domingo, 20 de septiembre de 2009

Mil billones de circuitos



"¿Sabíais que nuestro cerebro contiene un universo de diez mil millones de neuronas y mil billones de circuitos? Solo ocupa mil quinientos centímetros cúbicos y es como un océano negro, desconocido... ; siempre falta luz...
Pero es un generador de desorden. Sus leyes obedecen al azar, así que comete muchos errores. Además, es una máquina que hace ruido, aunque el ruido ambiental no se oye ¿no? como el polvo cósmico, que yo nunca lo he visto... ¿y vosotros?"

(Parte del diálogo de "Tierra")

Llevo un año descubriendo el cine de Medem, que ya hizo que me fijara en él en la espléndida "Lucía y el sexo" hace algunos más. La temática común que veo es seguramente lo que me atrapa tanto de sus historias. Habla de amores complicados... y complicados por indecisos, pasionales, difíciles, triangulares, de finales circulares...; al mismo tiempo, son amores hermosos, muy "de película".

En esos amores los encuentros duran sólamente instantes, espacios cortos de tiempo, y ante tan poco "día a día", nos es difícil imaginar un futuro desgaste, hastío, rutina y finalmente aburrimiento. Tampoco sé si se habla de amor en ellas, ya que no sé qué es el amor realmente, habiendo visto que cada habitante del mundo lo describe de un modo diferente.

Al terminar de ver una de estas películas uno queda ensimismado, queriendo estar dentro de esa historia y no en la que está, pero con un chasquido imaginario de dedos se regresa rápidamente a la realidad, y nuestra mente más sensata nos dice: "Si total, todo pasa..."

Estoy convencida de que, efectivamente, todo pasa, así como estoy convencida de que ese todo unas veces es infinitamente más atrayente, excitante y maravilloso que otros todos más conformistas, desaboridos, establecidos y cómodos.

Algunas personas sienten zozobra, aunque sea muy muy adentro, al sentir ese ligazón invisible pero socialmente obligado que impide de alguna manera que alguien que se compromete una vez pueda experimentar otras historias con otras personas, y no hablo de historias camiles, no (que también), sino de historias con conversaciones en cafés en tardes de lluvia, historias en las que en ese momento hay dos protagonistas, y uno de ellos no es la pareja que hemos elegido para toda la vida. Porque pienso que uno puede enamorarse durante un rato ¿por qué no? y continuar enamorado lo que dura, dure lo que dure ese encuentro. Y tener la sensación en ese rato de no querer estar con nadie más, aunque quien tengas enfrente no sea tu amor oficial, conocido, establecido.

La realidad no dejará nunca de ser complicada mientras todo siga siendo así tal y como lo hemos mamado, y quizás, siendo uno de los precios que tenemos que pagar por vivir en una sociedad "normal", si nos paramos a mirarlo atentamente, sea un precio vital. Nos sorprendemos pensando en personas en las que no deberíamos pensar porque pactamos algo con otra una vez. Es absurdo eso. Nuestra cabeza vuela libre, y si bien lo que al final casi todos terminamos haciendo es fantasear, llegados a un punto nos queda la realidad -gustándonos más o menos-, y la fantasía, idealizada y magnificada, que peligrosamente puede convertirse en obsesión.

Los que nos hablan y enseñan qué es la vida sin ser maestros, pero siéndolo tal vez por haber vivido el triple que nosotros, dicen que quien no vive una pasión -aún siendo complicada- no sabe lo que se pierde.

Ahora se puede usar (casi) el mismo razonamiento sensato que utilicé antes: "Si total, son cuatro días..."

3 comentarios:

  1. Compartimos los gustos por las pelis de Medem. Las he visto casi todas de él pero mi favorita "Los amantes del círculo polar". La he visto ciento y mil veces pero cada vez redescubro algo distinto, un nuevo significado entorno al doble círculo de la peli.

    Muchas veces me pregunto; ¿qué será de mi primer amor? ¿Qué podría haber sido? Me gustaría volver a reencontrarme con personas que ya han pasado por mi vida y hablar, simplemente compartir un café y una conversación interesante o absurda pero que se recuperé del olvido. Pero es tan difícil volver o reencontrar, hay tanta distancia física y emocional....

    Jo, hoy estoy inspirada.

    Majo eres un crack.

    Te quiero publicando libros.

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  2. He leído varias veces esta entrada: Al terminar encuentro un "por qué" o un "para qué" distinto de cada vez.

    Sabía que debía leerla varias veces por esa curiosa sensación de no sacarle todo el jugo a lo que (entiendo yo) que propones con semejante despliegue.

    De todos los por qués y para qués que me atrevo a encontrar en tu entrada, me he decidido por estos:

    En la soledad de las decisiones que tomamos como más arriesgadas, más determinantes en nuestras vidas, es donde surge con suficiente volumen lo que Médem llama "el ruido de fondo". Para mí no es más que nuestra voz interior.

    Y creo que lo que tanto Médem como tú queréis decir es que justo cuando surge, o justo porque surge, es cuando inevitablemente nuestra "conciencia" choca de frente contra la "moral".

    Y da igual el nombre que manejemos, porque el choque es siempre igual de duro. Y desolador. "Libertad" contra "Convenciones", "voluntad" contra "compromiso", "querer" contra "deber"...

    Me pregunto: Si la moral nos la imponemos resignados al descubrir que es imposible vivir con los demás en la continua colisión de nuestras libertades, entonces las convenciones, la "moral", ¿es simplemente un mal menor que evite la tiranía de lo que llamamos "capricho"?

    Y termino. Soy muy aventurero, y creo que si algo vale la pena en la vida es ir alcanzando algo que por desgracia solo ocurre ocasionalemnte: Comprender a los demás en la raíz de sus libertades: Oír su voz interior, entresacada de sus palabras. Como quien puede ver el reflejo de lo inconsciente en el espejo de lo que revela.

    Así que lanzaré de nuevo mis redes: Creo que esta entrada habla de cómo Médem ha hecho cine con una voz interior en la que te has sentido muy identificada: La que con el volumen suficiente te está hablando de la lucha de tus principios: Una libertad encarcelada en la prisión de una moral que te esclaviza.

    Y al cine se le responde con más cine, por favor: "Pero, ¿y quién vive?" (Blade Runner).

    Un beso.

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  3. Pues a mí me gustó mucho Caótica Ana. Y eso que la empecé a ver con desgana... Pero es que tienes toda la razón. Medem consigue que el espectador sea un personaje más de la película, y eso lo consiguen pocos.

    Besos!

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