Hablando hace ya muchas tardes con ^* ç&%$@ de números hechos y vistos como colores y extrañas conexiones cerebrales que causaban facultades fabulosas, como saborear formas u olfatear sonidos, salió -otra vez- el tema de la intuición.
Me reconozco firme defensora -si es que es algo "defendible"- de ese "don" (y lo llamo "don" porque lo presupongo positivo y hay personas que lo tienen más desarrollado que otras)
Dos de los filósofos "de cabecera" - y puede que de los que más se nos quedaron sus enseñanzas después de los años de Instituto- nos lo explicaron de forma clara. Uno fue Kant:
Dos de los filósofos "de cabecera" - y puede que de los que más se nos quedaron sus enseñanzas después de los años de Instituto- nos lo explicaron de forma clara. Uno fue Kant:
"En su sentido ordinario o vulgar, esta palabra se refiere a un conocimiento oscuro, generalmente referido a los acontecimientos futuros; sin embargo en filosofía utilizamos esta noción para referirnos a una relación cognoscitiva privilegiada: frente al conocimiento de una cosa que no tiene a su base una experiencia inmediata de ella (por ejemplo el conocimiento puramente conceptual), la intuición es el modo de conocimiento en el cual el objeto conocido se encuentra presente, "en persona", ante el sujeto que lo conoce".
(Kant admite la intuición empírica o sensible (sensación) pero no la intuición intelectual)
(Kant admite la intuición empírica o sensible (sensación) pero no la intuición intelectual)
El otro, Descartes:
"... los dos actos de nuestra inteligencia o razón gracias a los cuales podemos llegar al conocimiento cierto son dos, la intuición y la deducción. La intuición no es el testimonio de los sentidos ni el juicio engañoso de la imaginación sino la concepción que nace o tiene su origen en las “solas luces de la razón”. Es más segura que la deducción y no deja lugar a dudas de aquello que comprendemos"
Yo sigo empeñada en conceder valor a ese sentido, que no puede ser medido, ni pesado, y en muchas ocasiones contrastado (sobre todo si no hay colaboración y se nos "oculta" información), pero es obvio que ahí está, sin embargo. Por ello, no dejo de alegrarme por lo que nos hace llegar Punset a través de entrevistas (aquí), y también en su blog:
"... ahora la ciencia nos ha descubierto que cuando no se dispone de toda la información necesaria para resolver un problema es bueno fiarse de la intuición como una fuente de conocimiento tan válida como la razón (...) Este es un mundo muy distinto del que yo había descubierto de pequeño: entonces la intuición no se podía tomar en serio, sólo era válida la razón, y nadie sabía lo que nos pasaba por dentro."
Bien, en aquella conversación salió el ejemplo tan claro que tenemos en los animales (esas historias que hemos oído sobre algunos de ellos capaces de predecir terremotos, etc), y por primera vez apareció la palabra instinto. Parece ser que el proceso mediante el cual algunos animales son capaces de anticiparse a hechos viene dado por su propia biología:
" ... se define como una pauta hereditaria de comportamiento (...). Concepciones sostenidas tanto desde la Biología como desde las ciencias sociales (Antropología, Psicología, Sociología), han procurado demostrar que el ser humano carece de estas pautas complejas, aunque sí trae consigo otros tipos de mecanismos más simples como el reflejo. El psiquismo humano surgiría entonces como una forma adaptativa que procura suplir las falencias biológicas incorporando un determinismo que no tiene relación directa con lo biológico, sino que es psíquico, aunque se apoya en aquél".
Bien, algo queda claro, me parece a mí. No se trataría pues de dar crédito o creernos todas las películas que nos montamos en la cabeza, ni de dejar que la imaginación hable por sí misma sin base alguna, pero ¿qué sucede cuando algo simplemente "se sabe", o "se nota"? O, lo que es "peor", ¿y cuando finalmente aquello que "sospechábamos" o "imaginábamos" resulta ser cierto?
Bien, en aquella conversación salió el ejemplo tan claro que tenemos en los animales (esas historias que hemos oído sobre algunos de ellos capaces de predecir terremotos, etc), y por primera vez apareció la palabra instinto. Parece ser que el proceso mediante el cual algunos animales son capaces de anticiparse a hechos viene dado por su propia biología:
" ... se define como una pauta hereditaria de comportamiento (...). Concepciones sostenidas tanto desde la Biología como desde las ciencias sociales (Antropología, Psicología, Sociología), han procurado demostrar que el ser humano carece de estas pautas complejas, aunque sí trae consigo otros tipos de mecanismos más simples como el reflejo. El psiquismo humano surgiría entonces como una forma adaptativa que procura suplir las falencias biológicas incorporando un determinismo que no tiene relación directa con lo biológico, sino que es psíquico, aunque se apoya en aquél".
