L.P. Hartley empezó una de sus novelas con una frase por la que quizás llegó a ser más conocido que por toda su obra. Fue tan simple en principio como:
"The past is a foreign country: they do things differently there"
(el pasado es un país extranjero: allí se hacen las cosas de otro modo)
Viendo que el hombre fue bastante prolífico y se le conoce por una única frase, me planteo si es bueno que te recuerden por un pequeño acierto entre varios, o resulta más bien frustrante. De cualquier modo, es mejor que sea así a que sea por un pequeño fallo entre varios aciertos, porque cuando sucede eso, que aquel nos pille confesados.
Hablaba hace poco el maestro Daniel Domínguez sobre la melancolía. Y habló tan bien y consiguió redondear tan bien ese texto que desde luego lo tendré mucho tiempo presente. ¿Mi idea de entrada perfecta? esa lo fue -hasta en el grabado-. En ella se nos viene a recordar que es un estado elegido, que los melancólicos se (nos) recrean en ese punto muerto que hace que, cinco minutos después, ya echemos de menos lo que pasó hace seis.
Pero vengo a añadir yo algo a propósito de varias cosas que sucedieron hoy y que están todas bien relacionadas:
Primero, doy un vistazo como cada mañana laboral a El País digital, y corroboro que el pasado a veces vuelve sin avisar, sin ser buscado, como bromeando con nosotros -melancólicos e ilusionados por igual. Y nos desafía, como diciendo: "sí, miremos hacia adelante, mirad hacia adelante, no os recreéis, pero siempre hay rescoldos flotando, inéditos, y el día menos pensado llegarán a vosotros, casualmente.. o no".
La noticia a la que me refiero es el hallazgo -cuarenta y siete años después-, de casi cuarenta fotografías nunca vistas de los Beatles (aquí). Puede que alguien preferiría no ver esos rostros adolescentes después de tanto tiempo y habiendo fallecido la mitad de ellos. Al resto les hará ilusión. Los contrarios, las reacciones antagónicas, como siempre. Pero, una vez más, el pasado es presente, al menos estos días que se ha conocido la noticia.
Esta tarde voy hacia clase y escucho en la radio del coche un tema que hace mucho que no elijo en mi MP3. Es de Alanis Morissette, que me encanta. Y recuerdo que reescribió su historia en cierta manera al volver a grabar su primer álbum de la forma en que veía la vida, la música y esas canciones el año en que se cumplían diez años de su publicación. En su día leí cómo explicaba que ella no era la misma y las canciones no podían ser las mismas. El disco, que os recomiendo íntegro, es Jagged Little Pill Acoustic. Otros grupos, como The Cure, también regrabaron sus mejores canciones con un enfoque más suave, tranquilo, maduro (aquí) varios años después. Imagino que si me pusiera a buscar habría cien ejemplos.
Termina la clase y conduzco de vuelta. Hay una recta de unos siete kilómetros digna de ser fotografiada y merecedora de varias entradas. Tiene árboles, muchos árboles, a ambos lados, y a medida que te vas acercando al pueblo forma un dibujo en perspectiva perfecto, con el campanario al final y las montañas rodeándolo todo. A esas horas a las que regreso, aparte, esos árboles tiene un verde indescriptible mezclado con amarillo -siempre echo de menos la cámara de fotos en ese tramo-, y el sol está en una posición que deja ver los mosquitejos que ya flotan en el ambiente. Campo, al fin y al cabo.
Bajo la ventanilla cuatro dedos por primera vez esta temporada. Entonces se me cuela una abeja o avispa, - no las distingo de normal, menos aún conduciendo-. Escucho primero su ruidito inconfundible. La música bastante alta. De pronto la veo, y me doy cuenta de eso, de que no es una mosca ni un moscardón, porque lleva un vistoso traje a rayas negras y amarillas (blanca y en botella...).
Me viene al presente otro pasado. Esta vez el dramático día en que fallecieron tres mujeres jóvenes hace unos quince años. Con hijos adolescentes las tres, algunas incluso con niños pequeños. En un coche pequeño. Por culpa de una abeja que se les coló cuando volvían de la ciudad. De nuevo, el pasado estaba allí, sin buscarlo, sin pretenderlo. He bajado la ventanilla del todo para que se largara cuanto antes -la abeja y ese pasado que no busqué recordar-.
Gracias por la cita. Pero lo importante es ese país extraño. Qué magnífica definición de melancolía. Hace tiempo que leí la novela y vi le película -antes ésta que aquélla-, y recuerdo que me gustaron. Como esta entrada, y qué bien cifrada en la canción de Alanis Morisette. Sí, tienes razón: la melancolía no sólo es un pais extraño, donde la cosas suceden de otra manera -quizá porque en la memoria siempre llueve-, también es una tierra que destila el aquel de la ironía.
