miércoles, 29 de abril de 2009

Tan cerca, tan lejos...




Anoche me volvió a dar un vuelco algo dentro. Estaba hablando -como todas las noches- con mi amigo, y llegó un punto en que la conversación se amargó un poco. No es que me dijera algo que desconociera, es sólo que siempre era yo la que hablaba de ello, y esta vez fue él.

Hablábamos de distancias, de emociones, de todo junto. Y de que, inevitablemente, todo llega un día en que termina, y aunque lo tengamos asumido, se me hace muy cuesta arriba pensarlo.

Hablo ahora de esos puntitos de inflexión en que ves que ha llegado la hora de partir. Que ya está todo el pescado vendido, como aquel que dice, y que la goma no puede alargarse más aún sin romperse. Y ves que ya los caminos van divergiendo, cada día unos milímetros más, uno más hacia el norte y otro hacia el sur... o el este.

¿Y qué hacemos entonces? puedes hablar con alguien a diario, sea por la vía que sea, y notar cómo cada nuevo acercamiento termina alejando un poquito más. ¿Debería ser al contrario? puede que sí, pero algunas veces es que no. ¿Y qué podemos hacer? Nada.

No sé qué piensa el resto de la gente de esto. No ubico si fue en una entrada, en un comentario o dónde, pero leí a A través del Espejo explicar que al finalizar cada encuentro con una persona, algo cambia, tanto en la visión que tenemos uno del otro como en la esencia de la relación. No por más frecuencia en la comunicación se llega a profundizar más en la misma. Incluso muchas veces sucede precisamente al contrario, y cuelgas el fono, das al aspa del msn o chat o te das los dos besos de despedida de rigor sabiendo que algo ha cambiado. Y no sabes qué ni por qué, pero así lo sientes.

La distancia física es tremenda, pero la emocional es dolorosísima.

Puntos álgidos los hay en muchas etapas vitales y diarias. Toda banda tiene un disco que los consagra, y está más leído que un tebeo que lo difícil no es alcanzar la fama, sino mantenerla. Después de cada excitación y estimulación llega un gran orgasmo, que tan pronto te viene como, a medida que transcurren esos quince, veinte segundos, ya lo estás echando de menos.

Luego está la dulzura de los reencuentros, que no serían tales sin sus contrarios, los alejamientos; como tampoco apreciaríamos los momentos buenos sin los peores.

Pero el poso triste lo deja ese punto en que ves que la cosa no da más de sí, y te despides siendo consciente de que lo mejor ya pasó y, evidentemente, en el mejor de los casos puede que se mantenga en línea recta, pero en el peor puede que vaya cayendo en diagonal, muy lentamente, pero cayendo hasta desaparecer.

En muchas de esas despedidas rutinarias me viene a la cabeza que la última también será así. Colgaré, cerraré, daré los dos besos, y puede que ya no nos busquemos más. De alguna manera acaban las cosas ¿no?

Porque ¿de qué otra forma si no desaparecen los afectos?

Mi amigo dijo concretamente que nuestra amistad moriría de frustración.

14 comentarios:

  1. Hola Majo, con tu profundareflexión me ha hecho rumiar que igual que cambian las situaciones igual cambiamos nosotros y crecemos, podemos esperar la incondicionalidad que nos dieron cuando éramos peques(?), sería mas humano y menos triste, saber que en la dependencia progresamos y aprendemos la forma de querernos, sin saltar de flor en flor como abejitas laboriosas, para que nuestra excelencia no muera injustamente... creo que hay quienes se defienden y se vuelven crueles para creerse mas fuertes... besets y nada de adioses

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  2. No sé. Cuando leí esta entrada... las primeras tres veces (ejem) me invadió una profunda melancolía. Como quien se contagia de la gripe, aviar, porcina, o puede que la peor de todas, la com-pasión.