Bien, algo queda claro, me parece a mí. No se trataría pues de dar crédito o creernos todas las películas que nos montamos en la cabeza, ni de dejar que la imaginación hable por sí misma sin base alguna, pero ¿qué sucede cuando algo simplemente "se sabe", o "se nota"? O, lo que es "peor", ¿y cuando finalmente aquello que "sospechábamos" o "imaginábamos" resulta ser cierto?
Yo y mi intuición estamos medio peleados. Muchas veces acierta o termina acertando (estas cosas de que piensas de una cierta manera pero parece que todo sale de otra hasta que con el tiempo vas atando cabos y ves que tenías razón en un principio), pero a veces me juega malas pasadas. Sobre todo cuando se trata de "juzgar" a personas.
ResponderEliminarEs que es como todo en la vida, que está a un 50%. Si aciertas, fue la intuición, y vete tú a saber si fue la puritita casualidad. Es un tema complicadísimo, pero sigo pensando que es un instrumento a tener en cuenta para verlas venir, no ya hablando de juzgar a personas, sino de situaciones que pueden darse.
ResponderEliminarEl problema es que yo me precio de saber leer a las personas con las impresiones que voy teniendo. Y normalmente acierto (tampoco es esto de verlas una vez y juzgarlas pa siempre, pero si estoy un tiempo con una persona aunque no llegue a intimar llego a conocerla bien "intuitivamente", o al menos eso pienso). El problema es que las personas muchas veces llevan muchas máscaras, y aunque la intuición quita algunas a veces llevan varias más debajo, o mi intuición solo me señala ciertas partes de su personalidad y luego veo que aunque en eso estaba en lo correcto hay más cosas que desbaratan en cierto modo la idea que me había hecho.
ResponderEliminarClaro, esas cosas que dices tú que "desbaratan" la ida preconcebida (aunque haya sido "cocinada" después de un largo período), son, simplemente, que las personas cambiamos de parecer y de gustos.
ResponderEliminarA mí eso me ha costado mucho de entender porque no pensaba que, aunque me pasara a mí con los demás, pudiera pasarles a los demás conmigo. Yo decía: "placa!, esto fue dicho, esto se dijo, esto seguirá siendo, pase lo que pase".
Y no es así. Sin ir más lejos y no me importa ponerlo por escrito porque así es, alguien dejó de quererme esta semana -al menos como me venía queriendo estos tiempos-, y así me lo dijo, a las claras.
¿Había tenido yo esa intuición? Sí, pero mira tú qué cosas, justamente cuando no estaba sucediendo. Y mira, ahora que sucedió, que llegó lo inevitable, no tenía yo esa intuición.
Sorrys por el rollo, pero ya dicen los británicos "When the cat is away, mice will play", y mi compi-jefa está ausente, jeje.
¿Me apetece aportar algo?, me dice tu saludo de comentarios. Pues sí, la verdad, jeje.
ResponderEliminarEl Señor Blogger y tú habéis ido apuntando, en mi opinión, actitudes y reflexiones que me hacen pensar en que (una vez más, y van mil millones) mucho de esto se reduce a que no existe un acuerdo de mínimos... una "hoja de ruta", como está tan de moda estos tiempos:
Las personas no se entienden por al menos esos dos motivos que habéis presentado muy claramente, para mí:
Las caretas y la intuición, por un lado... y por otro, porque las palabras no responden igual a sentimientos curiosamente de lo más parecido.
Me explico: Donde uno habla de "careta", habrá otro que hable de "miedo". Donde uno hable de "intuición" habrá otro que hable de "suspicacia"... pero en el fondo, todo son versiones de la misma idea.
Para mí, y os aburriré por repetitivo, todo lo explica la tensión que todas las personas vivimos entre dos fuerzas antagónicas: La necesidad de ser querido (o reconocido, o estimado, o valorado, etc.) y el miedo al dolor (a ser rechazado, a la pérdida, a la decepción, a no ser correspondido...)
