lunes, 29 de marzo de 2010

Contadores de historias

 
Quinientos gramos de palomitas de maíz. Ocho cabecitas de perfil mirando hacia el mismo punto. Reflejos blancos, reflejos de colores, dragones, rocas... No pude dejar de asociar el rato que pasamos en el cine disfrutando de "Cómo entrenar a tu dragón", con la capacidad que tienen algunas personas para entretener y distraer desde siempre a los espectadores más difíciles y exigentes que existen: los niños. Y, claro, pensé en ese oficio que espero que nunca se pierda: el de cuentacuentos.

Hace tres años fui mare-contacontes en el cole de mi hijo... y fracasé en el intento. Mira que disfruto contando anécdotas, explicando situaciones, no se me dan mal los chistes (dicen...), y me encanta el mundo de la literatura infantil y juvenil -menuda colección me estoy haciendo gracias a El País de las Joyas Literarias Juveniles-. Pues bien, quise escapar de los cuentos más utilizados y conocidos en los primeros cursos de infantil, y sin calentarme demasiado la cabeza, pensé que una buena historia que de seguro engancharía a veinticuatro locos bajitos sería la del Flautista de Hamelín. Qué ilusa fui. Puede que tenga cuerda y rollo para rato, pero no conseguí que mantuvieran su atención en mí más de diez minutos, y qué cosas que precisamente no supe tocar la flauta en sentido figurado y no solo no conseguí que me siguieran, sino que  se dispersaron por todos lados. Bueno, si de mi buen hacer hubiera dependido el transcurrir de esa historia, los niños nunca hubieran estado en peligro, hay que ver lo positivo.

Puede pensarse que, teniendo unos buenos ingredientes -seres fantásticos, personajes carismáticos, una buena historia... - y agitándolos, cualquiera puede servir para eso, y no, mare meua, ¡eso es un error! (valga yo misma como ejemplo):

"Las historias son utilizadas para compartir un mensaje, dar una explicación mágica, divertir, criticar, aportar posibles soluciones a conflictos..."
 
 
"El cuentero recaba su material de fuentes de tradición oral o de la literatura, pero lo resignifica y recodifica a la oralidad, deviniendo el contenido en su mensaje personal y único, con el cual, como un fuego que sigue devorando y expandiéndose, va atrapando a su oyente y lo va abrazando y abrazando con imágenes, percepciones y sensaciones que previamente modificaron e hicieron vibrar su propio ser.  El cuentero narra para alejar, engañar y posponer eternamente la muerte"


"El narrador no es para nada prisionero de un personaje, es prisionero de la historia que narra. Dispone de técnicas de narración y experimenta el placer de coexistir con esos seres imaginarios"



Sirva esta entrada como homenaje a todos los que tienen ese don.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Malos


Aunque sea un rol demasiado copiado vez tras vez y, sobre todo, repetitivo, me hacen mucha gracia los malos de ficción. Siempre tienen las cejas de malvado,  una sonrisa muestrabancada y, lo mejor de todo, casi al final del episodio o película, le cuentan al mundo entre terroríficas risas cómo prepararon y llevaron a cabo su plan maquiavélico (glup).

Sus víctimas -la mayoría de veces los buenos de la historia- asisten amordazadas al relato mediante flashbacks que el malo cuenta, detalle por detalle, como queriendo dejar buena constancia de que todo sucedió con premeditación, alevosía y muchos muchos deseos de venganza.

Sobra decir que finalmente -y como debe ser, coño, claro que sí- el bueno aprovecha este tiempo precioso en que aquel se regocija con su fechoría... y logra salir airoso del marrón.

Estos tiempos, y ya que no tengo otro remedio como aquel que dice, veo con bastante interés algunas series de dibujos a primera hora de la mañana y a veces a media tarde. Me gustan por su concepción occidental de lo que es una serie  de animación -nunca me terminó de gustar el estilo japonés, lo siento, exceptuando las adaptaciones más "infantiles" estilo Jackie y Nucca, Heidi...-. Bien, con eso me refiero a : grandes ciudades, rascacielos, autopistas anchas e interminables, villanos con toda su puesta en escena... Otro dato a destacar también es la voz de los dobladores. Calidad de primera.