    Pero esa parte caprichosa de mi carácter me empujó a quitarle hierro al asunto clave (para mí) de lo que leí: La distancia. Porque, en esta era de comunicación fácil, instantánea, rapidísima, con palabras, imágenes y voz... y sin contacto, ¿pesa tanto la distancia?

    Y justo después pensé "sí". Porque siempre faltará el roce, la sensación física, que la química es poderosa pero limitada. Y veo humildemente esa carencia del tacto como la causa de esa frustración que tu amigo dice. Y justo entonces pienso en el genial-aunque-científico (jeje, esto levantará polémica) Punset, y cómo las hormonas y neuronas juegan al escondite inglés con nuestras cosquillas...

    En fin. Por mucho que afinemos nuestra lírica, también nos define el sabor a sal.

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  3. Lare: gracias de verdad por dejar tu comentario, eso antes que nada. Pero bajo mi visión, no creo que progrese cuando dependo tanto de alguien. Unas veces la persona de la que dependo es más dura, otras veces más tolerante, pero sigo dependiendo, y es como pasar de jaula oxidadada a jaula dorada.

    Dependencia que me hace más débil en cuanto esa persona deje de estar interesada en estar conmigo, sea del modo que sea.

    Y me ha encantado tu frase final.

    B7s

    A través del espejo: aquí vendría a pelo ese famoso refrán de "no sólo de pan vive el hombre", jeje. Me gustó mucho eso de las hormonas y las neuronas, porque muchas veces las mías se mezclan, se confunden, se lían y siento cosas que no debería sentir, y luego no sé si las siento o son fruto del momento... y como ya he dicho que las feromonas que me atraen son las neuronales (si es que existen de ese tipo), puessss, que creo que me lié yo misma ahora, y es mejor dejarlo aquí.

    B7s también

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  4. Es duro decirlo así pero creo que son cosas inevitables. Decía Cristina Peri-Rossi (de la que hablaba hace poco Lare) que la vida es una incesante dialéctica entre la pérdida y la conquista, donde extraviamos cosas que amamos y encontrábamos cosas que no esperábamos encontrar.
    Y sí, creo que todo cambia. La definición de aprendizaje implica cambio permanente.
    Besos!

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  5. Es curioso que la reflexión llegue cuanto otro habla del tema habiendo sido tú siempre la que lo saca. Supongo que suele pasar, que no nos damos tanta cuenta de cuánto nos alejamos nosotros de los demás que de cuánto se alejan los demás de nosotros. Yo también me estoy liando.

    Hay cierta química entre las personas que creo que resulta invarible, da igual si la relación es diaria u ocasional o en persona o a distancia. Hay para quienes una semana sin contacto supone años de desrelación y para quienes años de ausencia no son más que un voy a comprar el pan, luego nos vemos.

    Por otro lado, creo que el contacto agota. Le pasa a las piedras con el agua. Por eso creo que las separaciones enriquecen relaciones, sobre todo si éstas no suceden de forma rutinaria. Verse sin buscarse es una buena especia.

    Besos

    PS: Me releo antes de Comentari del missatge y concluyo que no me tomes hoy demasiado en serio.

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  6. Cris: lo malo del tema es que es inevitable que algún día suceda, pero mientras NO sucede no debería entristecerme tanto por ello. Yo misma me coloco muchas tiritas para prevenirme del daño antes de que llegue, y no sé cómo curarme de eso :(.

    marqus: no sólamente no te has liado, sino que lo has explicado de la manera más exacta que podía hacerse. En el primer párrafo me das un "tironcete light de orejas" que reconozco que merezco. Nada que añadir.

    En el segundo lo has clavado. Es lo que yo llamo relaciones de "decíamos ayer...". Y en ellas es cuando vemos cuando es Sí y cuando es No.

    En cuanto a tu tercer párrafo, los optimistas dicen que "el roce hace el cariño", los pesimistas dicen que "... o una buena rozadura", y yo, que ni soy una cosa ni la otra (cada vez me cuesta más posicionarme en extremos), estoy más de acuerdo con Cicerón: "La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto la conserva".

