sábado, 15 de mayo de 2010

Desarrolla tu legítima rareza


Hace un par de años, en una repesca de concursantes "emblemáticos" del concurso Saber y Ganar, nos llamó a varios la atención la camiseta de Alberto Gálvez, un chaval con pinta de tener la mente muy sana en todos los aspectos. Era negra, y en letras de colores ponía: "Nadie es normal".

No tengo claro del todo con qué fin me habré definido yo misma medio en broma-medio en serio como "rarita", y con qué fin lo hacen los demás quizás no de manera directa afirmando: "es que soy raro", pero sí con sus actitudes (y más de lo que pueden pensar).

Xarito trabajó conmigo hace muchos años en un almacén de cítricos. Es dos años mayor que yo, rondando los veinte en esa época. El grupo con el que almorzábamos tanto ella como yo sentadas en los cajones de plástico era muy variopinto, de edades parecidas pero distintas y de gustos dispares pero con uno en común: salir.

Una tarde estuvimos empaquetando juntas, hablando de la vida que nos esperaba al salir de ese horario infernal, de los novietes, los ligues, los pubs. Y ella me dijo: "no hay nada que me guste más que ver el Un, dos, tres los viernes con mis padres y hermanos". Esa afirmación, tan sencilla, se me escapó en ese momento. Tal vez fue síntoma de mi grado de intolerancia -que toooodos tenemos en mayor o menor medida-, pero lo primero que me pasó por la cabeza fue que qué hacía una chica de veintipocos años un viernes noche en casa viendo la tele en vez de estar por ahí de marcha.

Me he acordado mucho estos años de ese momento, casi más que de la camiseta de Alberto Gálvez. Como me acordaré en un futuro del día en que le compré una colcha a mi hijo hace poco llena de dibujos de animales -lo que más le gusta del mundo- y dijo: "si viene un amiguito a casa y la ve se reirá, dirá que soy un bebé". No sabéis cómo me entristeció escuchar eso de alguien con seis años y pocos meses. Fui a devolverla porque no pude hacerle ver que lo que pensaran los demás era algo incontrolable, fuera esa colcha o fuera un determinado gusto.

Y lo he tenido presente estos días por cosas que he leído por la red. Esa tendencia -y necesidad - de dejar claro que se es "distinto". Pero no como una descripción de uno mismo igual que el color del pelo o los ojos, sino yendo más allá, marcando incluso distancias y más que queriendo decir "soy distinto", en el fondo adivinándose un "no soy como vosotros". ¿Más intelectual? ¿Más interesante? ¿más seguro de ti mismo? ¿mejor acaso? ¡Bah! Algunas afirmaciones parecen más bien sacadas de manuales estilo "triunfe en la vida" que de una convicción auténtica.

Es muy difícil -siendo humanos como somos y no personajes de nuestra propia ficción- engañar a todos todo el tiempo, como dice la famosa frase, y todos perdemos aire por algún lado. Hasta los coches de las mejores marcas tienen talones de Aquiles y les salen remesas que deben revisar al completo, y, como dijo  más o menos un psicólogo en un curso al que asistí, se podría pensar que juntando a los mejores jugadores ganarían todos los partidos, pero no, porque en ese conjunto se adivinaría un fallo, una falta de coordinación, de equipo, que harían que lo que no fallaba en cada uno individualmente fuera un punto débil en ese equipo ideal.

¿Es mal asunto contar las debilidades o lo que creemos que lo son? no lo sé, depende de a quién tememos defraudar. Ir por la vida en plan "estoy de vuelta de todo" mola, pero de forma coherente, que sea así, que no sea una imagen de fortaleza cuando la realidad es que se es tan débil e inseguro como el que más y se está bastante pendiente de no mancillar esa imagen que se cree proyectar.

¿Acaso soy "más" porque me guste la filosofía? y... ¿soy "menos" si digo que también leo el Pronto y la Cuore de vez en cuando?. Me apasiona un determinado estilo de música "de culto", pero al tiempo me emociono escuchando "Suspiros de España" en la voz de Conchita Piquer o "El emigrante" de Juanito Valderrama. Me reí con Torrente y no me dijo gran cosa El Sur. Sé que la belleza está en el interior, pero en no pocas ocasiones hubiera pactado con el diablo para tener el físico de Monica Bellucci. Y soy la misma persona siempre. Lo "sospechoso" que veo yo en este asunto no es el tener facetas variables, distintas y en ocasiones muy dispares entre sí, sino tratar de hacer creer que se sigue siempre una estela uniforme. La vida, los estados de ánimo, no son una planicie, sino más bien montañas rusas más o menos suaves.

Nadie es mejor que nadie, ya lo cantaron El Último de la Fila.

9 comentarios:

  1. Aporto a mi pesar ya que no soy yo de los que leen sin comentar. :)

    Oh, escribes muy bien. Lo digo cuando yo me veo atrapado en mi propio oído, observando cómo pongo palabras que riman con ad y a la vez pensando si al hacerlo me limito en lo que quiero contar.

    A mí eso de "soy raro", sinceramente; se creerán, te creerás que en eso eres especial; yo creo que hay mucha gente rara. ¿Lo raro es quedarte en casa o salir a estar con gente que sus pupilas dicen que no están?

