Rodeada de muebles de estilo clásico -no exentos de "clase", pese a distar bastante de su gusto-, se desperezó semidesnuda, lentamente, mirando hacia el único rayo de luz que entraba por la ventana a su izquierda. El color de ese rayo no era el mismo al que ella estaba acostumbrada. Claro, diferentes colores de cielo, diferentes matices de luz...
A lo lejos oyó una gaviota; definitivamente, no soñaba.
Cuando él se acercó a saludarla y la miró con sus ojos verdeazulados, ella fue consciente de que el viaje había merecido la pena.
A lo lejos oyó una gaviota; definitivamente, no soñaba.
Cuando él se acercó a saludarla y la miró con sus ojos verdeazulados, ella fue consciente de que el viaje había merecido la pena.
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