Ben 10 es la favorita de la mayoría de niños que oscilan entre esa edad en la que Bob Esponja se empieza a quedar "pequeño" (aunque les siga encantando) y la otra en que todavía no pueden entender del todo al Intrépido Batman.

Pero ains, yo a mi edad  ya los entiendo todos, y confieso que los episodios que he visto últimamente de este último me han fascinado. Pensaba hace unas semanas viendo uno en el uso y abuso que hacen de los colores puros y los contornos remarcados, muy en la línea del cómic de siempre, no sé explicarlo mejor. Además, sus historias no tienen nada que envidiar a otras que suelen estar más reconocidas.

Quien diga que el progreso tecnológico no mejora el mundo pienso que piensa equivocadamente, valga la redundancia, y en eso puede que suene dura, pero... ¿quién puede negar que es un lujazo poder conseguir todo lo que nunca soñamos a nivel audiovisual, como bajarnos cualquier peli o serie que ha existido y existirá? (ay si me leen...). Sin ir más lejos, el otro día, y gracias a un dibujo de Speedy González que le dieron a mi hijo en el cole, puse a descargar joyitas de la Warner. Hablo de los Looney Tunes, claro. Bueno, allí estaban todos, la cara más "canalla" de los dibujos animados clásicos, lo opuesto a la dulzura de la Disney, que también me gusta.

Mi hijo descubrió al Coyote, y al oírlo reír desde este rinconcito donde tengo el ordenador, dejé lo que estaba haciendo y me senté a su lado a ver. Y mare meua, qué imaginación, qué animalejo con más mala leche ese Correcaminos. Y la perserverancia del otro, ahí es nada.

Me alegré un montón cuando me pidió más y más. Y aquí estoy, con el PC más ralentizado que el caballo del malo por culpa de la mula y el Mic mic.

domingo, 21 de marzo de 2010

Un frasco de lavanda

 
Aún huelo en ocasiones lo mismo que olí cuando nació mi hijo. Durante un tiempo pensé que era olor a hospital, pero luego desperté un día, tiempo después, en otro contexto completamente diferente y seguí oliéndolo. Era un aroma que no permanecía, no formaba parte de nada ajeno a mi persona, ni podía ser reproducido artificialmente. No era una colonia, perfume, comida, medicamento... Francamente, no sabría describirlo, y el día que lo olí aquí, en un momento similar a este, supe que no estaba fuera, sino que me pertenecía a mí.

La misma sensación -que no el mismo olor- tuve cuando pude oler ratos. No ratos normales, sino ratos especiales. Miré a mi alrededor, a mi entorno, mis muebles, mi escritorio, mi ropa... pero otra vez no existía nada concreto que me lo produjera. Existía en mí.

En las tardes-noches de verano, después de ir por huertos, dunas y playa, me gustaba llenar la bañera dos palmos y bañarme con gel Lavanda de Puig. Ese olor pasó a estar asociado -siempre y para siempre- con el relax, el estar bien. Luego fui infiel en parte y llegó a mi vida el Heno de Pravia, que adoro y vuelve a mí cíclicamente (soy muy de cambiar continuamente de marcas), aunque mucha gente dice que huele a huela.

Pues bien, hace unos meses, en una excursión organizada que hicimos a Guadalest, el Ayuntamiento del pueblo nos obsequió con una bolsa llena de cositas, camisetas, gorras... y ¡un frasco de Lavanda de Puig :O!

Lo tenía guardado en la repisa esperando su turno -ya puede esperar, ya, que delante tiene dos botellas grandotas de colonia fresca de uso diario-, y ayer por la mañana, al escuchar en la radio que la primavera nos acechaba, acabé de vestirme para ir al curro y eché mano de esa botella de vidrio grueso y verde tan típica, como en un acto reflejo, no sé. ¿Asociación de ideas?

