Ya llegará supongo. Y descubrir, y esos sorbos, y los veranos...
ResponderEliminarUn beso enorme :)
Juer, Cris :$ Agradezco leer eso, de veras :)
ResponderEliminarMr: tú ahora calma no, lo otro... sí :P. Tanta calma a veces no es buena señal, ya tú sabes.
Besetes...
Placidezzz... (las z no son de sueño, son de Placidezzz...)
ResponderEliminarEl mundo ha cambiado en cosas para mal, pero en muchas otras para bien. Ya no es tan fácil perder el contacto con las personas que nos importan y podemos llevárnoslas a cualquier lado que queramos.
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