Como ya he dejado caer entre líneas en mis últimas dos entradas, ando con una miajita de lío contra una empresa de Teleco. Bueno, deciros que me siento como en este video, y aparte, me dan ganas de ponerme en plan Jodorowsky y coger todas las naranjas que tengo en la cesta con tal de canalizar el sentimiento de medio-rabia/medio-meestántomandoelpelo y cortarlas con mucha alevosía, o exprimirlas con ira, o directamente aplastarlas...
En fin, pelillos a la mar. De todo se aprende en la vida, y soy muuucho más sabia que hace una semana, eso desde luego; he aprendido nociones de derecho (el justo), a redactar Burofaxes efectistas (¿?) y , sobre todo, a ser más precavida para la próxima vez que decida cambiar (para mejor se supone).
Internet... ese lugar que nos ha cambiado tanto tantísimo, que consideramos ya como imprescindible en nuestras vidas cuando realmente para nada es así, y del que podemos perfectamente prescindir en períodos más o menos largos de tiempo.
Y... ¿qué alternativas nos quedan cuando no tenemos Internet, la tele no nos gusta y queremos estar con los ojos cerrados y disfrutando? Bueeeno, sí, eso también -a quien guste con los ojos cerrados, ummm-, jeje, pero yo iba por otro sitio, sí, iba a hablar de la Radio:
Desde luego que si tuviera que elegir algunos inventillos pequeños y tremendamente útiles en mi vida, dejando aparte los típicos como electricidad, agua corriente, jabón y teléfono, tengo clarísimo que elegiría unos cuantos que quizás parezcan chorras, pero a los que yo encuentro especial encanto: uno sería el descorazonador de manzanas, otro el cortador de patatas y el último sería la radio de bolsillo.
Ya hablé de lo que era la música para mí y cómo me ayudaba a evadirme, pero no comenté esa vez el otro uso que hago de las ondas.
Mi gusto empezó en un trabajo bastante solitario que tuve durante más de tres años en el que pasaba varias horas seguidas midiendo piezas de madera, cortándolas, ensamblándolas a golpe de martillo y grapas y lijándolas. Me encantaba hacer eso, usar mis manos. Cada nuevo premarco o marco directo era una pequeña obrita de arte creada por mí, y aunque el uso que se le fuera a dar fuera apilarlas a lo bestia en una camioneta y colocarlas sin demasiada delicadeza para dejar el hueco puertil, a mí me gustaba hacerlos bien. Empecé a coger el gusto a colocarme en los oídos lo que entonces era el preludio del actual MP3 y pasar las mañanas enteras escuchando los magazines. Con el que más disfruté fue con el de Julio César Iglesias en las mañanas de RNE. Sus ritmos eran mis ritmos, sus pausas eran mis pausas, y su pitido final era el momento de quitarme el serrín con la pistola de aire comprimido, coger la mochila y largarme a comer. Las tardes que iba -extras-, las dedicaba a Radio 3 y su música para nada comercial. Fue una época tranquila, de mente despejada... con mucho polvillo, algo de cansancio en los brazos y el disfrute de esos programas, que me llenaban, me hacían reír y me mantenían informada.
Estos días, aunque sigo teniendo conexión, me he replanteado mantenerla en cuanto me la corten. Nada definitivo, pero sí un tiempecillo, como cuando llega el verano y me asalvajo, sin cobertura de móvil, con batola, chanclas y poco más. En verano hay mucha luz, tardes libres, muchos libros, familia, playa.
En invierno he descubierto, después de un tiempo de repetitivas tertulias políticas que de momento me han hastiado, una fórmula que me está gustando bastante: se trata de Radio 5, y en mi gusto y opinión, es lo más parecido a la radio "de siempre". Voces cálidas y variadas, anécdotas del mundo del cine, la música, la literatura, la historia... entremezcladas con toda la actualidad.
Pego aquí su enlace: Radio 5, y juzgad vosotros mismos. A mí me parece una gozada.
Mi gusto empezó en un trabajo bastante solitario que tuve durante más de tres años en el que pasaba varias horas seguidas midiendo piezas de madera, cortándolas, ensamblándolas a golpe de martillo y grapas y lijándolas. Me encantaba hacer eso, usar mis manos. Cada nuevo premarco o marco directo era una pequeña obrita de arte creada por mí, y aunque el uso que se le fuera a dar fuera apilarlas a lo bestia en una camioneta y colocarlas sin demasiada delicadeza para dejar el hueco puertil, a mí me gustaba hacerlos bien. Empecé a coger el gusto a colocarme en los oídos lo que entonces era el preludio del actual MP3 y pasar las mañanas enteras escuchando los magazines. Con el que más disfruté fue con el de Julio César Iglesias en las mañanas de RNE. Sus ritmos eran mis ritmos, sus pausas eran mis pausas, y su pitido final era el momento de quitarme el serrín con la pistola de aire comprimido, coger la mochila y largarme a comer. Las tardes que iba -extras-, las dedicaba a Radio 3 y su música para nada comercial. Fue una época tranquila, de mente despejada... con mucho polvillo, algo de cansancio en los brazos y el disfrute de esos programas, que me llenaban, me hacían reír y me mantenían informada.
Estos días, aunque sigo teniendo conexión, me he replanteado mantenerla en cuanto me la corten. Nada definitivo, pero sí un tiempecillo, como cuando llega el verano y me asalvajo, sin cobertura de móvil, con batola, chanclas y poco más. En verano hay mucha luz, tardes libres, muchos libros, familia, playa.
