Nada, que de vez en cuando una siente deseos de renovarse. Y piensa, y repiensa, y vuelve a pensar.
Consulto, y fulanito dice: "no me gusta nada tu combinación de colores". Y menganito dice: "sí, podrías probar con otro título..."
Y una, que es de natural cambiante y un poco veleta (me llamaron veleta por lo variable, por lo variable; si yo soy la veleta, tú eres el aire, tú eres el aire...), decide sentarse la tarde laborable del viernes -la peor tarde laborable de todas las tardes laborables, suponiendo que exista alguna tarde laborable que resulte agradable... que las tardes deberían ser para otras cosas, y sólamente deberían existir mañanas laborables- y empieza a tocar teclas. Con la de trabajo que me está cayendo estos días, que hoy es el día de Carnestoltes, y menuda se monta en mi pueblo...
Y empiezas a probar plantillas, y combinaciones de colores imposibles. Una vez elegida la combinación ganadora das a la tecla (siempre sin miedo) de combinar colores, y de repente ves el fondo entradil azul marino y las letras púrpura oscuro, distinguiéndose apenas el texto... Y suspiras aliviada cuando por fin regresas a la combinación inicial. Claro, todo en la vida es un ciclo, todo gira, y muchas veces venga a caminar, venga a caminar, para terminar regresando al lugar de partida.
Me da penita deshacerme de esa preciosa foto de cabecera de Walden Pond, que no obstante guardo -que nunca se sabe, las veletas volvemos en ocasiones a lo que en su día abandonamos-; me da cosa también dejar mis colores en tonos tierra, que tanto me gustan (ese caqui, ese vainilla, marrón oscuro, marrón claro, naranja...). Pero tengo buena memoria: el día que me dé la vena puedo volver a ellos, los recuerdo perfectamente.
Ahora el cuerpo me pide olor a lavanda, campos provenzales, brisa cálida. Y sucumbo a la atracción irresistible que me proporciona el color lila, violeta, morado o púrpura, como se llame según el tono y el momento.
Después llega el nombre, primero lo acorto, luego lo pienso en inglés, luego me echo atrás -"ains no, que los buscadores se equivocarán" para seguidamente pensar, "pero ¿qué digo?. A quien quiera encontrarme, los buscadores lo llevarán al mismo sitio, si seré tonta a veces..."
Consulto, y descarto el primero que pensé por evocar demasiado a un agua de colonia, jeje. Descarto el segundo -debo confesar que es mi preferido- porque es en inglés y no sé... aunque las veletas cambiamos, y todo puede volver a replantearse.
Y elijo el que puse como título de entrada una extraña tarde de sábado. Me gusta en castellano, en inglés es como el título de una canción (mejor dicho, en inglés cualquier frase suena a canción), pero finalmente lo elijo en mi lengua materna.
Pero soy veleta, y puede que aún esté en la versión Beta 1990.01 de mi blog ;) esperando la versión definitiva...
Consulto, y fulanito dice: "no me gusta nada tu combinación de colores". Y menganito dice: "sí, podrías probar con otro título..."
Y una, que es de natural cambiante y un poco veleta (me llamaron veleta por lo variable, por lo variable; si yo soy la veleta, tú eres el aire, tú eres el aire...), decide sentarse la tarde laborable del viernes -la peor tarde laborable de todas las tardes laborables, suponiendo que exista alguna tarde laborable que resulte agradable... que las tardes deberían ser para otras cosas, y sólamente deberían existir mañanas laborables- y empieza a tocar teclas. Con la de trabajo que me está cayendo estos días, que hoy es el día de Carnestoltes, y menuda se monta en mi pueblo...
Y empiezas a probar plantillas, y combinaciones de colores imposibles. Una vez elegida la combinación ganadora das a la tecla (siempre sin miedo) de combinar colores, y de repente ves el fondo entradil azul marino y las letras púrpura oscuro, distinguiéndose apenas el texto... Y suspiras aliviada cuando por fin regresas a la combinación inicial. Claro, todo en la vida es un ciclo, todo gira, y muchas veces venga a caminar, venga a caminar, para terminar regresando al lugar de partida.
Me da penita deshacerme de esa preciosa foto de cabecera de Walden Pond, que no obstante guardo -que nunca se sabe, las veletas volvemos en ocasiones a lo que en su día abandonamos-; me da cosa también dejar mis colores en tonos tierra, que tanto me gustan (ese caqui, ese vainilla, marrón oscuro, marrón claro, naranja...). Pero tengo buena memoria: el día que me dé la vena puedo volver a ellos, los recuerdo perfectamente.
Ahora el cuerpo me pide olor a lavanda, campos provenzales, brisa cálida. Y sucumbo a la atracción irresistible que me proporciona el color lila, violeta, morado o púrpura, como se llame según el tono y el momento.
