Cómo le gustaba esa chica... Esa piel blanca y suave, ese aroma que emanaba a jabón de bebé; esas falanges cortitas, de uñas rosadas. Le gustaba tanto que realmente no sabía por dónde empezar. Después de pensarlo durante dos minutos, se decidió por los dedos de los pies, había menos carne en ellos y le resultarían menos indigestos...
Sobresaliente. A pesar del título, sorprende, si bien es cierto que teniendo en cuenta la brevedad esta sorpresa llega a mitad del cuento, en "no sabía por dónde empezar".
ResponderEliminarBesos de un amante de los microrrelatos.