Entre esos dos extremos me parece a mí que las personas fluctuamos, y nos vemos a menudo (por no decir casi siempre) como "barcas en el temporal", como "juguetes del destino", cuando posiblemente se trata de algo tan sencillo, y a la vez tan imposible, como coincidir con otra persona.
A mí no deja de parecerme tan difícil como apasionante: Verse en los ojos de otra persona, y sentirse en paz. ¿Hay algo que dé mayor sentido a nuestro existir?
;)
Estupendas reflexiones si señor. En mi caso acepto los cambios, pero no soy adivino. Y hay personas que cambian demasiado o que no son realmente sinceras...
ResponderEliminarTu último apunte, Mr, es sumamente interesante. ¿Por qué acusar de insinceridad o falsedad a alguien que, simplemente, ha cambiado de pensar? Yo, la primera que lo he hecho, lo admito, pero, pero, pero...
ResponderEliminarJajajaj, pero hay formas y formas de hacer las cosas. No es lo mismo sentarte con otra persona y decirle me pasa esto ya no siento esto creo que debo hacer esto otro, etc etc etc. Y otra muy distinta es tener que averiguarlo tu por tu cuenta. La transparencia y el estar atento a los demás es la diferencia entre una veleta y alguien que intenta afrontar ciertas cosas de otro modo porque ha llegado a la conclusión de que hay que cambiar algo.
ResponderEliminar¿Dónde está la frontera entre esa "transparencia" y ese "estar atento a los demás" y la excesiva suspicacia?
ResponderEliminarMe la sé, me la sé, me la sé!!:p
ResponderEliminarEn la confianza en uno mismo. En la seguridad ante los propios pensamientos, en las propias intuiciones. En la firmeza en las propias certezas.
En que no te duela, o te duela poco, o te cueste poco superar, el dolor de un desengaño, cuando ya hayas tenido mil.
En darse cuenta de que la suspicacia es miedo al miedo.
Hale. Ya.
Suspicacia es sospecha, lo contrario a la confianza. Si hay suspicacia es proque o no ha habido transparencia o hay un malentendido no resuelto por enmedio. De todos modos, la confianza es un intercambio, no es arrancarle al otro lo que tu quieres saber. Tu plantas la semilla de la confianza y el otro se confía en ti cuando se dan las circunstancias adecuadas. El problema de la pareja es que es muy difícil ser siempre transparente o confiarte al otro por los motivos que sean, y normalmente con esto no pasa nada. Todos nos guardamos algo. El problema es cuando ese algo resulta ser un obstáculo para llevar una vida plena, para mantener esa confianza en la pareja.
ResponderEliminarAunque yo no hablaba de parejas, sino en general, claro que me sirven muchísimo vuestras aportaciones.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con lo del malentendido ese que hay por el medio, o el "conflicto" no resuelto.
Lo que yo encuentro frustrante es que a veces las personas parece que hablamos idiomas distintos, no sé... :(
Hay personalidades más afines que otras. Lo del "idioma distinto" es muy común, pero las verdaderas parejas terminan haciéndose entender, aunque pasen por un proceso frustrante enmedio. De hecho, es lo que hace que unas parejas triunfen y otras fracasen. Muchas veces parejas que tienen todo en común fallan antes, lo hacen desde que encuentran un problema que no saben resolver (están acostumbradas a estar tan de acuerdo y pensar de manera tan parecida que desde que encuentran algo que las separa resulta ser algo determinante). Las parejas que se han forjado sin compartir tanto, que han tenido que luchar para mantenerse juntas, que han tenido que aprender a respetarse y entenderse en el fondo lo tienen mucho más fácil. El trabajo duro lo hicieron desde el principio.
ResponderEliminar¡Y dale con las parejas, Mr! jajajaja, pero mira, puede que sí, tu punto de vista tiene sentido.
ResponderEliminarAmén.
Lo siento, "salgo de un algo" y es un poco un monotema para mi XD
ResponderEliminaren general te diré que las relaciones de pareja tienen muchas especificidades, pero se pueden extrapolar a otro tipo de relaciones como las laborales o las familiares. Es muy difícil a veces hablar con un jefe o con un subordinado o con un padre o con un hijo, lo que cada uno espera del otro es muy distinto y lo que se exigen también (además de cuestiones de educación o de formación, que también suponen un gran abismo difícil de cerrar muchas veces)
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