martes, 2 de febrero de 2010

El telescopio de Klimt


Una de las noticias "anecdóticas" de la última semana fue la subasta del cuadro de Gustav Klimt Iglesia en Cassone (aquí el artículo). Argumento totalmente cinematográfico, tremendo contraste entre el mundo  corriente de los mercados de abasto -por poner un ejemplo-, con sus puestos de frutas, carne, embutido, la clientela, los que despachan... y ese otro -tan lejano y distante- de las obras de arte, las herencias... y sus desapariciones. No menos mundo, no menos real, pero sí tan poco mundano -tremenda contradicción, ups- e inaccesible, que parece de otro planeta.

A los amantes de la temática Segundaguerramundialesca -que se cuentan por millones-, les gustará por añadir un episodio más a toda esa telaraña tejida alrededor de ese punto de la Historia. A los amantes del cine basado en hechos reales, les hará frotarse las manos ante una probable película.

Lo cierto es que de Klimt, como de la mayoría de artistas o escritores, me interesa su vida. Hay quien prefiere llegar a sus obras sin importarle ni sentir curiosidad por la circunstancia personal que las rodeó,  y precisamente eso, una vez conocidas, leídas, saboreadas y disfrutadas, es lo que más pasa a interesarme a mí. Gustos.

Parece ser que fue a su vez promiscuo y fiel, si es que pueden simultanearse ambas tendencias. Amó sexualmente a varias mujeres, pero fue fiel toda su vida a su compañera, amiga y musa Emilie Flöge, por lo que podría decirse que la amó intelectualmente... siempre. Junto a ella se encontraba precisamente cuando se enamoró de una visión: una iglesia. Y aquí llega el punto romántico de la historia entre la visión, el cuadro y el pintor. Si aquella imagen no se le ponía a tiro para pintarla plácidamente, él se acercaría a ella, del modo que fuese, y así se sirvió de la ayuda de un telescopio para pintarla. Podía haber sido algo más cercano, más a mano, palpable... pero fue algo que le quedaba físicamente lejos. Y gracias a la técnica -cómo no-, la visión,  la obsesión y el deseo del pintor pudieron materializarse.

Luego, ohh, ese romanticismo resulta que no era tal, y era una constante en su manera de plasmar las cosas:
"(...) tenía la costumbre de utilizar diversos telescopios para enmarcar el paisaje. Así condensaba la imagen, acercaba distancias, eliminaba perspectivas y se recreaba en texturas planas. Solía también otear a través de un pequeño marco de cartón o de marfil, como un fotógrafo que busca el enfoque a través del visor" (más)
Fuese como fuese, al igual que uno escucha el mismo cuento que su vecino quedándose con el halo acogedor de la casita del bosque mientras que otro adquiere miedo ante el peligro que acecha entre los árboles, de esta historia -que me encantó leer-,  yo me quedo con que nada estuvo demasiado lejos, y - queriendo- alcanzó lo inalcanzable. 

6 comentarios:

  1. Mmmm, me encanta Klimt y me ha gustado mucho esta entrada. Estuve durante 4 años haciendo un puzle de 1500 piezas de un cuadro de klimt "la vida y la muerte" y me conozco cada detalle de este cuadro. Este cuadro preside mi salón y el Beso en mi dormitorio. Cuentanos más de Klimt, donde puedo encontrar más información?

    ResponderEliminar
  2. Hola, Pilar,

    Ójala pudiera contaros más cosas de Klimt, pero mis "conocimientos" sobre la mayoría de cosas no pasan de ser los de cualquier persona con curiosidad y ganas de leer cosillas :(.

    De todos modos, y como es bastante probable que en estos momentos yo disponga de más tiempo para bucear por la red que tú, sí puedo hacerte el favor de enlazarte aquí algunos sitios, si te parece:

    Enlace de la Wiki

    The Klimt Collection

    Expo-Klimt

    Nos leemos, besos.

    ResponderEliminar
  3. Es un tema que me llama mucho la atención, el de la fidelidad promíscua. Lo entiendo. Algua vez pensé en escribir sobre él pero no sabría cómo abordarlo muy bien.

