jueves, 12 de noviembre de 2009

"Suicidios" naturales


Cuando estuve en un piso de estudiantes, recuerdo que una de mis compis me sorprendió -no digo ni grata ni negativamente, simplemente me sorprendió-, con su peculiar manera de hacer de vientre. La tía se colocaba acuclillada encima del WC, así, desafiando al destino, a la gravedad, a todo, ya que, vete tú a saber si en ese momento te baja un poco la tensión, te mareas y allá que vas tú por el suelo, de morros contra las baldosas. Y todo por querer acelerar un proceso que debería bajar suave, natural y finamente sin tanta puesta en escena (y nunca mejor dicho).

Luego, como fiel seguidora a la hora de comer de la etapa de La Botica de la Abuela presentada por Txumari Alfaro -uno que había vivido en todas partes y a mí como que no me cuadraba su edad con tanto mundo; digo yo que uno de sus trucos sería el del elixir de la eterna juventud, porque si no... pues no me cuadraba, insisto-, lo ví enseñarnos otro truco para el alivio del estreñimiento, consistente en levantar ambos brazos al alto el máximo posible durante el momento C.

Até el consejo de mi compañera Laura con los brazos al alto que aconsejó Txumari, y vi un ejercicio más propio de una Pinito del Oro que de alguién con dificultad cagueril, francamente.

Luego, en la historia, se han cometido todo tipo de atrocidades, como aquella barbaridad que le hicieron a una chiquilla de nueve años tratándole de sacar al diablo por la vagina, vaciándola por dentro a palo seco, y lo que es peor, con la madre asintiendo :( (La gente está zumbada, que diría Espejo ;))

Bueno, todo esto viene por una conversación surgida esta tarde con un amigo. Quedé en que, cuando llegara a casa y pudiera investigar, le daría todos los datos referidos a un remedio risible y a saber si eficaz- que eso nunca se sabe hasta que no se prueba-, para quitar el alcoholismo en las personas. Como justamente este verano conseguí el libro de La Botica al precio de un euro en un rastro (no todo son cosas raras, también hay recetas :$), ahí rescaté esta joyita del anonimato.

Se trata del remedio de Fray Anselmo, que parece datar de 1680:

"Introducir cuatro ranas vivas en un recipiente junto a la bebida preferida de la persona a tratar: vino, cerveza, ginebra, etc. Dejar macerar durante 24 horas. Pasado este tiempo, introducir de nuevo la bebida en su botella, retirando las ranas (aquí me meto yo para decir que supongo que las ranas se retiran ya en modo cadáver).
Según este antiquísimo remedio, que ya nadie utiliza (sic), la persona que beba el brebaje macerado no notará ningún sabor especial; sin embargo, terminará aborreciendo la bebida en el término de un mes, aproximadamente"

Bueno, lo prometido es deuda, y aquí queda por escrito que de todo hay en la viña del Señor, que suele decirse.

6 comentarios:

  1. Últimamente, la cerveza me sienta peor que de costumbre, ¿me habrá hecho alguien este truco?

    ResponderEliminar
  2. ¿Es fácil encontrar cuatro ranas vivas viviendo en la capi? :P

    ResponderEliminar
  3. Yo, de pronto, he pensado en el estanque de Debod, en el malabarista ensayando bajo el árbol a nuestro lado mientras imitábamos la risa de hiena, y en Manolo Alexandre contándote la anécdota de "Fernán-González" con Paco Rabal...

    Y sí, he dejado la bebida. ;)

    ResponderEliminar
  4. Jajajajaja!

    A mí debieron colocarme las luces de neón de la Puerta del Sol, porque veía Museos del Jamón por todas las esquinas...

    Madrid merece más tiempo, todo se andará...

    ResponderEliminar
  5. ÇHay quien odia la bebida solo preparando el brebaje sin necesidad de beberlo...

    ResponderEliminar
  6. Estaba recuperando tiempo perdido y he llegado hasta aquí y me he partido de risa con tu momento C, jajaja

    Un beso

    ResponderEliminar

¿Te apetece aportar algo?