martes, 5 de enero de 2010

Gustos


- ¿Cuándo eres consciente? 

- No sé, imagino que, después de adorar un tiempo la Nocilla de dos colores pasas a empalagarte con el sabor del cacao blanco pastoso, que no tiene nada de cacao pero sigue siendo pastoso, y vuelves a preferirla de un solo color...; luego, la novedad de ese monosabor va volviéndose de nuevo demasiado rutinaria, y  te cansa. Entonces, tratas de agotar precipitadamente el resto, dejas un rato en remojo el vaso, y más tarde, con un cuchillo de punta redondeada, rascas el papel mojado del vaso, que pasa a ocupar su lugar en la estantería de vasos de Nocilla que no utilizas casi nunca pero existe porsiaca. Apenas tardas en apuntar en la lista de la compra la Nocilla, y cuando vas a la tienda y ves de nuevo aquella de dos sabores, vuelves a desearla, y pese a saber que te resulta empalagosa al cabo de pocos días, y de saber también que  más pronto o más tarde volverás a definirla como "demasiado pastosa", terminas cogiéndola de nuevo.

Hablo de gustos, y de círculos viciosos. De esos de los que hay que huir como sea, para no terminar sintiéndonos perdedores, ni tampoco parte de escena de peli con barra de bar-cara de borrachuzo-pelo a lo loco- y- rímmel corrido. Eso es muy triste.

Sobre los gustos (sin vicio) hay mucho que rascar -y no vasos de Nocilla precisamente-. Llega un día en que nos acercamos a los libros sin dibujos ni viñetas, por ejemplo. Será gradual, eso dicen, que algunos cambios son graduales, pero no, hay un instante en que se pasa de una cosa a la otra, aún conviviendo una temporada. Un momento, un eslabón de tiempo que somos incapaces de recordar por muy buena memoria que tengamos.

Sobre los gustos (con vicio), comúnmente se usa lo de la gota, que puede ser colmadora de vasos o detonante, dependiendo de qué final tenga, si jartible o maravillosamente perfecto (aquí me permití una licencia, ya que de normal se usa para lo primero  y no para lo segundo). Yo no creo que los gustos  sean estalagmitas, no se cambia así como así sin darnos cuenta. Hay un día en que simplemente sucede. Lo que pasa es que no nos acordamos. Puede haber sido por un empacho,  un tic nervioso, una frase desafortunada, un feo, un sueño, una ventosidad (silent but violent :P)... Es horrible esa sensación de "ayer sí pero hoy ya no" ...

Otro cantar sería discernir entre cuando algo deja de gustarnos y algo nos gusta pero decidimos -a la fuerza ahorcan- que no nos guste más... Pero ya cantaremos otro día.

PD: la foto no tiene nada que ver, pero Gaspar me trajo una similar... y es alucinante :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Te apetece aportar algo?