miércoles, 8 de julio de 2009

Abuelos

- Que no beba tanta gaseosa... que no haga tanta burrera a estas horas... dice mi madre al anochecer, cuando se sientan en la mesa de la terraza a hablar sobre la vida.

Y los escuchas reír sin parar, con ganas, con esa risa sanota que tanto me gusta.

Y cuando está enfurruñado con algo le digo siempre:

- Pau, que eres un suertudo, tío, que tienes cuatro abuelos, cuatro ¿sabes la suerte que es tenerlos?

Y parece que entra en razón, y no sé si es consciente, pero la cara que pone es de serlo.

Disfruto enormemente viéndolos juntos, escuchándolos.

Diez meses al año vamos a jugar a una plaza, y lo que son las cosas, justamente allí hay una residencia de ancianos. Las madres muchas veces lo comentamos, qué contraste, esas personas allí tan arrugadas, tan mayores, tan inmóviles, y esos niños correteando a su alrededor.

De vez en cuando se les acerca uno de ellos e interactúan. Me encanta quedarme mirando eso, y sin acercarme demasiado para no distraerlos trato de escuchar de qué hablan.

Cuando nací ya solo me quedaban dos abuelos, y antes de comulgar se me fue uno de ellos. Nunca había tenido demasiado trato no me preguntéis por qué. Cosas de mi madre, supongo, que no querría dar trabajo, molestar, qué sé yo...

Redescubrí a mi abue ya más mayorcita. Con mi hermano Salva, tan payaso o más que yo, le imitábamos a Juan Pardo cantando la canción "Caballo de batalla" con un cojín a modo de cola. Mi abue se moría de la risa. Los domingos nos traía pasteles de merengue a hora de ver a Buster Keaton a las cuatro de la tarde. También nos moríamos de risa con Buster Keaton, vaciando la barca a tacitas, con esa cara de palo...

Era castellana, hablaba mezclando las dos lenguas, a todo el que la conocía le hacía gracia eso.

Murió en casa de mis padres al amanecer. Nunca había tocado a una persona muerta, y ese día lo hice. Seguía con su pijama, claro, esperábamos a los de la funeraria. Y pude estar un ratín con ella mientras.

Para nada nos entristecimos, para nada. Nos dejó sensación de paz. Eso era, paz.

Ah, se llamaba Amelia. Qué cosas (yo sé por qué lo digo).

6 comentarios:

  1. Ains los abuelos, lo que se les quiere y lo que se les echa de menos cuándo ya no están.

    Biquiños rapariga!!!

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  2. Pues sí; los abuelos... No, venga, en serio. Lo de Juan Pardo no tiene precio. Y lo de Amelia... es un ejemplo de esa sensación entre emocionante y desconcertante que nos invade cuando se engarzan las casualidades hasta el punto de que parecen seguir un plan.

    En cierto modo, eso nos responsabiliza para decidir si queremos concederles esa razón, o si las dejaremos desordenarse de nuevo, en Otoño. Con el viento.

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  3. Yo he tenido la suerte de conocer a los cuatro abuelos durante 30 años, hasta el día de Reyes de este año, en que murió mi abuela paterna. Desde entonces mi abuelo paterno ha empeorado bastante.

    Los abuelos cuando mueren se llevan auténticas bibliotecas consigo. Es una pena que no los tengamos más en cuenta.

    Un abrazo.

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  4. Al lado de mi casa hay también una residencia de ancianos y un parque, con columpios para los niños y para los mayores (para que hagan gimnasia). Muchas veces se juntan y esuna imagen super bonita.

    Miniyó sólo tiene 2 abuelos, por aquello de que sólo tiene una progenitora... pero lo compensa con dos superbisabuelos!

    qué bonito homenaje...

    Besos!

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  5. Se llamaba Amelia; qué bonita, la entrada, lo que cuentas; a mí siempre me ha atrapado la atención y la simpatía las ancianas... sí, ancianas, no es que los ancianos... pero en especial ellas, será por la tata, o porque mi vida hasta hace poco no difería en nada a la de ellas, salvo que ellas habían vivido; tenían recuerdos de una vida pasada...

    La cosa es que no hay abuelos; por ningún lado. De hecho, mi padre sólo lleva los apellidos de ella; y ahora se me va la pelota al pensar que no me pude despedir de ninguno; eso que cuentas de tocarla... pero bueno, tampoco es que explique nada; no sé... me ha encantado esta entrada

    Besos de me voy al blog de Eduard Punset :O, y gracias por enseñarme que fa es hace :O

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  6. A mí me quedaban tres, pero se fueron apagando muy rápido los tres... Yo creo que por decreto-ley los abuelos deberían vivir hasta que los niños se hacen mayores. Es tan injusto no tenerlos...

    Un beso

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