A saber...

jueves, 18 de marzo de 2010

Una pequeñísima selección

 
Me encanta el cine español. No debería especificarlo, porque quizás de ese modo lo discrimino un poco sin querer, al distinguirlo del genérico cine, pero es que me apetece decirlo así, con su nombre y su apellido. Lo encuentro cercano, en ocasiones demasiado crudo y falto de la fantasía que son capaces de meter los norteamericanos en cualquier historia corriente. Pero me veo en él, me identifico con esas personas y casi siempre me deja un rato pensando en algunos por qués. Hoy, y seguramente para tapar el amargor de la anterior entrada, me ha apetecido hacer un post simplón en su concepto y mucho más visual de lo que estoy acostumbrada a publicar. Echando mano de memoria y aprovechando que comenté algunas pelis en un foro hace tiempo, paso a enumerar algunas que me gustaron especialmente en su día. No pondré más que una imagen, o un cartel, lo que encuentre por ahí, y dos o tres frases o motivos que os daría para que os acercárais a ellas si algún día me viera en plan "un minuto para convencer al jurado" :D.



Uno de los círculos con los que tanto me hace disfrutar Medem. Azul mediterráneo, arena de color claro, olor de sal que salta de la pantalla a nuestro sofá -sí, sí, hablo en serio, ya lo comprobaréis-. Personajes, como islas, sin nada realmente que les una a ningún sitio. Que se encuentran y reencuentran. Que se necesitan unos para dar razón de ser a los otros. Y Najwa, que siempre dice más con sus ojos que muchas con un guión hecho a medida.




Cuando una persona desaparece para siempre hay dos opciones: tratar de olvidarla o no dejar de recordarla.
Se os encogerá el corazón. Y avisé...




Ágil, original, tal vez arriesgada por el efecto de la cámara al hombro. Diferente.




Cuento de amor partiendo de un beso y una promesa (cómo me acabo de acordar al decir esto de Burning...). Intrigante, con final sorprendente y en uno de sus papeles protagonistas una debilidad mía - a quien he tenido el gusto de "conocer" personalmente-: Julio Perillán (ains, ya te descubrirán, ya...)




Dignidad. Buenas interpretaciones -si está Candela siempre las habrá, incluso en la maleja Los años desnudos-. Un tremendo nudo en la garganta.




No hay nada más bello que lo que nunca se ha tenido...


Obviamente quedó fuera prácticamente todo el iceberg, empezando por cualquiera de Almodóvar -creo que Kika es la única que no me gustó-, las clásicas en B/N, las anteriores a los ochenta que poco a poco iré conociendo a medida que me las vayan recomendando directa o indirectamente; uf, si esto ha quedado más corto que otra cosa, pero cómo me apetecía ponéroslas....

Y esto... feliz puente de San José :)

miércoles, 17 de marzo de 2010

¿Qué fue de ti?


A José Luis Garci se le tiene mucha manía -al menos en España, como no podía ser de otra manera-. Sin embargo yo, si tuviera ocasión de conocerle, solo tendría palabras de gratitud, porque gracias a él pasé unos memorables martes de cine- nunca mejor dicho-, al ver esa noche y no otras el programa emitido la víspera, lunes (cosas de los vídeos y los DVD grabadores).

Aparte de traerme a mi casa y a mi vida los recovecos del cine, o, como dirían en Radio 5 los secretos de rodaje, me hizo interesarme por él como cineasta, y si bien puede que las películas que he visto suyas no sean de las que pondría en lista de preferidas o altamente recomendables, no se le podrá negar el preciosismo, el detalle y la sensibilidad.

Nunca había visto esa peli. La bajé quizás por ver una referencia en algún lado, ni siquiera del por qué me acuerdo, y mira que normalmente atamos lo que hacemos sin darnos cuenta y simplemente tirando un poquitín del hilo vamos retrocediendo hasta llegar a la causa de nuestro efecto-presente.

Era sábado. Llovía -casi cien por cien de seguridad viendo la que nos ha caído este invierno-; hacía mucho frío -alguien que duerme con calcetines hasta casi entrado el verano no podría decir otra cosa-, y, por supuesto, no tenía conexión para perderme cliqueando de forma sistemática y ansiosa como hago/hacemos muchos.

¿Qué decir? que la vi de un tirón -nada habitual en mi caso-, que me encantó ver cómo era España esos años -otra vez-, que Antonio Ferrandis hizo un papel elegante como pocos, y que Encarna Paso se hizo conmigo a los pocos planos.


