viernes, 18 de septiembre de 2009

Reflexión de la penúltima semana de septiembre


(Ilustración de Jo Parry)

Aunque lo normal en mí es que me enrolle como una persiana y me ponga a divagar, a veces (solo a veeeeces) me vienen reflexiones que no necesitan mucho desbarre.

La que me ha venido estos días es la de que en ocasiones uno tarda en darse cuenta de que lo que más le gusta hacer no es necesariamente lo que mejor se le da (hacer).

En un primer momento se siente como una bofetada de realidad, a la que sigue -después de unas horas de reposo, reflexión y aceptación-  una sensación  como de tristeza; luego simplemente puede interpretarse como una señal para parar a tiempo, mirar un poco desde fuera (todavía más) con perspectiva, y después ya replantearse las cosas.

5 comentarios:

  1. Hay un proverbio aleman que dice "la perseverancia es la virtud que despierta las demás virtudes". Quizás cuando te planteas que algo no se te da bien o que no lo dominas como quisieras es lo que te motiva para seguir e ir poquito a poco avanzando. A fin de cuentas los ideales no son sino ese horizonte que nos invita a caminar pero al que nunca alcanzamos.
    Besos.

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  2. ¿Y quién ha dicho que lo que más nos gusta hacer haya que hacerlo bien? Lo que más nos gusta hacer, simplemente, hay que hacerlo, y sobre todo, disfrutarlo.

    Un besote preciosa.

    CRISTINA

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  3. Me ha pasado.
    Enlazo con el post de Espejo y me planteo: ¿será que lo que quiero no es realmente lo que quiero sino lo que creo que quiero? :S

    Besos...

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  4. Puessss... yo juego al baloncesto. No es lo que hago mejor, ni de lejos, pero es una de las cosas que más me gusta. Si sólo hiciésemos lo que se nos da mejor, no podríamos aprender. Qué verbo, dios! ¿Ves? Voy como un loco de ojos desencajados, corriendo a pleno día con una linterna en la mano, buscando la libertad en cada resquicio, y también la encuentro aquí. Aprender es rebelarse contra lo que nos limita. Hay pistas suficientes, Ant. Siempre hay un rastro. Al menos.

    Y ya que estamos enlazados (oh! milagro de la globalización) Cris, al final, uhhmmmm. Por muy de acuerdo que estemos sobre lo de que no elegimos los gustos, sino más bien creemos que los elegimos libremente, pues... a fin de cuentas, ¿qué importa no ser "realmente" libre, si uno se siente "de hecho" libre?

    Felices los ignorantes... mientras nunca lleguen a sentir que lo son.

    Gracias por la activación neuronal!

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  5. Agradezco de verdad a los cuatro -hoy más que otras veces- vuestros comentarios.

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