    Respeto, respeto, siempre respeto...

    Gracias a los dos por venir ;)

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  7. Síííps, esa distancia, el vacío que se crea; el no voy, no comento, porque, ¿para qué?

    Nuuu sé, recuerdo un chico que conoció a parte de su familia siendo ya mayor y, bueno, le costaba relacionarse con ellos en el fondo porque todo ese tiempo ellos habían vivido sin él y... no podía evitar, él :), sentir que no lo necesitaban, que era accesorio, prescindible... rellenaba un vacío, nada más...

    Besos de fantasmas

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  8. Hola Majo. Aquí dejo la huella de haber estado por aquí, pues la huella de tus palabras ya me ha tocado.

    Un besito grande, y que siempre estemos dispuestos a seguir creciendo.

    Cristina

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  9. Es curioso que pese a llevar una vida basada en romper vínculos para poder vivirla, esta situación nos siga creando dolores de cabeza.
    Comenzamos teniendo que separarnos del vientre de la madre para salir a la luz del mundo y a renglón seguido se nos corta el cordón que nos une a nuestra madre, aunque nos quedan sus brazos que nos cogerán, pero pasado un tiempo esos brazos ya no nos cogerán porque hemos crecido y por esa misma razón ya nos desenganchamos de la teta que antes nos alimentaba; y poco a poco dejamos de cogernos de la mano para echar a andar por nosotr@s mism@s. Y así en infinidad de microrupturas que nos van preparando para que vayamos creando nuestro propio hueco en el mundo...pero no, seguimos dependiendo de otr@ para encontrar pleno sentido a nuestro espacio.
    En cierto momento de mi vida tuve una relación que envolvió mi existencia por completo. Y de acuerdo al proceso vital de crear y desligar vínculos llegó el momento de la separación (en este caso ella tomó la decisión de separarnos), cuando hice la versión de aquella época de darle al aspa del msn quitando todos los recuerdos que tenía de ella en casa, caí en la cuenta de que las paredes se quedaban desnudas, no había nada mío, con o sin conciencia había puesto mi vida a disposición de la relación y había cometido además el error de centrar la relación en su vida y en su mundo, supeditando el mío (el que no me había permitido crear) a su visión y a sus querencias.
    Igual error habría sido, creo, si hubiese sido al contrario, es decir, que ella se hubiera ido y al darle yo al aspa no hubiese nada que cerrar, porque ella no había participado en mi vida de ninguna manera.
    Como bien dices haciendo referencia a "a traves del espejo", cada relación que acaba nos deja distintos; aunque creo que eso nos sucede con todas las experiencias que vivimos. La cuestión es ¿por qué para esta faceta de nuestras vidas estamos tan sensibles o tan receptivos a notar su influencia y el cambio que nos provoca?
    No se cual será la respuesta, yo intento aplicarme una metáfora que un día alguien me dijo con respecto a la vida de otra persona que había muerto, cuando me dijo que esta persona era como un fruto que había madurado y que ya le tocaba caer del árbol. En el caso de las relaciones interpersonales creo que sucede lo mismo, cada relación como cada fruto tiene su punto de maduración y cuando este momento llega se cae del árbol. Y si nos empeñamos en mantener la fruta en el árbol aunque esté pocha, puede llegar a dejarnos la sensación de que el árbol también está muriéndose, es mejor dejar la fruta caer, que sirva de abono, de semilla para que nazca otro árbol o comérsela cuando está a tiempo. Lo que ocurre a veces es que estamos tan preocupados de que la fruta esté comestible que nos olvidamos de cuidar nuestros dientes para poderla masticar y luego pues por mucho que la fruta esté en su punto, los que no estamos en el punto somos nosotros.
    En fin, desconozco los matices del proceso que estás viviendo, pero creo que tienes la sensibilidad, la serenidad y la energía suficientes para seguir recogiendo frutos, cuidarte la dentadura y nutrirte de la vida en todo su esplendor.

