Soy una lirona, duermo lo que se suele decir coloquialmente "como un bebé", con hilillo de baba y marca de cojín incluida si me da tiempo en la sobremesa a echar una cabezada, y de un tirón y panza arriba toda la noche. Los excesos de horas de vigilia me pasan factura cosa fina, y entonces necesito una cura de sueño al día siguiente que me vuelva persona otra vez.
Pero no sé qué me pasa ahora porque últimamente estoy soñando cosas raras y desagradables a base de bien. El momento vital no es el mismo que hace cinco años, pero tampoco estos meses son tan distintos a los de hace un año, y sin embargo, no recuerdo pesadillas de ese tipo entonces. Me levanto en la madrugada con angustia, e incluso hace poco me dormí con la radio puesta y tuve una pesadilla con sonido ambiental, que era ni más ni menos que el rumor del calamar gigante en las profundidades abisales, así que podéis imaginar el canguelo.
Montañas heladas alcanzadas sin dificultad, donde me asomo y veo la pared completamente vertical sólamente cuando ya he alcanzado la cima; pirámides de arena donde llego escalando por el lado por el que nadie sube; precipicios donde una persona cercana a mí me lanza diciéndome que el agua no pasa del metro, viendo al segundo que la profundidad es de al menos diez (arggg)...; y anoche, para colmo ya, en una nave industrial rodeada de sacos de portland y viendo cómo se empieza a desplomar el techo, apuntando directamente a mi cabeza, y sin posibilidad alguna de escapar... qué angustia, mare meua, ¿por qué pasa todo esto?
Recuerdo haber leído a Freud a los veintypocos años, y ya vi entonces que en esos escritos había mucha pero que mucha imaginación. Con un poco de ella, y conociendo un poco al que lo ha soñado, es facilísimo hacer una interpretación personalizada. Incluso cualquiera podría hacerlo, me aventuro a decir. Supuse que cuando aquello me había parecido más fantasía que realidad era porque tal vez no lo había entendido, a saber...
Luego, leyendo artículos como éste por ejemplo, me dije que no era tan descreída por no haber hecho caso a ese libro tan "respetado", por lo menos los años en los que lo leí.
Sin embargo, otra corriente quizás más humanística de la Psicología (una vez más, las distintas corrientes que toda disciplina tiene, para mayor desconcierto de los legos), habla de la hipótesis de continuidad (aquí), que resumiendo nos dice que "los sueños simplemente son la continuación de nuestra vida diurna. Nuestras preocupaciones, vivencias y fantasías diurnas siguen expresándose, pero de otro modo, en ellos".
Como en estos tiempos de tantísima información en todos los campos uno ya no sabe a qué atenerse, todo el mundo parece saber de qué habla, la formación de cada persona que suscribe una teoría es digamos la "correcta" o "adecuada", y cada conclusión bien razonada parece ser la definitiva, aún nos hacemos más lío con estos asuntos.
Mientras, yo me continúo preguntando qué sentido tienen, por qué existen :(.
En mi modesta opinión, y haciendo caso a lo que me ha comentado alguna vez una persona en quien confío y sabe del tema, parecen sueños de contenido ansioso...
ResponderEliminar¡Un abrazo reconfortante, pues!
CRISTINA
Yo creo (ya ves, como si yo entendiera algo del tema...) que los sueños son fragmentos desordenados de lo que tenemos en la cabeza. no recuerdo haber soñado nunca con algo o alguien totalmente desconocido.
ResponderEliminarLa solución es siempre la misma: relaaaaaájate...
;)
Besos!
Yo alguna vez he soñado que explicaba el funcionamiento de alguna máquina que en realidad ni conozco o contaba una historia sobre alguien que tampoco conocía, y siempre me he quedado con las ganas de contrastar si esa máquina por un lado existe y por otro funciona así, o si esa historia tiene algo de cierto y la persona a la que no conozco existe o ha sido sólo fruto de mi imaginación.
ResponderEliminarAsí, de repronto, tus sueños tienen algo en común: el vértigo, la sensación de estar muy arriba y temer caer, la idea de que es muy fácil en esa situación caer, sin embargo, en el último sueño ese patrón no se da, ahora estás en un interior, a merced de lo que pueda ocurrir desde arriba, todo se te viene encima y, esta vez, no es fácil que se dé esa situación.
Besos de me pillas en un momento parlanchín.