Una tarde de este pasado verano, un recuadro pequeñito en El Jueves llamó poderosamente mi atención. La revista se iba de vuelta a Valencia, y no venía al caso recortar ese trocín. Cogí una libreta tamaño cuartilla de tapas duras y violetas que compré en el chino (hacía mil años que no compraba una libreta para mí), y apunté el artículo por entero:
"Según una encuesta realizada por el sociólogo Gerald Mollenhorst, perdemos a la mitad de los miembros de nuestra red social cada siete años. Pasado este tiempo, solo conservamos a un 30% de nuestros amigos, o bien de aquellos que nos echan una mano si los necesitamos. Del estudio también se deduce que hacemos amigos no según nuestros gustos, sino según las circunstancias, los lugares que frecuentamos y nuestra vida laboral".
Aquí explican cómo se llevó a cabo esa encuesta.
Hasta entonces, yo relacionaba el número 7 con ciclos vitales y potenciales crisis de pareja, además de la asociación que nos hicieron los Pixies (si el hombre es el 5 y el diablo el 6, entonces Dios es el 7...), y que el Catolicismo -por poner el ejemplo que quizás más conozcamos- le proporcionara una enorme simbología (séptimo día, siete sacramentos, siete pecados capitales, siete arcángeles, siete sellos abiertos en el Apocalipsis antes de que se desate la ira de Dios...)
Bien, aunque no se trata de recordar fechas y maldecirlas o bendecirlas (antes de, después de...), tampoco uno puede evitar que algunos actos anuales nos hagan más conscientes de esos cambios que han ido sucediendo. Uno de esos actos, para mí, es el tema de las postales de Navidad. Desempolvé esa costumbre hará tres diciembres, coincidiendo con el cambio de vida que experimenté. No sé si fue como parte de esas promesas que nos autohacemos cuando decidimos empezar de nuevo, pero quise tener ilusión de ir a comprar postales alemanas, con sus tonos tierra y sus brillos plateados y dorados, y dedicar un ratín, sentada en la mesa, a personalizar palabras, tratando de lograr una letra legible (ejem) dentro de las posibilidades -una es demasiado rápida a veces escribiendo, y así sale-. De la misma manera, elegí la postal según me resultara más adecuada dependiendo de a quién fuera dirigida.
Pronto se acerca la fecha, no es cosa de esperar hasta avanzado el mes de diciembre. Y lo que son las cosas, justamente hoy, pensando en eso, llegué a casa al mediodía y enchufé la tele. No recordaba que estaba sintonizada en el canal FDF, y le dí al botoncito, yéndome a la cocina a mis cosas.
Entonces sonó la canción que tanto me gustó escuchar durante tantos años. Me gustó de siempre su melodía, me gustaron prácticamente todas sus versiones (aunque me decanto por la de Raimundo Amador). La escribió Emilio Aragón. Y dice así:
"¿Quién podía imaginar
que volvería de este viaje?Será porque echaba de menos
tanto tiempo sin hablarte..."
A veces, las coincidencias llegan a asustarme...
Qué bueno el artículo sobre la pérdida de las amistades. A mí me ha ocurrido varias veces lo de perder a una parte sustancial de mi círculo de amigos y quizá, si me pusiese a hacer memoria, vería que va en ciclos de 7 años.
ResponderEliminarEstoy muy de acuerdo también con que hacemos amistades por circunstancias, que no sería nada nuevo que decir, salvo porque nos creemos que los hemos hecho por afinidades. Entonces, como con las parejas, nos intentamos convencier de todas las cosas que tenemos en común y a veces nos sentimos decepcionados sin motivo por ese intento de encajdarnos que carece de sentido.
Me encanta la sintonía de esa serie!!! La letra supongo que se refiere a la temática de cuando empezó, con el protagonista despertando de un coma...
ResponderEliminarMuy acorde al tema de las amistades que cuentas. Qué datos más desagradables de leer lo del 30%... pero qué inevitables...
Besos.
Creo que el artículo cae en una trampa gramatical cuando en el título toma "amigo" como "integrante de tu red social" son dos cenceptos muy diferentes cuyas diferencias quedan claras en el desarrollo del estudio. Por oyra parte, el títular también lleva a equívoco cuando habla de perder como absoluto, mientras que ne el último párrafo indica bienque es u cambio en esa red, no una pérdida sin regreso:
ResponderEliminar"El estudio de este investigador revela además que la red social no mengua, pese a que algunas investigaciones norteamericanas sostienen lo contrario. Sobre un periodo de siete años el tamaño promedio de la red personal promedio se mantiene estable. No obstante, durante el transcurso de siete años reemplazamos muchos miembros de nuestra red por otras personas. Sólo un 30% de nuestros amigos de conversación o los que nos echan una mano si los necesitamos estarán con nosotros siete años más tarde. Sólo el 48% de los antiguos miembros formarán parte de nuestra red al cabo de ese tiempo. Por tanto, valore los amigos que tiene, al menos por el tiempo que los tenga."
En mi opinión, mantener al 48% de las personas a lo largo de siete años, con la cantidad de movimientos que tenemos en ellos, en especial en los primeros años de ese estudio, no me parece un dato que me lleve al pesimismo.
Salu2
Ciclos, etapas, rachas... renovarse o morir!! por duro que sea, siempre hay que seguir adelante
ResponderEliminarMe apetece.