ResponderEliminarUn beso.
A mí meencanta Alanis; cuentan que alguien escribió en un sitio lo bastante visible para que lo publicaran y yo a su vez lo viera para terminar diciéndotelo a ti: "Alanis is god".
ResponderEliminarDios podría ser una mujer; sin acritud te lo digo, porque he recordado que Susan Sarandon, en una entrevista, se refería a dios y luego decía: "she...", entre los aplausos de la audiencia.
Mirar atrás, ir a su encuentro o dejar que venga y abrirle la ventana; hay momentos; como los hay para las canciones. Una canción para subir y otra para bajar; a veces te tomas la de bajar cuando ya estás abajo; otras... con lo lista que eres ya lo habrás pillado :)
Ahora que lo pienso, tú te llevarías bien con Alanis; quedaríais para tomar el té y pensar; pero a mí me ignoraríais, lo sé jajajaj, ahora lo sé.
Sigo pensando que escribes muy bien; algo en la forma de hilar las ideas y coger las palabras. Te... es posible que yo mismo te metiera esas abejas; es lo único, además de las coacciones, que yo podría meterte jajaja.
¿Te he dicho que yo que no critico a nadien con nadien ni llego - con frecuencia a pensar mal -, dije de ti "lo majo lo tendrá solo en el nombre"? :) jajaja, sips, snif, y me arrepentiría si no te hiciera sonreír; pero has sonreído, lo sé.
Mola ese volver sobre las cosas; ver que eres distinto, que entiendes por lo que pasaste; entender eso es mas o menos comprender, intuír dónde estás ahora; la cosa con la que no te he visto - o no recuerdo - verte reflexionar, es... con el hecho de que saber muchas veces no cambia nada.
Bueno, besos, que tú y yo sabemos que no te mereces mis comentarios
Acabo de recordar tu anécdota de los huevos del mercadona y si pudiera meter la mano pondría un guió en el final del comentario anterior; como no puedo, besos
ResponderEliminarSerá impresión mía, pero me da que sueles asociar el pasado a la melancolía, a la pérdida de algo feliz. Será que tuviste un pasado envidiable o que el filtro del tiempo es muy selectivo... Esa Arcadia perdida confío que no te nuble tu futuro pasado que es el presente. La abeja no tiene porqué provocarte un accidente, también puede darte la oportunidad de actuar sin perder los nervios y salvar la situación, ósea (huesuda...? no, va a ser o sea), el presente gentilmente ofrece una oportunidad de no repetir el pasado.
ResponderEliminarDaniel, ya tengo la peli casi al 50% de descarga. Sobre la ironía a la que canta Alanis, todo fue casual. Sí la escuché después de muchos meses, pero, aunque hablo inglés, tampoco tengo un nivelazo hasta allá para entender las letras solamente de oírlas. Pero leerlas es otra cosa, y cuando vi lo que se decía en ella me dije que no podía ser más adecuada (¡y encima la encontré con subtítulos! :))
ResponderEliminarAnt, me dijiste eso, lo recuerdo (:P), no sé si fue en privado o en otro comentario, pero oye, qué rabioso estabas entonces, ¿eh? Bueno, me gustó que trajeras esa anécdota de la Sarandon, me alegro también de que estés más "sosegado" en cuanto a mi manera de no responderte a veces como tú quisieras (con voz de Bugs Bunny: "el problema es tuyo, amigooooo" :D), y tu reflexión final... ¡qué cosa va a cambiar saber algo si caemos en los mismos errores mil veces!
Amti, es más bien lo segundo, jajaja. Mi filtro es muy generoso. A veces, al recordar los hechos, recuerdo mis estados de ánimo y lo cierto es que volvería a algunos años, pero no quisiera sentirme como me sentía, porque tuve mis bajoncillos. Demasiado pido ¿no?
En cuanto a lo de la abeja, ¡efectivamente! lo conté así precisamente por eso, para darle otro sentido a los recuerdos, en forma de saber cómo reaccionar y hacerlo de la manera más segura. Pero, como comentó Ant y yo misma, a veces ni con esas.
Gracias a los tres. Besitos.
El otro día me contaba un amigo que no sé qué monje, en no se qué siglo (siento no poder dar información más seria) definía la tristeza como un estado de ánimo, y la melancolía como una tentación del diablo...
ResponderEliminarBesos!
Pues bien traída, Cris. He estado buscando y sale en muchos sitios, si no igual parecida, y lo más curioso es que me he encontrado tratados de la Edad Media -miedito me dan-, para ver sus causas y remediarla (no quiero ni pensar cómo , no he seguido leyendo).
ResponderEliminarGracias por venir pues :)