En invierno he descubierto, después de un tiempo de repetitivas tertulias políticas que de momento me han hastiado, una fórmula que me está gustando bastante: se trata de Radio 5, y en mi gusto y opinión, es lo más parecido a la radio "de siempre". Voces cálidas y variadas, anécdotas del mundo del cine, la música, la literatura, la historia... entremezcladas con toda la actualidad.
Pego aquí su enlace: Radio 5, y juzgad vosotros mismos. A mí me parece una gozada.
hola Majo, precisamente anoche escuché en el programa de buenafuente una entrevista al periodista juan cruz y dió una definición de la radio que me gustó mucho, dijo que la radio es el google de los pobres. En este caso a mi no me importa ser pobre porque como a tí me llena bastante más que muchas otras ofertas de los aparentemente ricos.
ResponderEliminarPor otro lado lo que cuentas de como hacías el trabajo de la madera, da la sensación de que eres una persona bastante zen.
Besos.
Yo nunca he sido experto en radio. Bueno, como en ninguna cosa. No sabría decir los nombres de los programas que he escuchado, y casi ni las emisoras ni las cadenas, que han ido cambiando de nombre, de dueño...
ResponderEliminarRecuerdo ambientes. Ahora casi nunca escucho la radio, pero hubo una época, en BUP y los primeros años de la UNED, en que casi todas las noches me ponía los "cascos" (es que auriculares me suena muy serio), y leía y leía, y mientras en mi cabeza se resolvían guerras, sentencias, novelas, partidos... y me encontraba en la sensación paradójica de estar aislado de lo que me rodeaba más cercanamente, y a la vez estar sentado a la mesa de los que conversaban, o en el sofá donde fumaban, o detrás del escenario.
Es esa sensación. La de haber viajado, la de dejar el cuerpo aquí y tener la mente allá. Escuchar con los ojos cerrados ayuda a potenciar la concentración. Y la imaginación.
Eso me lleva a los cuentos clásicos en single, de Ariola, a 45 r.p.m., sentado a mis tres años en un sillón de la casa de mis padres, escondido con Pulgarcito detrás de un árbol, en la noche. Indignado con el burro por la actitud déspota de la ratita presumida...
Jaja, menuda regresión! Pero en fin, eso fue la radio para mí. De algún modo, perpetué esa magia de volar a otros lugares a través del oído.
Quizás esa imaginación ya no la tengan los niños de hoy, tan hábiles para coordinar mano-ojo, tan torpes para coordinar oído-magia...
La televisión me ha entretenido, los libros algunos instruido y otros hecho viajar, la música evadirme y divertirme, internet cubrir gran parte de mi curiosidad y descubrir cosas y personas que no creía ni que existiesen; pero la radio además de todas esas cosas, ha hecho algo que no cumple ninguna de las anteriores, me ha hecho y me hace compañía. No se muy bien explicarlo. Me levanto con la radio y me acuesto con la radio. Me se todas las programaciones de las 5 radios principales y de unas cuantas más pequeñas, tengo 4-5 radios en casa y unas cuantas distribuidas por el resto de sitios que suelo habitar.
ResponderEliminarEn definitiva, no soy capaz de imaginarme sin una radio en la mano o en los cascos del móvil ( lo único que iba buscando al cambiar de móvil) Es una pena lo que ha bajado para mi gusto el nivel de la radio nocturna. Los años de La Rosa de los Vientos, a cielo abierto y país de locos, ha dado paso a unos de charlas nocturnas repetitivas.
Aún así alabo tu gusto por la radio y te recomiendo las ultimas horas del programa de Lucas y Asuntos propios en su integridad.
Salu5
Hola,
ResponderEliminarNunca me habían dicho eso de que pudiera ser zen, jeje, pero no me desagrada. Tomo prestados algunos preceptos orientales en mi vida, pero en realidad no sé si lo hago inconscientemente porque me gustan los sitios y personas despejadas, la austeridad y la sencillez.
Entonces puede que la filosofía que más se aproxima a mi manera de entender la vida sea esa, pero la realidad es que soy un manojo de nervios, hablo atropelladamente y lo que menos transmito seguramente sea paz, jajaja. En todo caso gracias por el cumplido, y una vez más me reafirmo en que mediante el lenguaje escrito podemos conocer a las personas pero solo en una pequeña parte ;)
A Espejo le digo muchas veces que escriba más entradas y menos comentarios :P. Es una pena que se pierdan por aquí semiescondidos. Ya ves cómo has contado lo de "coordinar oído-magia". A ver quién es capaz de superar eso, mente maravillosa :).
Juanillo, no sé si recuerdas cuando te conté mi enganche a la tetris cutre (esa que antes vendían los vendedores ambulantes negros y ahora los chinos en sus tiendas). Ya ves que esa maquinita ni siquiera tiene luz para jugar en la cama. Pues bien, curiosidades y casualidades de la vida, me regalaron hace poco una de ellas (asuntos publicitarios)... ¡y me volví a enganchar!. Quiero con esto decir que, tarde o temprano cuando recurrimos a lo básico vemos que tiene ese "noséqué" que otros medios más modernos no tienen, y con la radio puede que nos suceda eso. Seguí tu recomendación de "La Brújula", pero como te digo me cansó bastante, aparte de que a Alsina le veo un poquito sobradín -seguramente me equivoque-. Esos que me dices ahora veo que los dan en horarios en los que no puedo escuchar la radio :(, y el tema de descargar podcast lo veo complicado. Yo te recomiendo echar un oído a Radio 5 si no lo has hecho ya, y el día que haya novedades nocturnas (pero ojo, ¡en franja temprana¡), no dejes de avisarme.
PD: he tenido que editar el comentario por un patinazo enoooorme :$
Besos a los tres.