lunes, 27 de abril de 2009

Libertad




Si Juan Salvador Gaviota hacía caso a su familia y al resto de la manada, si elegía para sí volar siempre en bandada, haciendo lo que todos querían que hiciera y cumpliendo con las expectativas que los demás esperaban de él, todo el mundo se sentiría más feliz.

Pero ¿qué pensaba él al respecto?

Si hacía eso que le suplicaban los otros ya no habría nada que le atara a la fuerza que le impulsaba a aprender, no habría más desafíos... ni más fracasos.

Está claro que el precio que debía pagar por dejar de ser como él quería ser era la felicidad de los demás. Pero ¿y la suya propia?

Hace una semana justa pasé una tarde estupenda de Sant Vicent con dos amigas de la infancia. Fuimos a la playa con los niños a comernos el bizcocho, como manda la costumbre. Nos conocemos desde siempre y ahí seguimos, con ese vínculo que da el cariño verdadero de quien no te exige nada, sino que te deja ser libre.

Cuando pudiendo no hacerlo vuelo a buscar espontáneamente la compañía de esas personas es porque así lo quiero, ya que a ciertas edades uno ya maneja la circunstancia de la distancia como mejor le place, sea con búsquedas, sea con excusas.

Me he dado cuenta estos meses de que en el momento en que empiezan las exigencias uno deja ya de ser libre. Y si bien al principio le das vueltas a la cabeza pensando si las razones de la otra gente son más importantes que tus motivos para ser de una determinada manera, terminas sintiéndote en ocasiones como en un escaparate donde se te juzga por ser como en el fondo quieres ser.

Y ahí ya notas opresión en pecho y cuello.

¿Por qué tengo que hacer uso de la falsedad e hipocresía si no quiero?

Una de esas dos amigas con las que estuve hace una semana es alguien a quien yo admiro. Y digo claramente que es una de las personas más especiales y a las que más quiero de las que he conocido en toda mi vida. Se llama Noe, y me dijo: "Majo -ella siempre me llama así-, sólo tenemos un ticket de ida, tenlo siempre muy presente".

Le haré caso, que por algo nació en mayo y yo en octubre y es mayor que yo :P.

También haré un poco más de caso a la frase de Nietzsche que tengo desde hace años en el mundo de Internet como distintivo de pensamiento... y seré como a mí me de la gana ser.

"La libertad es la obediencia a la ley que uno mismo se ha trazado"

(Jean Jacques Rousseau)

3 comentarios:

  1. Disfruté mucho con la lectura de ese libriño y sí lo primero es tu felicidad de ella depende la de los que te rodean.

    Biquiños miña!!!

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  2. La libertad fue un barco de esclavos... y ya hasta una película... ¿de Spilberg?, si así se escribiera...

    Pero la cuestión es que me quedo con lo que decía Anna, que prefería tener dueña... y en cuanto al ticket sólo de ida, bueeeeno, ¿qué significa eso?, has lo que te de la gana porque, bueno, no habrás de volver y para lo que te queda en el convento... :)

    Una persona libre seguramente sea más egoísta que otra cosa... no lo critico, pero igual hay que hacer cosas porque hay que hacerlas... ¿y si no?

    Besos pensando en lunes

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  3. La libertad está en ese punto en el eres sincera a ti misma, lo explicas tal cual, y consigues que los demás te entiendan. A veces lo consigo, a veces no, pero siempre hay que intentarlo. Como dice Noe, no hay vuelta atrás si no.
    Besos!

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