Me parece que hasta los treinta años no pensé nunca nunca en la posibilidad de que uno pudiera alejarse de alguien queriéndole. A lo mejor mi microchip de cómoeslavidarealmente estaba un poco en su versión 1.0 y tenía falta de un reseteo o formateo directamente. ¿Qué? las cosas salen bien si hay voluntad por ambas partes, si al final el cariño es lo que prevalece, si teniendo eso... ¿qué impedimentos van a haber?, si mira, contra viento y marea, ahí estamos, valóralo, si...

Empecé hace unos meses a entender y asumir que a veces las cosas suceden porque no hay más remedio, que por mucha voluntad que se ponga -incluso por ambas partes-, a veces las personas se alejan y separan sin más. Me lo contó un amigo una noche. Seguramente yo andaría llorando. Y lloraría en mi versión 1.1.0, es decir, sorbiendo mocos y notando como algo se me rompía a pedazos por dentro. Algo que por mucho empeño que puse, no pudo ser.

Bueno, en Volver a empezar, Antonio y Elena -Antonio y Encarna- se separan un tiempo. Un tiempo, que pudiendo ser semanas o meses se transforma en cuarenta años. Se dice pronto. Causas ajenas, directas, qué más da. El hecho está ahi. Vidas paralelas.

Cuando se reencuentran, en un momento tan "decíamos ayer", solamente después de haber hecho el amor, ella le pregunta tiernamente: "- Y dime, ¿qué fue de ti?"

Escuchar esa frase me impactó, me descolocó, me trajo viejos fantasmas al presente, me afectó...

Y, como digo muchas veces... solo ese ratito me hará recordar esa película para los restos.

sábado, 13 de marzo de 2010

Buen viaje


Qué cosas. Hace una semana justa me vino Machado a la cabeza, sevillano de nacimiento y castellano -entre otros muchos gentilicios- de corazón. Ahora se nos ha marchado el castellano que más habló y amó a su tierra; y no desde la distancia -como hacen muchos a veces eligiéndolo-, sino siguiendo allí. En una entrevista dijo que una vez viudo de su Ángeles -"la mejor mitad de mí mismo"-, solamente le hubiera faltado ser viudo también de su Castilla y de su campo...

Desde todos lados hay un bombardeo de información sobre su persona estos días. Se nombran todas las facetas que tuvo como hombre y humanista. Me permito elegir la que más me llega, la de amante del sitio donde nació y de sus paisajes. Sin ellos nunca hubiera podido contar las cosas como lo hizo:

Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo
D.E.P Miguel Delibes

sábado, 6 de marzo de 2010

Un papel arrugado

 
La poesía es para mí buen tiempo, ausencia de nubes amenazadoras y oscuras, brisa más bien cálida. Seguramente en el Instituto daríamos poesía durante todo el curso, o al menos cuando tocaba, y sin embargo... ¿cómo es que la recuerdo llegando el buen tiempo? Por San José la panza se encogía de tanto cosquilleo, abandonábamos las camisetas interiores de manga larga y dejábamos asomar más el cuello. Pedíamos que nos cortaran el pelo de modo tal que desvelara la nuca, y el sol lo aclaraba. Se podía estar al fresco sin sentir frío, y cuando caminabas por la calle notabas esa sensación tan placentera de la temperatura perfecta, la misma que animaba a sacar las sillas a la calle y hacer tertulia. Entre clases -o en vez de clases- caminábamos unos doscientos metros hacia los primeros huertos de naranjos, nos sentábamos en los márgenes de los caminos y nos comíamos alguna. Al terminar, limpiábamos nuestras manos con los agrets, y mientras, hablábamos de lo que estaba por venir, ya que claro, a esas edades, todo está por venir porque nada ha llegado aún.

De Cernuda me quedó el tremendo romanticismo, quizás demasiado tremendo, precisamente. También el esfuerzo de desgranar verso a verso su largo Luis de Baviera escucha Lohengrin. De Miguel Hernández la enorme sensibilidad, y de Machado, la melancolía.

La poesía, "una honda palpitación del espíritu", es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es "el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo". La poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. El poeta pretende eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el tiempo psíquico del poeta, para que sea universal.(...) La poesía debe hablar con el corazón.

