martes, 15 de diciembre de 2009

Caledfwlch


Recuerdo al perro con cabeza de hombre barbudo de Encuentros en la tercera fase. Durante años pensé que lo había soñado, pero me extrañaba, al tener esa imagen tan nítida. Comprobar que existía en realidad, aunque fuese de ficción, me tranquilizó, vaya que si me tranquilizó... Yo lo recordaba en forma de cromo, en un álbum que rellenaban mis hermanos mayores. Y confieso que me daba canguelo abrir el álbum por esa página. Era un álbum de cine, de esos en los que los cromos eran de cartón y se pegaban con Imedio, quedando el tocho todo hinchado e irregular.

También recuerdo por entero Excalibur. Me recuerdo enamorándome de la Materia de Bretaña- qué casualidades que justamente unos años después leyera un libro titulado así unas veinticinco veces seguidas-. Decía que me enamoré de todo eso, y seguramente a partir de esa película. Y lo mucho que me sorprendí cuando, por azar, completamente por azar, bajé de aquel bus de la National Express en Caerdydd, cuando yo no tenía que estar allí de ninguna manera. Qué nombres tan extraños... Cymru, Caerphilly... Allí estaban, en cada señal, camuflados entre la neblina, otorgando al conjunto todavía más reminiscencias celtas. Enamorándome todavía más.

Para mí hasta entonces habían existido Inglaterra, Escocia, Irlanda... pero apenas había advertido tímidamente ese pequeño país, del que desconocía casi todo. Y resulta ser que allí se habían gestado la mayoría de leyendas artúricas.

Dije antes que recordaba Excalibur. Sí, sobre todo la escena de La Dama del Lago. Eran personas, no dibujos, y pasaban cosas sobrenaturales. Era una mujer sumergiéndose en un lago, en un mundo de fantasía -como dice mi hijo cada vez que escucha la canción 20 de abril, qué cosas- . Creo que esa mujer, ese lago y todo lo que la rodeaba nunca se me van a borrar de la memoria.

A esas edades no sabes si aquello es realidad, todavía uno cree en lo sobrenatural, incluso en Dios. Uno se va haciendo mayor  y piensa que Camelot, Morgana, Merlín, Sir Lancelot o Ginebra han existido, en otro lugar y otro tiempo...

Tienen algo los galeses -también lo aprecié en los escoceses- que los hace entrañables. Están -como dijo una vez una chica jovencita en un programa de radio, haciéndome parar en seco lo que estaba haciendo- enamorados de su tierra. Ellos no tienen tiendas de souvenirs, ellos forman parte de una historia fantástica, y entras en cualquier tiendecita a comprar plata, o dragones, y, a medida que van contándote esas historias -con gusto  de contarlas, porque eso se nota-, van transformando sus rostros, y sus cejas pobladas se transforman en cejas puntiagudas, y llega un punto en que no sabes si es un tendero, un duende o un buen actor interpretando. Y allí te ves, rodeado de motivos celtas, escuchando música celta, con la nariz despejada por la bruma celta... y no terminas de creerte que hoy en día  sepamos a ciencia cierta que todo eso  no existió jamás, aunque tenga nombre y esté descrito pormenorizadamente. Aunque haya resistido siglos y siglos. Y claro, sientes que no estás en una simple tienda, como si en cualquier momento fuera a suceder algo "diferente".

Tengo una anécdota muy preciosa -como diría Heidi ;)-: conocí en el trabajo a un matrimonio galés. Me preguntaron dónde había aprendido a hablar inglés. Les conté, y al cabo de unas semanas recibí una postal:

Recuerdo a todas y cada una de las personas a las que conocí. Sus caras, sus nombres, sus voces, sus risas. Cuando terminábamos el turno de noche, solíamos reunirnos en el Staff-Room con una gran mug de té con leche. Ellos contaban leyendas, yo flipaba en colores.

Hay que viajar, viajar todo lo que se pueda. El domingo noche cómo disfrutamos una amiga y yo en el msn. Quedamos en irnos con más gente a Dublín, a beber cerveza negra mientras escuchamos grupos de folk noche tras noche, aunque salgamos a rastras y nuestros estómagos treintañeros nos pidan al día siguiente Alquén u Omeprazol. Luego mi amigo se reía cuando se lo contaba -porque claro, él también tiene que venir... -, y le dije: "vale, sí, no sé si lo haremos, pero ¿no estaría genial?".

Hay que ir a esos sitios, empaparse con sus leyendas, descalzarse antes de entrar en las Guest Houses. Hay que creerse que uno se está adentrando en las brumas de Avalon.

Y por cierto, ¿sabíais que en Gales hay una estación de tren llamada Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwyll-llantysiliogogogoch?

Dicen que es la que tiene el nombre más largo del mundo... :)

2 comentarios:

  1. :)

    He tardado más en leer el nombre de la estación que todo el resto del post!

    Qué bonita estampa has dibujado.

    ResponderEliminar
  2. Ohhh, con la ganas que hay de ir a Irlanda...

    Hummmm, pues yo, creo que lo he contado varias veces, pero es que viene a cuento ootra vez porque terminé de ver esa película, "voces de ángeles", con Vanessa Redgrave en el papel de anciana un tanto exéntrica de un pueblo... su marido era arqueólogo o algo y se le cayó encima un muro "jajajja", se ríe ella mientras se lo cuenta a un niño... "¿y Bobby?", el hijo, "lo mataron en la guerra", le cuenta y ya no se ríe. PUes bueno, la cosa es que según avanza la pelicula y... espera, espera, no hace falta saber tanto, corto este párrafo y empiezo.

    La cuestión es que ella le da un libro al niño, con los mensajes, que ella dice, le envió el hijo muerto mediante código morse, en las luces que titilan... Pues se lo da y le ayuda a superar la muerte de la madre.. y hacia el final, el niño le dice: "si no es verdad, ¿para qué me diste el libro?" A lo que ella responde: "porque es hermoso". Terminan riendo y el niño diciendo "escribes muy bien"...

    Hay la necesidad de creer, como crear, algo más hermoso y llevadero que la realidad, yo creo, esa es mi aportación, ¿cómo te quedas?

    Besos de buenas noches

    ResponderEliminar

¿Te apetece aportar algo?