    En una de estas vi el diario de Patricia. Yo disfruto trayéndote estas porquerías jajajaja (¿lo son?, vengo de leer un blog que quien lo escribe dice que Consuelo Berlanga se ha humillado, rebajado, por ir a supervivientes) Y bueno, iba una chica embutida en mallas que dicataban las modas; iba a decirle a su amiga que viviera, que se estaba perdiendo "la vida". La vida era embutirse y salir "de marcha". Entró la amiga... lo tengo por ahí grabado :( No triste, sino tierno... porque para empezar tenia esa expresión de no me enfado pr nada. Y nada, era una chica con pantoles, vaqueros, unos cuantos kilos de más, el pelo recogido. Tenía una hija, y "me gusta estar en casa". Yo habría abofeteado a la amiga... y es que, ¿qué te pierdes exactamente? Nu sé, allá quien quiera y pueda parecer normal, "que no es mas que una falta de valentía", y qué cansado debe ser, saber que hay que hacer o gustarte y decir tal cosa, y hacerlo; yo nunca he tenido esa capacidad... me recuerdo proscrito en el instituto, con la banda sonora de pocahontas en el walk man XD

    Lo de saber y ganar y su existencia ya me parece de traca jajaja, uy cuánto sé, cuánto tiempo he robado a mis amigos y familia para saber todo esto jajajaja

    besos de me voy como Majo a pensar

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  2. Mi amiga "la rubia", una chica bien (bien intolerante) se lleva las manos a la cabeza cada vez que lel cuento algo de mi vida. La tengo aceptada así porque sé que no es nada personal y, neuras aparte, me lo paso bien con ella, pero me di cuenta hace poco que la había asumido como alguien superior a mí cuando en realidad no lo es: tiene más estudios, más dinero, más éxito social, pero no por ello es mejor.
    Hace poco le presenté a un amigo y éste, viendo las caras o cntestaciones que me ponía ella de vez en cuando me dijo en alto (para que ella lo oyera): "¿y qué eres, su amiga o su mascota?".
    Se sintió mal. Pobre.

    (Besos de no sé por qué me he enrolado tanto...)

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  3. Yo me ofendo cuando me llaman normal.

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  4. Hola a los tres,

    No sé si se me entendió el sentido de lo que quise decir. Precisamente, quien promulga sus rarezas persigue un objetivo. No sé si trata de decirnos que "es especial" (como la canción de Burning :P), o qué.

    Creo, como comenta Ant, que ya que el mismo significado de la palabra "raro" puede tener tantas interpretaciones como personas hay en el mundo, y desde luego quien lo promulga continuamente persigue algún objetivo.

    Y no sé cuál es, francamente.

    Amtispan, ¿por qué te ofende que te llamen normal? ¿acaso piensas que no lo eres? ¿es que conoces a alguien que lo sea? ¡No me digas que eres de ese tipo de personas que describí! :P

    Saludetes a los tres y voy a duchar al niño y a pensar otra vez... :)

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  5. Sí, lo soy, siento decepcionarte :p

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  6. ¿Decepción? para nada (icono que mueve la cabeza negando a ambos lados)

    De la mayoría de personas que conocemos nos gustan más las partes que "el todo", ¿no?

    Pues eso :)

    De todos modos insisto en preguntas que yo misma me hago. Por ejemplo, puedo encontrar raro a alguien a quien le guste Álex Ubago o Alejandro Sanz, por poner dos ejemplos de cantantes pasteleros. Entonces, miro que en realidad sus admiradores son legión y la rara sería yo por no compartir ese gusto.

    Una vez más, concluyo que todos somos una mezcla de rarezas y convencionalismos, y el porcentaje de unas y otros que hace que los demás se formen determinada imagen atendiendo a estos gustos o aficiones es más flexible que el chicle, ya que depende de para quién.

    No hay más que ver los grupos de facebook. Todos están llenos (bueno, todos menos el que yo abrí de Palmiro Capón, jajajaja).

    besazos de nuevo.

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  7. Qué triste y bella es esa anécdota con tu hijo y la colcha de animalistos... el mío aún es un renacuajo de 22 meses (y también adora los animalitos), pero también llegará ese día en que notaré como ha crecido (ya no quiere ser niño o que se le vea como niño) y como empieza a asumir las fragilidades de los adultos (ese miedo a ser ridiculizado, tan "de mayores"). Aunque no es el tema, me he sentido muy próximo a ella.

    Sobre ese equilibrio rarezas/vulgaridades, tienes razón... lo que asusta o mosquea es la homogeneidad, personas que intentan encajarse a sí mismas en el estereotipo que han creado de lo que deben ser. Nada hay más humano que la contradicción. Una de mis citas favoritas es la de Walt Withman: "Me contradigo, sí, ¿y qué?; soy inmenso, contengo multitudes"

    Qué gran verdad y con qué chulería tan genial la suelta Withman.

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  8. Ay, Eligio, hay un dicho, italiano creo, que dice una gran verdad: "niños pequeños, problemas pequeños; niños grandes, problemas grandes". Y solo estamos empezando...

    En tu segundo párrafo has explicado muy bien el meollo (se nota que terminaste la carrera y yo no llegué ni a empezarla :P), y la frase de Whitman es adecuadísima, ya lo creo.

    Mi pensar es que la autenticidad de alguien se ve, y por tanto es totalmente innecesario que ese alguien lo saque a relucir continuamente.

    Aprovecho para explicar lo que dije del todo y las partes, porque lo leí más tarde y no me entendí ni yo, jajaja. Me referí a que somos un conjunto de partes, y nos gustan unas más, otras menos (muy difícil veo que nos guste absolutamente todo de alguien, y si sucede, pues pues pues... puedes enamorarte :)).

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  9. Definimos como raros a aquellos que se apartan del perfíl del tipo de gente con el que comunmente nos codeamos. Alguien que se rodea de todo tipo de gente solo considerará raros a aquellos especialmente extravagantes. Alguien que solo se mueve entre determinadas parcelas de la sociedad, el resto de gente le parecerá rara. Vamos, es un concepto bastante subjetivo esto de ser raro.

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