Leí algo sobre su vida este verano a propósito de una foto que me recordó a él. Entendí el por qué de esa melancolía. Y a veces sucede que uno lee algo y lo hace con tanto interés, poniéndole tanto cariño a esa lectura que, cuando llegas al final, y más cuando ese final es precisamente el final de la vida de una persona, te entran ganas de llorar. A mí me sucedió al leer lo que ponía el papel arrugado que encontró su hermano José en su abrigo, después de morir. Estaba escrito a lápiz:

Estos días azules y este sol de la infancia

jueves, 4 de marzo de 2010

Una gozada

 
Como ya he dejado caer entre líneas en mis últimas dos entradas, ando con una miajita de lío contra una empresa de Teleco. Bueno, deciros que me siento como en este video, y aparte, me dan ganas de ponerme en plan Jodorowsky y coger todas las naranjas que tengo en la cesta con tal de canalizar el sentimiento de medio-rabia/medio-meestántomandoelpelo y cortarlas con mucha alevosía, o exprimirlas con ira, o directamente aplastarlas...

En fin, pelillos a la mar. De todo se aprende en la vida, y soy muuucho más sabia que hace una semana, eso desde luego; he aprendido nociones de derecho (el justo), a redactar Burofaxes efectistas (¿?) y , sobre todo, a ser más precavida para la próxima vez que decida cambiar (para mejor se supone).

Internet... ese lugar que nos ha cambiado tanto tantísimo, que consideramos ya como imprescindible en nuestras vidas cuando realmente para nada es así, y del que podemos perfectamente prescindir en períodos más o menos largos de tiempo.

Y... ¿qué alternativas nos quedan cuando no tenemos Internet,  la tele no nos gusta y queremos estar con los ojos cerrados y disfrutando? Bueeeno, sí, eso también -a quien guste con los ojos cerrados, ummm-, jeje, pero yo iba por otro sitio, sí, iba a hablar de la Radio:

Desde luego que si tuviera que elegir algunos inventillos pequeños y tremendamente útiles en mi vida, dejando aparte los típicos como electricidad, agua corriente, jabón y teléfono, tengo clarísimo que elegiría unos cuantos que quizás parezcan chorras, pero a los que yo encuentro especial encanto: uno sería el descorazonador de manzanas, otro el cortador de patatas y el último sería la radio de bolsillo.

Ya hablé de lo que era la música para mí y cómo me ayudaba a evadirme, pero no comenté esa vez el otro uso que hago de las ondas.

Mi gusto empezó en un trabajo bastante solitario que tuve durante más de tres años en el que pasaba varias horas seguidas midiendo piezas de madera, cortándolas, ensamblándolas a golpe de martillo y grapas y lijándolas. Me encantaba hacer eso, usar mis manos. Cada nuevo premarco o marco directo era una pequeña obrita de arte creada por mí, y aunque el uso que se le fuera a dar fuera apilarlas a lo bestia en una camioneta y colocarlas sin demasiada delicadeza para dejar el hueco puertil, a mí me gustaba hacerlos bien. Empecé a coger el gusto a colocarme en los oídos lo que entonces era el preludio del actual MP3 y pasar las mañanas enteras escuchando los magazines. Con el que más disfruté fue con el de Julio César Iglesias en las mañanas de RNE. Sus ritmos eran mis ritmos, sus pausas eran mis pausas, y su pitido final era el momento de quitarme el serrín con la pistola de aire comprimido, coger la mochila y largarme a comer. Las tardes que iba -extras-, las dedicaba a Radio 3 y su música para nada comercial. Fue una época tranquila, de mente despejada... con mucho polvillo, algo de cansancio en los brazos y el disfrute de esos programas, que me llenaban, me hacían reír y me mantenían informada.

Estos días, aunque sigo teniendo conexión, me he replanteado mantenerla en cuanto me la corten. Nada definitivo, pero sí un tiempecillo, como cuando llega el verano y me asalvajo, sin cobertura de móvil, con batola, chanclas y poco más. En verano hay mucha luz, tardes libres, muchos libros, familia, playa.

En invierno he descubierto, después de un tiempo de repetitivas tertulias políticas que de momento me han hastiado, una fórmula que me está gustando bastante: se trata de Radio 5, y en mi gusto y opinión, es lo más parecido a la radio "de siempre".  Voces cálidas y variadas, anécdotas del mundo del cine, la música, la literatura, la historia... entremezcladas con toda la actualidad.

Pego aquí su enlace: Radio 5, y juzgad vosotros mismos. A mí me parece una gozada.