    Sobre Klimt... no conozco a nadie que no le guste. Preside mi salón un puzzle de 2500 piezas de "muerte y vida".

    Aprovecho para copiarte unas palabras que leí ene l blog de Xaj:
    "¡Salvemos a Klimt de la vulgarización! ¡Que no llegue a la tapa de Clarín! ¡Que no se vendan shampoos con su imagen! ¡Boicot a la trivialidad che!"

    Besos.

    ResponderEliminar
  4. Cris,

    Somos instintivos. A ver, tenemos ojos en la cara, reaccionamos de formas químicamente explicables al mínimo roce, a los más de dos, tres segundos de contacto visual directo...

    Por todo ello no me cuadra el tema instaurado de la monogamia, tan represor él en ese aspecto.

    Peeeero a ver, se es fiel o se es promiscuo. Hice aquí el juego de palabras porque técnicamente es posible unirlos en un texto. El lenguaje da pie a muchos palabros, a combinaciones imposibles.

    Yo en principio entiendo esa fidelidad que pudo sentir Klimt hacia Emilie, esa lealtad, que no sería más que simplemente colocarla en lo más alto de una pirámide, sin dejar de tener el resto de pirámide debajo.

    Visto así es todo muy romántico, y contado desde fuera uno puede llegar a pensar "esa chica fue afortunada, la priorizó frente a todas las demás".

    Pero a ver, en esos momentos previos a un encuentro sexual fuera de la pareja, uno, aunque pueda estar simplemente caliente ese momento (por un despertar animado, por un sueño, una escena porno...), está caliente otras muchas veces reaccionando a unos estímulos que otra persona le ha proporcionado, despertado, de mil y una maneras.

    No sé si la erección de Klimt estando con Maria (ejemplo), hubiese podido durar todo un acto de haberse cambiado en ese momento la visión de Maria por la de Emilie.

    Entonces aquí se pierde el halo romántico, porque Emilie podía pasar a ser un estorbo en ese momento, y cuando uno es realmente leal, nunca ve un estorbo en la presencia de la persona a la que ama.

    Hablo por hablar, mejor dicho, escribo por escribir, porque vete tú a saber cómo transcurrían esas relaciones, y lo que le pasaba por la cabeza a Klimt. Si obedecía solamente al pito o el morbo lo causaba un deseo más profundo.

    Si fuese así de esta segunda manera, ya entrando en el deseo, ya pienso que en el momento en que uno desea a otra persona, está dejando automáticamente de amar a otra, y por consiguiente está dejando de ser fiel, leal o como queramos llamarlo.

    Es precisamente ese punto tan frágil del deseo el que marca a veces un paso adelante o un paso atrás en una relación, y por supuesto, la señal de que "algo no marcha bien", aunque a veces lo llenemos de excusas, estreses y necesidadesderespirar.

    Me extendí demasiado, y eso que tengo algo preparado de este tema.

    Besos, Cris.

    ResponderEliminar
  5. Eeeeen fin.

    Yo venía como Umbral, a hablar de la pintura de Klimt, pero en vista de la deriva que toma la conversación hacia sus otras obras de brocha gorda...

    Nada, nada, me quedo con su pintura. Me encanta su tratamiento de la forma (los motivos geométricos hipnóticos), el color (esos amarillos y demás familia, joorrrll), el cuerpo humano de las personas humanas...
    No sé si mearé fura del tiesto (con perdón), pero imagino que juntó -ismos a mansalva, en una época apasionante en Europa.

    ...perooo, pensando un poco, en realidad ¿cuál no lo fue? ;)

    ResponderEliminar
  6. No sé, Espejo... o deja, mejor, y así parafraseo a tu alter ego de los últimos tiempos:¡NO LO SÉÉÉÉ! :P.

    He mirado ahora y parece ser que solamente se le atribuye un ismo (el modernismo, sacado de aquí). Y es curioso, ahora que caigo... los europeos, tan finos nosotros con nuestros ismos, y los americanos con sus booms...

    En fin, "entre tots en farem una", que decimos aquí.

    Saludetes.

    ResponderEliminar

¿Te apetece aportar algo?