miércoles, 7 de octubre de 2009

Perfección


Lo malo de ser uno perfeccionista es que nunca se ve suficientemente perfecto, ni encuentra gente  suficientemente perfecta. El trabajo, pese a gustar más o menos, dista mucho de ser perfecto -aún siéndolo-, y mientras un grano - o dos- siga asomando por una cara periódicamente, ésta no será nunca perfecta - aunque ni falta que le haga serlo-.

Una mirada que busca siempre lo perfecto tampoco puede ser perfecta en sí misma, fallando la probable perfección que hay ante esos imperfectos ojos.

Se harta uno de no llegar a hacer nada de manera perfecta, y la mediocridad es una especie de "castigo" para un corazón grande quizás, sí, pero completamente imperfecto.

En cambio, lo que más perfecto parece es aquello inalcanzable, cubierto por varias capas de barniz emborronaimperfecciones, y alejado por cientos -o miles- de kilómetros largos y terriblemente perfectos.

Procurando lo mejor estropeamos a menudo lo que está bien
(William Shakespeare) 
La perfección se logra al fin, no cuando no hay nada que agregar, sino cuando ya no hay nada que obtener
(Antoine de Saint-Exupéry)

Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos
(Hermann Hesse)

2 comentarios:

  1. Hablando de la perfección, me surge la misma pregunta que con la "normalidad"... Al final, llegas a la conclusión de que lo normal, no existe, como tampoco existe la perfección en sí. Es cierto que quien de un modo limitado tiende a la perfección, llega más lejos, pero a la larga no se ha demostrado que ese llegar más lejos, sea exactamente lo que se quiere conseguir en la vida... Creo que el ansia de perfección nos quita tanto tiempo, que tarde o temprano nos hace perder el norte de lo realmente importante...
    Sí, realmente lo que hacemos con y desde el corazón, y con un poquito de sentido común y mucho respeto hacia uno mismo y hacia los demás, se podría decir, independientemente del resultado... que es perfecto.

    Un abrazo

    CRISTINA

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  2. Cristina, dices una gran verdad, sobre todo con eso de que "... el ansia de perfección nos quita tanto tiempo, que tarde o temprano nos hace perder el norte de lo realmente importante".

    Hace un minuto estaba hablando de este tema con un amigo, y su conclusión fue la misma que la tuya, poniéndome el ejemplo de Shakespeare que usé yo como frase hecha. En realidad viene por estos versos:

    "What's in a name? That which we call a rose
    By any other name would smell as sweet"

    (¿En un nombre qué hay? Lo que llamamos rosa
    Aún con otro nombre mantendría su perfume)

    No debería buscar pues perfección o palabras perfectas a mis oídos si lo que importa realmente es lo que tengo delante cuando las busco.

    Gracias a los dos. Una gran ayuda para un gran desahogo.

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