jueves, 25 de diciembre de 2008

Atando y desatando cabos

"Cada vez que eliges enfadarte debido al comportamiento de otra persona, la estás privando de su derecho de ser lo que ella escoja. Dentro de tu cabeza está la frase neurótica: "¿Por qué no eres más parecido a mi? Entonces te querría y me gustarías en vez de enfadarme. "Pero los demás no serán nunca como tú quieres que sean, todo el tiempo por lo menos.

Gran parte del tiempo las cosas y la gente serán distintas a lo que tú quisieras que fueran. Así es el mundo. Y la posibilidad de cambiarlo es nula. De modo que cada vez que optas por la rabia cuando te enfrentas con alguien o con algo que no te gusta, optas a la vez por dejarte herir o inmovilizarte de alguna manera por culpa de la realidad.

Ahora bien, eso es una tontería. Molestarse por cosas que no van a cambiar nunca. En vez de escoger la ira, puedes empezar a pensar en los demás como en seres que tienen derecho a ser diferentes a lo que tú quisieras que fueran. Puede que no te guste que así sea, pero no tienes por qué enfadarte por ello."

Wayne W. Dyer (Tus zonas erróneas, Adiós a la Ira)

Bien, hay algunos pequeños matices que hacer sobre esta acertada observación del Sr. Dyer. Si llegas al extremo de sucumbir a la ira o la pataleta, no creo que sea sólamente por alguna actitud que no te guste de la otra persona, sino más bien porque la otra persona te importa lo suficiente como para desear o esperar algo de ella que no te es dado por cualquier otra razón (por no haber correspondencia afectiva, por introversión, por falta de motivación suficiente de ella hacia ti...). Entonces, la frustración se traduce en reproches injustos e infantiles (glups).

Y así seguiríamos hasta desembocar en lo que comenté hace poco en la entrada "Amistat": todos ramificamos nuestros afectos hacia personas que los ramifican a su vez hacia otras personas, y así se constituye una red de contactos que es lo que enriquece las relaciones, propiciando que otros amigos o conocidos nos presenten a sus amigos o conocidos, que a su vez (quién sabe), pueden llegar a ser amigos nuestros algún día, o quedarse sólamente en conocidos.

Sea como fuere, captado el mensaje principal, intentemos aceptar a las personas si es que las queremos, no sea que a otras personas les suceda lo mismo con nuestros defectillos y seamos víctimas de ese trato en nuestras propias carnes (o huesos).

Digo yo que la química y el cariño deberían estar por encima de las diferencias.

5 comentarios:

  1. Sí, de acuerdo. Eso tiene mucho que ver con las que (poniéndonos pedantillos) podríamos llamar relaciones personales de "dependencia asimétrica". Que son casi todas:
    Tienes una relación con una persona, y ésta no tiene la misma idea que tú de qué es lo que estais compartiendo.
    Con lo cual, es como si en realidad no estuvieseis compartiendo casi nada...

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  2. Hola, Atravesdelespejo, he añadido mi reflexión. Tenías razón cuando echaste en falta mi aportación personal ;). Gracias por la sugerencia.

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  3. Sí, pero la parte en la que dices "intentemos aceptar a las personas si es que las queremos" a mí no me cuadra mucho. Más que nada porque suelo hacer al revés: Quiero a alguien cuando la acepto.
    Si es como tú dices, podemos querer a las personas sin haberlas aceptado como son. Se me hace raro. Intentaré explicarme mejor en un momento más inspirado.

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  4. Entonces... ¿qué opinas de la química entre personas? No hablo de la amorosa, sino la "amistil". ¿No has notado esa sensación de no tener nada en común con una persona y encontrarte cómodo y a gusto a su lado?

    No sé, tal vez no sea necesario "aceptar" el modo de ser de alguien en su totalidad, sino simplemente no tenérselo en cuenta (fíjate en el matiz, ya que no tenemos por qué aprobar comportamientos que desaprobamos moral o éticamente).

    Porque ¿hablaríamos de que "aprobar" y "aceptar" serían equivalentes?

    Es un tema muy lleno de matices, me encantaría leerte alguna entrada en la que hablaras de esa "dependencia simétrica" que has nombrado.

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  5. En cuanto recupere la salud, prometo divagar contigo. Jeje.

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