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  10. Ant: el vacío que se crea, cuando antes era todo un enorme relleno, ¿verdad?

    Cristina: siempre creciendo, pero uf, a veces es agotador, y quisiera(mos?) que ya parara de una vez para tener más sosiego...

    Sâddha: me has dejado impresionada con tanta "desnudez". Digo yo que a veces no hay como tener experiencia en tal o cual tema para que fluya un comentario como el tuyo, tan en primera persona.

    Y sí, con lo del árbol y la fruta pocha lo has explicado muy bien, mejor que yo a lo largo de al menos diez entradas en que he tocado el tema del distanciamiento, las despedidas necesarias, el alejarse, los adioses...

    No era necesario llenar tanto espacio con tanta letra, si todo era así de simple, como la Naturaleza.

    Y mi proceso, pues ¿qué decirte? todo está escrito, todo. ;)

    Gracias a los tres por pasaros, de verdad.

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  11. Perdón por la parrafada, tengo la mala costumbre de enrollarme demasiado. Es una de las muchas contradiciones que tengo, a algo sencillo le doy mil y una vueltas.

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  12. NOOOOOOOOO!!!

    Cuando dije lo de que no era necesario llenar tanto espacio me refería a esas diez entradas (tal vez menos, tal vez más) en las que había tocado el tema!!!
    Ains, de ahí que dije que todo eso (todo de lo que yo pretendía hablar), se resumía en tu ejemplo frutil.
    Si me encantó tu comentario!! (incluso lo he comentado ahora con mi amigo del alma ;))

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  13. Conozco perfectamente esa sensación: la tristeza que te envuelve, la sensación de vacío y de soledad, el pensar que el final será así, tan simple e irrespetuoso para con todo lo que esa relación ha supuesto... Pero también he visto revivir relaciones que parecía que se encontraban en punto muerto o al borde del precipicio. La distancia, las vías de comunicación atípicas -aunque cada vez más frecuentes- provocan que condensemos millones de palabras, sentimientos y/o emociones en un breve espacio de tiempo. Con la misma intensidad que subimos al cielo creemos que caeremos... Porque una voz que se nos regala o unas palabras escritas nunca tendrán la fuerza de un contacto cara a cara; nos faltan los gestos, los guiños, las entonaciones, el brillo en los ojos... Percibimos de una manera equivocada. Morir de frustración, morir de ansiedad, morir a causa de malentendidos... los motivos son muchos, pero lo cierto es que vivimos con el miedo a que esa extraña relación muera por una u otra causa. Las parejas convencionales mueren por el tedio... Así es que trata de disfrutar del valor de esa relación: nunca hablarás tanto ni compartirás una parcela tan amplia de tu alma como ahora y con esa persona. No sois cuerpo...

    Un abrazo.

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  14. Miss Morpheus, qué bien lo has explicado, sobre todo cuando dices que condensamos prácticamente todo en un breve espacio de tiempo...

    Claro, hablaba de "esas otras relaciones" que has captado a la perfección. Y de esos días en los que, por el motivo que sea, "no es igual" que otras veces. Y como a veces es la única vía de contacto, piensas que se sostiene por un hilito muy muy delicado y sutil.

    A mí a veces se me remueven cosas dentro al pensar que si, por el motivo que fuera me quedara sin conexión a Internet, o sin Tarifa Plana a fijos nacionales, perdería muchos momentos que no quiero perder. Puede parecer que me conforme con poco, pero en ocasiones -y más cuando sabes que sólo puedes aspirar a "eso"-, es bastante, si no suficiente.

    ¿Hay otras vías? sí, ¿se podrían transformar esos momentos más habituales y "simples" en otros más intensos y demasiado esporádicos? también.

    Pero con algunas personas terminaría todo.

    Pensándolo bien, esa sería una buena respuesta "por silencio administrativo" a muchas preguntas sobre no correspondencias que nos hacemos habitualmente.

    Gracias por pasarte...

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