martes, 21 de abril de 2009

Breve historia de esto




Bueno, como Marqus me emplaza a contar qué me ha aportado el blog, y a mí lo que más me gusta del mundo es escribir, con sumo placer le sigo la corriente:

Mi blog no es éste. Mi blog es el que tengo enlazado a éste, que fue en realidad el original, creado a principios de 2006 después de leer un reportaje sobre lo que eran y lo sencillo que era abrir uno.

La idea era empezar a contar una historia que tengo aparcada desde hace seis años. Una novela corta empezada en 2002 y que quería presentar a los premios Ciutat d'Alzira, convocados por la editorial Bromera. Llevo suscrita a la Revista de Lletres L'Illa desde el primer día, y cada número que recibo en mi buzón físico (no virtual), cada pequeña reseña que se hace de un libro modesto, y por supuesto, cada entrega de premios, me hace ser consciente de que -ya que no logré finalmente ser nadie- lo que más feliz me haría en esta vida sería ganar un certamen literario.

Mi pretensión era optar a los premios de las categorías juveniles, y por ello empecé en primera persona un relato, que se llamaría provisionalmente como el primer título que tuvo el blog: "Marc, història d'un llaurador pegolí"

Dado mi gusto manifiesto por la novela costumbrista y por todo lo que tenga que ver con la esencia del campo, la vida rural y las cosas sencillas del día a día, no tuve dificultad alguna en recrear la historia de un chico joven que, en pleno siglo XXI-, se dedicaba únicamente a la agricultura. Habiéndome criado en un pueblo, y siendo educada por una familia modestísima dedicada básicamente al campo (aunque los últimos años mi padre trabajó en la jardinería), he tenido siempre dentro de casa los aperos, la ropa sucia de tierra, los capazos...

He conocido el placer de ir con mi padre y mi perra Perla un domingo por la tarde (la gente del campo no descansa ningún día de la semana) con el Citroen 2 CV ("la Cabra") a verlo hacer cavallones y ruedos. Me sentaba en la acequia a observarlo trabajar y paseaba hasta el final de una senda de un km que se me hacía larguísima y que supongo que ahora me llevaría pocos minutos de recorrer (mis piernas crecieron hasta el infinito y más allá).

La cosa fue que, entre unas cosas y otras, avatares de la vida mediante, dejé aparcada aquella historia en unos 80.000 caracteres aproximadamente, y difícilmente veo el momento de retomarla, ya que mi cabeza ha cambiado bastante estos años, y no sé si vería las cosas con la misma inocencia con la que las veía Marc esos años...

El blog lo tenía ahí, y como nunca fue de entradas masivas de gente a comentar, era mi refugio y mi joyita. Pocos lo conocían, y la verdad es que amigos y conocidos a los que lo nombraba tampoco mostraban mayor interés en él. Escribía cuando me apetecía, pasaran semanas o meses incluso, y tampoco leía otros.

El tema de crear otro en castellano surgió una noche en un chat que frecuentaba, cuando dos chicos me comentaron que habían entrado a leerme pero al estar en catalán, no entendían ni papa. Me planteé entonces escribir alguna entrada aislada en castellano, hasta que acabé haciéndolas todas en esta lengua. Esos chicos no sé siquiera si llegaron a saberlo ni a entrar siquiera, pero curiosamente, empecé a tener algunos comentarios de gente que no eran conocidos ni amigos, cosa que me extrañó sobremanera.

A día de hoy, nunca pararía de escribir. Anoche, sin ir más lejos, estuve un rato escribiendo borradores de ideas que me pasan por la cabeza y necesito materializar. Algunas de esas entradas son tan personales y llevan tanta miga dentro que finalmente no las publico, pero el proceso "creativo" me ayuda por lo menos a sacar cosas fuera.

Me resulta muy reconfortante leer comentarios de gente con la que tengo relación directa, porque quizás al conocerme tanto saben por qué he escrito eso o aquello otro, y me ayudan expresando su punto de vista (aunque haya terminado de hablar con ellos hace cinco minutos). Y me resulta muy de agradecer que gente que no me ha visto ni ha hablado nunca conmigo entre a leer mis continuas tarrofagias y deje también su opinión (más imparcial que las otras).

De todos modos, como le dije a alguien la otra noche, no sé cuándo durará este proceso de entrar y plasmar, entrar y plasmar. Sé por experiencia que toda fiebre pasa, y llegará un día en que me quedaré sin ganas, o simplemente ya lo habré dicho todo...

Emplazo a contar su historia a cualquiera que quiera hacerlo.

4 comentarios:

  1. Caray qué rapidez! Ojalá cualquiera de los dos blogs te ayude a desempolvar esa novela. Yo estaré encantado de leerla :P

    Besos

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  2. Desempolva esa novela y termínala. La satisfacción de poner el punto y final a una obra literaria es comparable a muy pocas cosas. Seguro que el contenido de lo que has escrito vale la pena. Un saludo.

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  3. Más bien lo que pienso es que algunas historias es mejor reescribirlas desde el principio.

    A través del Espejo siempre dice que ningún amigo o conocido es el mismo para nosotros después de cada encuentro, así que pienso que si me reencontrara con Marc ahora, tal vez no me apetecería seguir contando su historia.

    Digo yo si será mejor a veces dar carpetazo y empezar de nuevo. Este personaje forma ya parte de mi vida, pero pretender resucitar algo que parece improbable que me aporte nada nuevo es a veces un acto de masoquismo.

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  4. Pero puede ser una buena idea que 'rescates' a ese personaje y lo sitúes en otro contexto. Es decir, que no cuentes lo que querías contar de Marc hace 10 años, pongamos por caso, sino qué es de ese mismo Marc hoy en día. Él habrá evolucionado y habrá otras cosas que contar de él, pero en esencia será ese mismo personaje. De esa forma no caerá en saco roto tu trabajo creativo, porque aunque no saques a la luz la historia que inicialmente pretendías reflejar, sí darás vida al personaje que tenías en mente. Y sólo eso quizá te reporte ya una más que grata satisfacción.

    Si haces esa 'traslación temporal', en absoluto creo que se trate de un acto de masoquismo, sino todo lo contrario, de enriquecimiento personal a través de la creación literaria. Un saludo.

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