Después llega el nombre, primero lo acorto, luego lo pienso en inglés, luego me echo atrás -"ains no, que los buscadores se equivocarán" para seguidamente pensar, "pero ¿qué digo?. A quien quiera encontrarme, los buscadores lo llevarán al mismo sitio, si seré tonta a veces..."
Consulto, y descarto el primero que pensé por evocar demasiado a un agua de colonia, jeje. Descarto el segundo -debo confesar que es mi preferido- porque es en inglés y no sé... aunque las veletas cambiamos, y todo puede volver a replantearse.
Y elijo el que puse como título de entrada una extraña tarde de sábado. Me gusta en castellano, en inglés es como el título de una canción (mejor dicho, en inglés cualquier frase suena a canción), pero finalmente lo elijo en mi lengua materna.
Pero soy veleta, y puede que aún esté en la versión Beta 1990.01 de mi blog ;) esperando la versión definitiva...
De veleta a veleta: me gusta tu cambio de look. Siempre queda bien cuando lo cambias acorde a cómo te sientes...
ResponderEliminarBesotes...
El color es bonito...buscaba yo uno así para un relato...
ResponderEliminarSaludos
Me gusta mucho, lavanda mmmmm
ResponderEliminarPues a mi también me sigue gustando el contenido y el continente. El veletismo es una enfermedad de lo más común. En algunas épocas por circunstancias concretas se puede agudizar un poquito, pero suele ser una enfermedad transversal a la especie, algunos puristas le llaman evolución.
ResponderEliminarSi hubiese tenido una nena, que no, dos nombres que tenía pensados eran; Violeta o Lila. Así que ¿qué te voy a decir?, pues que me encanta el giro que ha dado tu veleta. Ademas el olor a lavanda, mmmmmmmmm, el olor a lavanda.
ResponderEliminarBesos.
Saludetes a los que habéis entrado a dejar vuestras impresiones...
ResponderEliminarLa verdad es que, en menos de 36 horas he cambiado de título como cuatro veces (Davall un cel violeta, Sobre un mar violeta, Mar Violeta, Pensaments... sobre un mar violeta). De momento, como me parece que no termino de decidirme :$ dejaré el título como estaba, que a veces tanto cambio junto no sé, no sé...
Me gusta el cambio, en especial la nueva imagen de cabecera y el morado predominnate en la página. En esta ocasión estoy de acuerdo con ese joven unineuronal.
ResponderEliminarSalu2
Me gusta el cambio, en especial la nueva imagen de cabecera y el morado predominnate en la página. En esta ocasión estoy de acuerdo con ese joven unineuronal.
ResponderEliminarSalu2
Pues a mí el lila me encanta :) :) :) Me hace sentir como en casa :P
ResponderEliminarTambién a mí siempre me ha hecho gracia eso de ser veleta, porque, ¡bueno!, ¿se podrá confiar más en la vuelta de algo que de una veleta? Si al final es todo como lo quieras ver.
Mira Pocahontas, por ejemplo :) :) ¡Yo sólo cito a los mejores! El padre veía al río como un ejemplo de constancia; en cambio Pocahontas, lo veía cambiante… “sus aguas cambian sin descanso; sutil sonido que distante llama…”.
Quizás lo que esté detrás de todo esto sea el hecho de que, como quiera que final solo hay uno, el modo en que puedes afrontarlo es diverso. Se puede ser constante y funcionar a soplos de viento..; ¿se puede? Yo creo que sí.., pero lo malo de todo esto es que la gente espera que vayas a su ritmo, que hagas las cosas tal, como y cuando ellas las harían… y eso ya sí que no. Por lo menos a mí me resulta imposible.., ¡salvo bajo nómina! :) :), que sería capaz de hacer que leo el a behehehehe ce.
Además, como cabecera cabeza cambiante, ¡qué te voy yo a decir! ¡¡¡Cambia, vuelve, vete, vuelve, y prueba!
Recuerdo un diálogo. La madre está viendo las fotografías de la hija. Son algo profesional, sobre edificios… aún así, la madre le suelta: “hija, ¿por qué no usas colores? La vida es en colores, cielo” :) :)
Besos colorados con purpurina ajena, ¡no quieras saber de qué partes! :)
Hola, he visto tu paseo por mi blog, asi que te gusta lo de la desperta, yo soy mas de la chocolata con buñuelos jajaja y despues una mascleta. Me gusta tu blog hay que cambiar cuando se quiere y siempre a mejor. Un beso
ResponderEliminarSigo cambiando...
ResponderEliminarY mira, aquí se ve eso que yo tanto defiendo de que "las personas no cambian". Cambio de gustos, cambian las modas... pero yo sigo con mi veletismo, que permanece inmutable :D
Lagu: gracias por tu deferencia.
Ant: me encantó el ejemplo del río en Pocahontas. Cuánto bien ha hecho el cine de animación y los dibujos animados, ¿eh?
Lansbury: eso de cambiar a mejor... puede no ser así realmente, no sé. Pensaré sobre ello.