ResponderEliminarMe quedo con el segundo párrafo del comentario de la Navaja. Creo que resume casi todo a lo que he estado dando vueltas en muchas de mis entradas (lo cual me recuerda cuánto me puedo retorcer el cráneo para decir lo que ella ha mostrado en tres palabras):
Las personas, en un claro ejemplo de amor mal entendido, nos pasamos gran parte del tiempo construyendo relaciones con los demás basadas en la afinidad del mayor número posible de rasgos, de gustos, de filias y fobias, como engañándonos con la idea de que existe una especie de destino que junta a las personas en la vida como medias naranjas, como si fueran partes rotas del mismo imán.
Y ése acaba siendo el recorrido de casi todas las relaciones, tengan el nombre que tengan: Al principio, con la ceguera mejor intencionada del mundo, sólo hay semejanzas. Y no hay peor apariencia, porque día tras día van apareciendo pruebas en contra de esa ilusión, y termina por no haber ni término medio.
Y con tanto ímpetu se acaba aborreciendo como al principio se veneraba.
Si para ello hacen falta 7 años, o 3, o 5, me es indiferente, la verdad.
Saludos, y gracias por tratar el tema.
Navaja, lo que dices en tu segundo párrafo viene a ser lo que dijo Peter Ustinov, y que habré nombrado ya como tres veces en este lugar:
ResponderEliminar"No creo que los amigos sean necesariamente la gente que más te gusta, son meramente la gente que estuvo allí primero"
Ahí se deja claro que (en su opinión), no priman las afinidades ni la química sino las circunstancias que han propiciado ese encuentro.
Estuve hablando hace un ratín con un amigo que me decía que, si de buscar afinidades se tratara, fijo que encontraríamos, ya que las personas somos más parecidas entre nosotras de lo que podemos llegar a imaginar.
El sentido de meter a veces al destino o azar en este tema pienso que puede ser un mecanismo para quitar responsabilidad en caso de que no salga bien el asunto.
Cris, en la misma serie, con toda la naturalidad del mundo se iban personajes -a priori irreemplazables-, y llegaban otros nuevos, que también se convertían en imprescindibles.
Lagu, ese error gramatical al que aduces yo no creo que sea tal, sino más bien la diferente interpretación de las palabras. Un día estaba especialmente burra y escuché a mi
madre decir: "fulanita, esa amiguita tuya..." "¿perdona?, esa que fue conmigo a clase en el parvulario?" "sí, esa" "pero si solo coincidimos una vez en la vida
y fue en un aula hace mil años¡¡¡"
"bueno, pues sí, esa"
Vengo con ello a decir que hay quienes nos tomamos más a pecho ese "error", y otros que generalizan no dándole más importancia ni trascendencia.
En cuanto a que el balance "numérico" quede igual que antes de esas pérdidas, sí
viéndolo así, con ese halo de "permanencia", malo no parece, pero si piensas en personas concretas, en la esencia, para mí cualquier pérdida siempre supone un pequeño duelo, aún siendo -por lo que parece- ley de vida.
Y una vez más, cuánto me has recordado al aroma de la rosa de Shakespeare...
Mr. Blogger, ley de vida, que dije más arriba. A la fuerza ahorcan.
Espejo, eso de la ceguera, que siempre lo asociamos más al amor... creo que tienes razón. Qué bien nos saben las novedades y cuánta ilusión podemos poner en ellas, ¿verdad?
Tu último párrafo, qué negro :(.
Gracias a todos, de verdad.
Pues sí, las coincidencias a veces asustan. El domingo le decía a un amigo que me gustaría hacer un árbol genealógico de toda la gente que conozco y he conocido (con quienes tengo o he tenido un contacto mínimo, todavía por determinar) para ver cuánta gente se ha quedado en el camino. Si algún día lo hago, te mantendré informada...
ResponderEliminarEn cuanto a lo de las postales, y aprovechando el tema... ¿Sabes dónde puedo encontrar postales atípicas? Es decir, considero típicas (porque todo el mundo cuando pido postales me remite a lo mismo) o bien aquellas con la Puerta de Toledo de Ciudad Real, la Plaza Mayor de Ciudad Real, la Puerta de Santa María de Ciudad Real, Fachada del Ayuntamiento de Ciudad Real (fotos todas, por cierto, tomadas, según mis cálculos, en los ochenta...) o bien árboles de navidad, pesebres, bolas de navidad, estrellas de navidad, etc. Lo que yo busco son fotos de paisajes, fotos en blanco y negro, animales, desnudos artísticos, niños, objetos, etc. Algo más en plan fotos chulas chulas de Flickr. Hace poco descubrí Postcrossing y estoy intentando empezar, pero evidentemente me niego a mandar a Finlandia una foto de las ranas de barro de una de las fuentes del Parque de Gasset de Ciudad Real, tomada para más inri en 1983... Agradeceré cualquier pista :D
Un besazo
Holita, Mr. Lo del árbol genealógico amistil me parece tarea de chinos. Si yo, viviendo en una aldea, lo veo complicadísimo, imagino que tú, en una ciudad más o menos grande (leo en la Wikipedia que tiene como casi ocho veces más gente que la mía...), pues pues pues... no sé si darte ánimos o hacerte desistir :D
ResponderEliminarDe postales originales así a bote pronto npi. Las que yo uso las compro o bien en Correos (las de Unicef de toda la vida) o unas que venden solamente en Navidades en Aldi (sí, leíste bien, pues no sabes lo chulas que son).
Como soy curiosona por naturaleza, buscaré algo por la red y si encuentro algo que te cuadre te digo ;).